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Una de las paradas de la visita guiada, con varios nidos de cigüeñas en la parte alta de la iglesia. Pedro Luis Merino

Una senda entre el patrimonio y la naturaleza

EL ESPINAR ·

La visita guiada 'Las cigüeñas, nuestras vecinas de las alturas' pretende poner en valor estas aves así como la arquitectura del municipio

Berta Jiménez

Segovia

Lunes, 5 de julio 2021, 10:50

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El Ayuntamiento de El Espinar ha organizado la visita guiada 'Las cigüeñas, nuestras vecinas de las alturas', una actividad que ha sido diseñada por los profesionales del colectivo Azálvaro y el programa Tajo. Es una ruta de aproximadamente dos horas, constaba de 8 paradas, una en cada barrio de la localidad. El objetivo último es subrayar la importancia de la colonia de cigüeña blanca así como el legado arquitectónico de edad Moderna de El Espinar. Según apunta Iván Aguilera, responsable del programa Tajo y guía de la visita, durante el itinerario se combinarán explicaciones sobre la arquitectura tradicional del municipio con el avistamiento de cigüeñas. «Tanto lo uno como lo otro son relevantes y singulares de la localidad», dice, recalcando que los dos temas están conectados entre sí.

Esta visita, que estaba programada inicialmente para el 19 de junio pero se suspendió debido al mal tiempo, ya lleva varios años haciéndose y suele realizarse en este tiempo para coincidir con la época de reproducción de las cigüeñas, que se extiende desde marzo hasta junio. La idea surgió de un Trabajo de Fin de Máster de 2012 que describía un itinerario clásico con el objetivo de «dar a conocer los valores del núcleo urbano de la localidad», como explica Aguilera, por lo que aparte de hacer referencia al vínculo tradicional de esta ave con la provincia de Segovia, en la actividad se habla también del origen del nombre de las calles, del urbanismo o de la utilidad de los edificios históricos. El momento álgido en El Espinar en este sentido se produjo entre los siglos XVII y XVIII, cuando se materializó su proyecto urbanístico.

El censo del término municipal indica que actualmente hay en total 97 pollos y 67 parejas de cigüeña blanca en la zona. El responsable del programa Tajo indica que esta especie representa un tipo de paisaje agropecuario que en otros puntos ha desaparecido pero en El Espinar se mantiene. «Son indicadores de lo que es una reserva de la biosfera y de cómo se pueden compaginar los usos económicos con la biodiversidad», señala. Y «aunque las tenemos muy cercanas», Aguilera cree que muchas veces «pasan desapercibidas y no las valoramos». De hecho, explica que en 2016 se hizo una reforma en la cubierta de la iglesia de El Espinar que conllevó la retirada de más de 20 nidos y la pérdida de 10 a 20 parejas, algo que «todavía hoy se nota en la colonia» y que, dice, supuso «una mala gestión en cuanto al vínculo con estas aves».

A pesar de que las cigüeñas son aves migratorias, cada vez es más frecuente que algunos ejemplares pasen todo el invierno en la península Ibérica en lugar de viajar al Sahel, en África, hasta donde suelen desplazarse normalmente en los meses fríos recorriendo hasta 3.000 kilómetros. «Es una dinámica que ya ha sido corroborada: el hecho de tener alimento continuo en los vertederos durante todo el año hace que, esa necesidad de complementar ecosistemas, que es el trasfondo de la migración, no se dé», explica Aguilera.

Otra de las causas que puede estar detrás del decrecimiento de los procesos migratorios y que también se pone sobre la mesa durante la excursión, es el cambio climático, dado que el aumento de la temperatura media global hace que las zonas templadas del planeta ahora puedan ser cálidas incluso en invierno. Aún así, los ejemplares jóvenes siguen haciendo este trayecto migratorio, cuenta Aguilera, quien asevera que en la actividad suelen hablar además de otras amenazas para las cigüeñas, como los parques eólicos o la caza.

Las visitas guiadas que lleva a cabo este colectivo suelen tener un aforo de unas 14 personas más el monitor. «Lo que queremos es dar calidad», afirma el guía de la actividad. Por eso existen limitaciones en el número de participantes, «para que esa calidad no se pierda en la masificación», aclara. Incluso, Aguilera asegura que en algunas ocasiones han realizado actividades dirigidas a una o dos personas únicamente: «El caso es dar cabida siempre a aquellos que tengan interés. No puedes no sacar la actividad porque haya menos gente». Este año espera que la acogida sea buena y que, tras el cambio de fechas y los anteriores impedimentos, esta ruta divulgativa pueda desarrollarse con normalidad.

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