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Numeroso público se acercó a La Granja para disfrutar de las coplas de La Sargentada. Óscar Costa
La Sargentada evoca las condiciones «lamentables» de los soldados en 1836

La Sargentada evoca las condiciones «lamentables» de los soldados en 1836

La Sociedad Castellarnau organizó el acto conmemorativo en el que divulgan el motín con el que se instauró la Constitución de Cádiz

Álvaro Gómez

La Granja

Lunes, 13 de agosto 2018, 12:59

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La Sargentada de la Granja volvió a recordar la sublevación militar del 12 de agosto de 1836 conocida con este nombre porque fueron los sargentos y soldados quienes se amotinaron para obligar a María Cristina de Borbón, regente de su hija Isabel, a instaurar la Constitución de 1812. En su 182º aniversario, la Sociedad Castellarnau de Amigos de Valsaín, La Granja y su entorno quisieron que este año el acto girase entorno al recuerdo de las condiciones «lamentables» de vida que tenían los soldados en los cuarteles de La Granja de aquella época y que, según Pedro Heras, presidente de la sociedad, «de alguna manera propiciaron las quejas de los soldados que luego les hizo pensar en sublevarse aunque fuera para cambiar sus condiciones de vida».

Tras la introducción de Heras poniendo en contexto a los vecinos de La Granja y también a personas llegadas de otras localidades, se cantaron letras alusivas a la situación precaria de los cuarteles. Además se repartió entre los asistentes un almuerzo compuesto por un trozo de pan relleno de chorizo para que pudieran hacerse a la idea de las raciones que disponían los sargentos y soldados de La Granja que acababan de llegar del frente en la lucha contra los carlistas.

Más tarde se entonaron las canciones de la Sargentada y se nombrósargento mayor a Jesús Sanz, «un historiador que ha escrito una monografía extraordinaria» sobre este levantamiento, la única que existe. «Le otorgamos esta distinción porque ha colaborado en la difusión y en el conocimiento de la Saargentada de la Granja», aclaró Pedro Heras. A Jesús Sanz se le colocó una escarapela verde, color de la esperanza y de los constitucionalistas, como la que llevaron los sublevados y en la que pone en su interior 'Constitución o muerte'.

Semanas después de este motín, los sargentos y soldados fueron enviados al frente ante los carlistas y nunca recibieron el apoyo de caballería y artillería que se les prometió, por lo que fueron masacrados. «Nosotros preferimos obviar esta parte triste y verla únicamente como el triunfo de la gente humilde que es capaz de hacer grandes cosas», detalló Heras.

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