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El Paso de la Hoja y las sopas del santo caldean otro San Frutos
El guion de la tradición se repitió en la medianoche de este pasado viernes, en el que cientos de segovianos se citaron con el prodigio del patrón
La fuerza de la tradición doblegó al otoño, una vez más. Y es que el frío y la lluvia empiezan a formar parte del atrezzo ... habitual de la festividad de San Frutos. Una ambientación meteorológica asumida por los segovianos provistos de su ropa de abrigo, impermeables y paraguas para que las inclemencias no les agüen la noche en la que el santo eremita obra el prodigio del Paso de la Hoja. Las estampas de la medianoche del viernes al sábado repitieron el álbum de fotos que retrata la liturgia tan consabida como admirada y seguida. La costumbre arraigada entre la devoción y el asombro y la diversión y la solidaridad cumplió con los segovianos, lo mismo que estos lo hicieron con el rito de la Venerable Cofradía del Paso de la Hoja. Antes, los ritmos de Free Folk en el templete de música de la Plaza Mayor incitaban al respetable a entrar en calor.
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Así pues, guiados luego por las dulzainas y agolpados ante la fachada de la Puerta de San Frutos, en la fachada de la Catedral, donde se erige la imagen pétrea del patrón, aguardaron bajo la lluvia el momento en el que el libro pasa la página y descubre la ilustración que este año ha ideado y plasmado Mon Montoya. Los deseos de los segovianos están servidos. La inspiración pajarera y colorista del creador quedó revelada poco después de que las campanas repicaran el anuncio sonoro del tránsito del viernes al sábado. Fiel a su cita, el milagro desató el fervor contenido de los congregados.
Acto seguido, el interior de la Catedral acogió otro tipo de prodigio más terrenal, pero igual de creativo y efectista. El espectáculo lumínico en el interior del templo 'Luz de San Frutos, luz de fe', con el acompañamiento al órgano de Ángel Montero y Francisco Javier Santos, también provocó la admiración de los asistentes.
Mientras tanto, otro los de rituales infalibles en la noche que la ciudad de Segovia abraza a su patrón, se alargaba por la Plaza Mayor. La cola de comensales fluyó ligera hasta alcanzar los puestos de la Asociación de Cocineros, que repartió las tradicionales sopas del santo. En esta ocasión, los donativos van a parar a las causas caritativas de la organización San Vicente de Paúl.
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Y así, nutridos y caldeados, muchos de los asistentes alargaron la jarana en honor a San Frutos en los bares de la zona.
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