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Los paraguas disputan el protagonismo a las flores en el festivo de Todos los Santos
Cientos de segovianos combatieron la lluvia y acudieron a los reencuentros familiares en el cementerio para honrar a sus seres queridos
Los segovianos desafiaron ayer a la lluvia para cumplir con la tradición de honrar a sus seres queridos por el Día de Todos los Santos. ... La jornada otoñal se tiñió de gris, pues apenas salió el sol por unos segundos, y los paraguas disputaron el protagonismo a las flores en los cementerios. Sin embargo, el mal tiempo no impidió que las familias se reencontrasen a los pies de tumbas, nichos, panteones y columbarios para recordar a sus difuntos. Las pastelerías también experimentaron una gran afluencia de público interesado en disfrutar de la cara más dulce de la festividad. Los anhelados buñuelos de viento, que cada vez incorporan más sabores y experimentan mayor demanda entre la población, formaron parte de la mesa de los hogares en el momento del postre.
Las precipitaciones, que hicieron acto de presencia prácticamente durante toda la mañana en la capital, obligaron a muchas personas a aplazar su visita al cementerio. Los recurrentes chubascos y el chirimiri dejaron unos cuatro litros por metro cuadrado y al termómetro le costó rebasar los trece grados, lo que hizo que multitud de segovianos decidieran esperar a la llegada del mediodía, cuando las lluvias dieron tregua, para acudir a adecentar y poner color a las lápidas de sus seres queridos con flores, velas, lazos e incluso cartas con emotivos mensajes escritos. Entre todas ellas, había una frase que se repetía: «No te olvidamos». Hubo quien prefirió transmitir estas palabras en un rezo u oración, así como en la relectura de los emotivos epitafios.
Como sucede cada 1 de noviembre, el Santo Ángel de la Guarda cobra vida. Este recinto recibió un goteo de visitantes sobre todo a partir de las 11:00 horas, cuando estaba previsto el comienzo de la misa de difuntos, que fue oficiada por el obispo de Segovia, Jesús Vidal, y a ella asistieron autoridades, vecinos y familiares procedentes desde todos los rincones de España. La mayoría se desplazaron a este enclave de la ciudad a pie, ya que el aparcamiento en la subida al cementerio fue suprimido con el fin de «garantizar la seguridad y fluidez del tráfico en todo el entorno», según especificaron fuentes municipales. Tan solo se permitió el acceso en coche a personas con movilidad reducida o taxis. El tramo volverá a reabrirse al estacionamiento de vehículos mañana.
Es una fecha especial que discurrió tranquila y sin incidentes, donde el dolor se unió a la nostalgia y el amor. Las galerías y los paseos entre cipreses fueron escenario de lágrimas que buscaban el consuelo, pero también de sonrisas nacidas de recuerdos felices. Según avanzó el día, los senderos se fueron llenando poco a poco de asistentes con abrigos y paraguas. Muy pocos habían apurado la compra de arreglos funerarios en sus floristerías de confianza, mientras que otros decidieron adquirir coloridos ramos y centros en los puestos que cada año prestan servicio a las puertas del camposanto. El sector florista concentra buena parte de sus ventas anuales tan solo en este día, por lo que los tenderetes fueron epicentro del bullicio. Detrás de las puertas del Santo Ángel de la Guarda todo era silencio, serenidad y recogimiento.
Hay una tendencia creciente, como es la decoración de los nichos con flores artificiales de tela o plástico, lo que permite una mayor durabilidad y un ahorro de los costes. No obstante, fueron mayoritarios los arreglos naturales, que agradecieron el aporte de humedad por la lluvia. Las reuniones familiares se concentraron principalmente en los pasillos techados, aunque la muchedumbre también se hizo notar en la zona de tierra, pese a los charcos y el barro. En este sentido, ni el mal tiempo ni las malas condiciones del terreno se convirtieron en obstáculos en aras de dedicar unos minutos de añoranza por los ausentes.
Si bien es cierto que no estaba previsto el lleno en hoteles y restaurantes al no haberse prolongado la jornada festiva, fueron muchos los que aprovecharon su salida al cementerio para disfrutar posteriormente de una visita al casco histórico. El camposanto comenzó a vaciarse por la tarde, pero no sucedió lo mismo con las calles de la ciudad, donde las familias y grupos de amigos continuaron compartiendo las historias y anécdotas de sus antepasados, teniendo así muy presente la idea de que solo muere quien es olvidado.
El homenaje a la memoria de los seres queridos abarrota los pueblos
El festivo de Todos los Santos es una jornada marcada en el calendario por los habitantes de los pueblos de la provincia. Es una tradición que lleva tanto a los vecinos como a los segundos residentes y allegados a visitar cada año los cementerios para recordar a sus seres queridos. Si bien es cierto que el mal tiempo obligó a trasladar ayer multitud de celebraciones religiosas al interior de los templos, esto no evitó que cientos de personas optasen por desplazarse desde otros puntos del país para reencontrarse con sus familiares en Segovia.
Aunque solo fuera una simple visita de apenas unas horas, el arraigo que tienen muchas personas a su pasado, así como el honor que rinden a sus ancestros, se materializó en la gran afluencia que experimentaron los más de doscientos cementerios que se reparten por todo territorio. Ya estén ubicados en las localidades más pequeñas como en los municipios más poblados, todos dieron la bienvenida a visitantes que depositaron flores y rezos en los nichos y tumbas de sus seres queridos a modo de recuerdo.
La coincidencia del festivo con el sábado hizo que muchas personas optasen por regresar de las ciudades a sus municipios de origen para participar en las eucaristías y responsos en homenaje a los difuntos. En muchos casos, sobre todo en aquellas celebraciones que estaban previstas por la mañana, fue necesario trasladar los actos centrales al interior de los templos. Ejemplo de ello es Cuéllar, donde la lluvia hizo acto de presencia y obligó a oficiar la misa en la iglesia deSan Miguel cuando inicialmente estaba programada en el camposanto.
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