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Un hombre sale del supermercado con un carro cargado de pellet.

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Un hombre sale del supermercado con un carro cargado de pellet. Antonio Tanarro

Segovia se repliega y comienza el confinamiento

Largas colas en supermercados, calles vacías, parques precintados, supresión de autobuses... la ciudad afronta la cuarentena por el Covid-19

Quique Yuste

Segovia

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Domingo, 15 de marzo 2020, 08:14

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El de ayer no fue un sábado normal en prácticamente ningún rincón de Segovia. Y no por un tiempo con temperaturas primaverales cuando el calendario –y las previsiones meteorológicas– todavía dice que faltan días de invierno por delante, sino por la alarma generada por la expansión del Covid-19 que ha modificado los hábitos de vida de los segovianos y de la mayoría de los turistas que llegaron hasta la ciudad.

A primera hora de la mañana el centro de Segovia amagaba con un despertar normal. Algunos camiones circulaban por las calles para abastecer de productos los establecimientos hosteleros y comercios mientras los motores de los autobuses urbanos, la mayoría de ellos sin pasajeros (o con muy pocos), ponían el sonido a la ciudad hasta las tres de la tarde, hora a la que el Ayuntamiento suspendió el transporte público.

Las pocas personas que caminaban por Segovia lo hacían sin las apreturas de otros fines de semana, al igual que los que decidieron tomarse un café en alguna de las terrazas, probablemente el último que podrán disfrutar en tales condiciones en varias semanas. Las apreturas no estaban junto a los principales monumentos para hacerse una fotografía, ni en los parques, desiertos, sino en las tiendas y supermercados para hacerse con productos con los que llenar la despensa. Y para lograrlo no fueron pocos los que pensaron que lo mejor era hacerlo a primera hora de la mañana. El resultado fueron colas en algunos establecimientos como el mercado municipal de La Albuera o el centro comercial Luz de Castilla desde varios minutos antes de su apertura de puertas.

Las primeras horas con los supermercados abiertos fueron las más intensas. Cientos de personas trataban de realizar la compra a la vez. Pero además en la mayoría de los casos no se trataba de una compra normal, sino de una «para muchos días».«Hemos buscado de todo», comentó José María Sánchez tras salir junto a su familia y con dos carros repletos de productos. Pero no todos los que le gustaría. «Cuando hemos llegado ya no había patatas, arroz, harina, azúcar o papel higiénico», explicó. «Nunca nos habíamos gastado tanto dinero».

Pasadas unas horas la situación se tranquilizó en el Carrefour, salvo por las baldas vacías y el aspecto que ofrecían las tiendas situadas en el centro comercial. Muchas ni abrieron y otras, como la regentada por José Guzmán de reparación del calzado, bajaron la persiana tras la visita de miembros de Saemer (Asociación Segovia Asistencia Emergencias y Rescate Protección Civil) en la que recomendaban el cierre de sus negocios. Su presencia generó cierta incertidumbre, y más aún cuando a ella se sumó la de la Policía Nacional. «Yo en principio no voy a cerrar. Las telecomunicaciones ahora son un servicio esencial», indicó Cristina, de la tienda de Vodafone, pese a que apenas entraron clientes durante la mañana. Más nervios había en otros empleados, que incluso temían por su puesto de trabajo si echaban el cierre, y lamentaban la gestión de la situación por parte de la gerencia del centro comercial durante la mañana al limitarse únicamente a una referencia a las medidas publicadas en el Bocyl.

Como en Navidad

Menos afluencia de clientes hubo en bazares chinos. «La gente solo quiere comprar comida», dijo una de sus dueñas protegida por un plástico que separaba en la caja al dependiente de los clientes. Las farmacias, pese a ser uno de los establecimientos que tendrán permitida su apertura durante los próximos semanas, no han notado un incremento de la demanda «excesivo» durante las últimas horas. No obstante, encontrar mascarillas, geles desinfectantes, alcohol o termómetros es una misión casi imposible y los clientes que acuden lo hacen para adquirir los medicamentos que ya tienen recetados y programados o, en la mayoría de los casos, paracetamol. «Pedimos a los clientes que tengan tranquilidad porque no va a haber problemas de desabastecimiento de medicamentos», subrayó Luis Miguel de Miguel, de la farmacia de la Casa de los Picos.

Todo lo contrario se vivió en el mercado municipal de La Albuera, donde a las 8:45 horas ya había gente esperando para hacer la compra tras un viernes en el que la mayoría de los puestos estuvieron desbordados. «La gente compra sin control. Desde las once de la mañana solo nos quedan huevos», explicó Jesús Cuenca, de la pollería Toñi y Javier. En la carniceria Aníbal, las ventas del viernes y el sábado «fueron como en navidades, pero sin vender lechales», declaró Aníbal García tras unas jornadas de «caos» en las que los propios clientes discutían entre ellos. «Ha habido gente que ha comprado productos para más de una semana. Les hemos dicho que no hacía falta, que vamos a tener género. Yo ya tengo cargados los congeladores para la próxima semana», aseveró Aníbal, quien añadió que la carne guisada o picada fueron dos de los productos más demandados.

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