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El actor Mariano Peña, en una escena de la obra. El Norte
«La sombra de Mariano Colmenero es alargada, pero estoy encantado de que mi nombre vaya adosado al suyo»

«La sombra de Mariano Colmenero es alargada, pero estoy encantado de que mi nombre vaya adosado al suyo»

El actor Mariano Peña llega a Segovia con una comedia que habla de religión en clave de humor, pero que «no pretende herir u ofender»

a. vázquez

Segovia

Jueves, 1 de enero 1970

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Mariano Peña, onubense de 58 años, lleva desde los 15 vinculado al arte dramático. Empezó sobre las tablas de los teatros andaluces, pero ha sido la televisión la que más éxito le ha brindado por razones menos conocidas, como ser la voz de maestro Kame Sennin en 'Bola de Dragón' o del señor Wilson en 'Daniel, el travieso', y por otras mucho más mediáticas, como encarnar a Mauricio Colmenero, uno de los personajes icónicos de la serie 'Aída', y a Benito Benjumea en 'Allí abajo'. Hoy viernes llega al teatro Juan Bravo, a las 20:30 horas, con 'Obra de Dios', una comedia de Broadway de 2015.

¿Qué tal lleva lo de ser Dios por unas horas? ¿Si pudiera pediría un aumento de jornada?

Bueno… Ser Dios es bastante cansado porque es muchísima responsabilidad y todas las quejas y todas las alegrías le vienen a uno. Así que no sé yo qué decirle. En la función él dice que se siente como una centralita de los servicios de urgencias, que reciben doce millones de llamadas por minuto. ¡Doce millones de llamadas por minuto! ¡Doce millones! ¡Imagínese el caos que sería eso!... Y después, es un poco chico para todo; me lo ha mandado Dios, me lo ha quitado Dios… (risas) Entonces… es muchísima responsabilidad.

¿Por qué da tanto juego en la actualidad un libro tan antiguo como la Biblia?

Porque es el libro por antonomasia. La Biblia siempre es una referencia. Pienso que es un libro de bellas historias; creíbles o no, pero de bellas historias.

¿Cómo se puede convencer al público más creyente y más escéptico al mismo tiempo de que esta obra no pretende ser una ofensa?

Pues al público más creyente le diría que es como cuando hacen una broma sobre el Estado, sobre el gobernante de turno o sobre el padre o la madre. No quiere decir que se esté hiriendo al estatuto o a la figura, sino simplemente se trata de ver que es muy divertido, si tienes sentido del humor. Yo creo que el sentido del humor es básico para vivir y además es síntoma de inteligencia; ya lo dijo aquella canción de «la vida en serio es una tontería» Me parece muy interesante oír esas historias pero en versión humorística, con humor; las historias que todos conocemos, la historia del diluvio, la historia de Adán y Eva, del arca de Noé, de Abraham, de Isaac… Todo eso pero visto con las gafas del humor. Me parece muy sano y divertido.

No pretende herir u ofender, pero bueno, también es cierto que hay a quien le dices 'buenos días' y te responde un 'buenos los serás tú', así que contra esto no podemos hacer nada… Pero nada más lejos de nuestra intención. Y también es cierto que sí que pretende conseguir que, en vez de 'la letra con sangre entra', como decían los antiguos, 'la reflexión con humor entra'. La función trata de que la gente reflexione mientras se ríe o de que la gente se ría mientras reflexion. Ni pretendemos llegar como un elefante en una cacharrería y tirarlo todo, ni nada por el estilo; un tironcito de orejas y decir: «piensa un poco, pero ríete, sobre todo, ríete». Con una risa sana, por supuesto.

¿Tiene algún episodio de la Biblia favorito en esta 'Obra de Dios'?

Son todos divertidos pero el de Adán y Eva es muy bueno. Es grande. Es de lo mejor.

Sobre las tablas, ¿Mariano Peña siente que está más cerca de Dios o del 'sambenito' de ser un actor cómico?

