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Colocación de parte de la ropa donada a Cáritas. Antonio TANARRO

La pandemia provoca que baje la edad media de los solicitantes de ropa donada

Cada vez familias más jóvenes, en las que uno de sus miembros ha perdido el empleo por culpa de la crisis económica, acude a Cáritas

laura lópez

Segovia

Martes, 2 de febrero 2021, 13:00

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Cada vez familias más jóvenes, en las que a menudo uno de los miembros ha perdido el empleo en un sector afectado por la pandemia como la hostelería, acude a Cáritas en busca de ropa que ha sido donada por los vecinos y pasa así a tener una segunda vida. Los responsables del programa de prestación de ayudas en forma de ropa a personas en situación de vulnerabilidad económica han percibido cómo, a raíz de la llegada de la pandemia, ha aumentado el número de personas solicitantes y bajado la edad de los mismos. Carmen Martín es la gerente de la empresa segoviana de inserción 'Tejiendo Empleo', que pertenece a Cáritas y forma parte de Moda Re, una cooperativa que se dedica tanto a la reutilización de ropa como a su reciclaje, en pro de la sostenibilidad social, económica y medioambiental.

«Antes había gente mayor, y ahora es habitual encontrar a gente joven, desde los 20 a los 40 años, porque han perdido el empleo», señala la responsable. En lugar de un público eminentemente inmigrante, ahora es «bastante frecuente» encontrarse a familias de Segovia, sobre todo parejas con niños pequeños con algún miembro de la familia que ha perdido el trabajo por la crisis sanitaria.

«Antes, con la otra crisis, había más gente que procedía del sector de la construcción. Ahora es de la hostelería», analiza Martín, quien es la principal responsable de la Tienda Solidaria en Cáritas y del servicio de reciclaje de ropa, las dos vertientes con las que la ONG da salida a las decenas de toneladas de ropa que recogen cada mes, gracias a la recogida presencial en la sede, que ahora se realiza en la Tienda Solidaria –ubicada en la calle José Zorrilla los lunes, martes y miércoles de 11:00 a 13:00 horas– el mismo horario en que se atienden a los solicitantes y también a través de los 15 contendedores ubicados en la capital y algunos puntos de la provincia.

«Toda la ropa que se recolecta y se clasifica, bien para venderla a un precio simbólico a personas en situación de vulnerabilidad económica o, si no es apta para reusar, se recicla. En la Tienda Solidaria, durante el mismo horario en el que se recoge la ropa, se atiende, mediante cita previa, a las personas beneficiarias, que han sido previamente indicadas por las trabajadoras sociales de Cáritas.

En el establecimiento se pueden adquirir prendas por un precio que puede ir desde los 15 céntimos hasta un máximo de cinco euros. En el caso de las personas con «ingresos cero» la ropa no tiene ningún coste. Por lo demás, el funcionamiento es el de una tienda normal en tiempos de pandemia y las personas pueden elegir y probarse la prenda que quieran para llevársela a casa. «No es una limosna, nos preocupamos de que puedan comprar de manera digna», matiza Martín.

Las prendas que no sirven para volver a usarse son llevadas a reciclar. En 2020, y a pesar del «parón» durante el primer estado de alarma, se recogieron 155 contenedores, lo que permitió enviar seis camiones de reciclaje con unos 13.000 kilos cada uno. Es decir, desde junio a diciembre, se reciclaron 85,5 toneladas de ropa gracias a la colaboración de los segovianos. A pesar de las abrumadoras cifras, Martín apunta que están «por debajo de la media», ya que «Lo ideal es que lleven unos 15.000 kilos cada uno, pero aún no lo hemos conseguido», señala.

Estas prendas van a parar a plantas de reciclaje situadas en otras localidades como Tarragona o Pinto, donde se vuelven a clasificar entre las que sirven para crear fibras u otros materiales, y las que se incineran para generar electricidad: «Se trata de un ciclo cerrado», asegura Martín.

Con la llegada de la pandemia, Martín ha percibido un aumento de la demanda de ayuda, que les ha llevado a ampliar el número de asistencias a más del doble: «Antes atendíamos a tres personas al día y ahora a siete, la demanda va siendo cada vez mayor», explica la responsable. También se han notado los efectos de las últimas olas de frío, más aun si se tiene en cuenta que las personas que solicitan estas ayudas a menudo no tienen calefacción en casa, o apenas la ponen porque no pueden asumir este gasto.

Un aspecto positivo a señalar, según remarca Martín, es que, a pesar de la pandemia, «la gente sigue siendo igual de generosa». Afirma que «estamos recibiendo mucha ayuda, sobre todo ropa para niños, porque la gente es consciente de que las necesidades han aumentado». « Incluso la gente que es beneficiaria de la ropa, nos pregunta si puede traer la que se les ha quedado pequeña a sus hijos», relata Martín.

El objetivo a largo plazo es crear una tienda de ropa de segunda mano para el público general, que pueda servir para contratar a personas en riesgo de exclusión, tanto para atender al público, como para el almacén o la clasificación. La idea es que el proyecto acabe autofinanciándose con lo recaudado, pero como la empresa se creó tan sólo el año pasado, han necesito ayuda para arrancar, fundamentalmente de Cáritas.

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