«Si la salud y la administración me lo permiten, prorrogaré la jubilación hasta los 70 años»
Juan Manuel Garrote, titular del centro de salud de Coca, que cumple la edad legal para retirarse en 2022, avisa del «nulo recambio» en la especialidad de familia
«Si la salud y la administración me dejan, prorrogaré hasta los 70 años». Juan Manuel Garrote tiene 64 años y, solo en la teoría, ... su jubilación se produciría en 2022. La práctica y la voluntad de este médico rural son otras. Su intención está clara: continuar al pie del cañón en el consultorio siempre que las fuerzas no flaqueen y que las políticas que gestionan los recursos humanos en la sanidad pública tengan a bien mantener el retraso del retiro profesional por cuestiones de edad.
Quien fuera secretario general de la Organización Médica Colegial regresó hace dos años a su puesto de galeno titular en el centro de salud de Coca. Treinta y seis avalan su trayectoria profesional en el ámbito de la atención sanitaria, prácticamente siempre en el medio rural, salvo una breve estancia como médico en la Residencia Asistida. Antes de Coca, se encargó de la salud de los vecinos de la zona de Nava de la Asunción y de Cantalejo. A partir de esa dilatada experiencia, que ha conciliado con otros cargos de responsabilidad dentro del colectivo profesional como su periodo al frente del Colegio Oficial de Médicos de Segovia, diagnostica que «la medicina de familia rural es la más castigada de todos los ámbitos de la medicina». «Cuando comencé en el año 1984, los médicos rurales vivían también en los pueblos y estaban 24 horas disponibles, siete días a la semana durante los 365 días del año». Entonces, las condiciones eran «muy precarias, incluso en ocasiones tenían que pagarse de su bolsillo la camilla o el fonendoscopio», recuerda Juan Manuel Garrote. Llegó un periodo hasta mediados de los años noventa en el que las administraciones decidieron apostar un poco más por la Atención Primaria, aunque el ojito derecho de sus inversiones siempre han sido los hospitales, matiza el médico segoviano. Cuando nació la especialidad de Medicina de Familia trajo consigo alguna que otra mejora, sobre todo en «la mayor capacidad de diagnóstico al irse incrementando las pruebas complementarias que se podían hacer en los centros de salud, como electrocardiografías y oftalmoscopias».-
El facultativo explica que a mediados de los años 90 «hubo un parón en la Medicina de Familia y se potenció la medicina urbana en detrimento de la rural». Desde entonces, «la falta de incentivos profesionales el encadenamiento de contratos en precario» han propinado ese castigo al que hace referencia el expresidente colegial.
A estas carencias, Garrote añade «la masiva jubilación que se espera de los médicos nacidos entre 1955 y 1960 y el nulo recambio de médicos de familia». Para el facultativo, esta situación hace que se incorporen al sistema «médicos extranjeros que no han homologado el título». «Hace falta que las administraciones piensen que la Atención Primaria es la única forma del ejercicio profesional que abarata el diagnóstico y evita el amontonamiento de pacientes en los hospitales», esgrime el galeno segoviano, quien matiza además que no se trata de un problema de escasez de médicos, sino de una errónea gestión de los recursos humanos disponibles, en consonancia con la Confederación de Sindicatos Médicos (CESM).
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