Bueno, el 'sambenito' de ser un actor cómico lo llevo encima. Está en mi vida; la gente dice que soy muy gracioso, pero yo no me veo tanto. Y en las tablas de quien me siento más cerca es del público, porque en la pantalla es distinto. Pero sobre las tablas te das cuenta de cuándo el público se ríe, cuándo se calla, cuándo es un silencio duro, cuándo es un silencio de expectación… Todo eso lo percibes, lo notas y las ondas están por ahí pululando… Y es una cosa fuerte, intensa y te da vida; claro que sí.

De esto hablan mucho ustedes, los actores que se dedican más a la comedia. ¿Por qué da la sensación de que en la comedia es más fácil tocar el cielo del público que el de la crítica?

En realidad me estaba refiriendo al teatro en general. En el teatro tienes al público delante, oyes cada respiro y si el público está contigo o no. Y respecto a sla pregunta, no lo sé; no sé de dónde viene. Siempre se ha infravalorado y tenemos grandes cómicos: Juanito Navarro, Lina Morgan, los Ozores…En todos los grandes premios que dan, siempre hay más gente que ha hecho drama que actores que han hecho comedia. Como que se mira menos, que está menos valorado... y no lo entiendo. En mi opinión, es mucho más difícil hacer reír que hacer llorar; para hacer llorar pones un drama cualquiera, un dramón que todo el mundo haya tenido… y la gente pica. El humor es distinto, depende de cuándo lo cuentes, quién lo cuente, de cómo lo cuente… Sobre todo de cómo, la gente se ríe o no se ríe. Incluso el humor del público cambia de una plaza a otra y le digo más, cambia de una función a otra en la misma plaza. Me parece que el humor está infravalorado.

Y ¿le gustaría representar un papel dramático, aunque tuviese que verse las caras con el diablo?

Hombre, evidentemente, claro que sí; me encantaría. ¡Me muero por hacer un drama! Esto es como la vida misma; si tienes el pelo rubio lo tienes moreno, si tienes el pelo rizado lo quieres lacio y si lo tienes lacio lo quieres rizado. Quiero decir que siempre echas de menos lo que no tienes. Yo sé que tengo unos rasgos marcados y siempre me daban papeles de asesino, de hombre gris, hombre envidioso, que vive en la sombra… Y yo decía: 'Pero si yo tengo un sentido del humor tremendo; yo sé que lo tengo e incluso creo que tengo gracia, ¿por qué no me dan comedia?'. Pues ¡toma comedia! Y ahora es por lo que soy reconocido.

Y me encanta, me divierte muchísimo. Pero también me encanta hacer drama e incluso me apetece. Sé que es difícil… Quiero pensar que es porque en España no hay muchos grandes cómicos (risas). Yo siempre digo que la sombra de Mauricio [Colmenero, personaje de 'Aída'] es alargada y que ahí está. También aclaro que estoy encantado de haber creado un personaje que ha pasado a la historia de la televisión y de que mi nombre esté adosado al suyo. Me encanta, estoy superorgulloso. Además. es un personaje políticamente incorrecto que tenía todas las papeletas para ser de la antipatía del público y resultó todo lo contrario.

Y además con él consiguió ser considerado uno de los mejores. ¿Cómo se asume que Tamzin Townsend, directora de 'Obra de Dios', solo le quisiera a usted para este papel?

Que una directora inglesa diga que quiere que este personaje, que lo hizo Jim Parsons en Broadway, lo haga Mariano Peña, y solo Mariano Peña en España, pues me llena de orgullo. Me siento muy orgulloso y con una gratitud enorme hacia Townsend.

Seguro que los segovianos le dan un buen recibimiento.

Eso espero, que me reciban con la misma ilusión con la que vamos nosotros para ofrecerles esta función y que vayan predispuestos,con la mente abierta, con ganas de reírse. Y, de verdad, que lo sepan y que lo piensen, que no se sientan agredidos los creyentes porque no va por ahí el tema. Va para pasar un buen rato y para ver la Historia…. Bueno, suena muy grande, pero es así… para ver la historia sagrada bajo otro prisma. Simplemente es eso.

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