La pandemia hunde el turismo de Segovia: 161 millones de pérdidas y 588.000 viajeros menos
coronavirus en la provincia ·
El varapalo es total, con pérdidas con respecto al año anterior a la covid del 70% en alojamientos y del 60% en restaurantesSolo la hostelería provincial calcula que han echado la verja de forma definitiva «en torno al 15% de los establecimientos» durante el año que ... prácticamente ha transcurrido de la pandemia del coronavirus. Las últimas medidas de la Junta de Castilla y León –que mantiene el cierre interior de los negocios, aunque permite la atención a clientes en las terrazas hasta las 21:30 horas– ni cubren las pérdidas ni consuelan a los empresarios. Eso, los bares y restaurantes; porque los locales del ocio nocturno todavía acumulan más inactividad y, por tanto, más números rojos durante estos últimos meses, sin alternativas a las que pueden agarrarse otros negocios del ramo que, por ejemplo, han apostado por el servicio de la comida a domicilio, aunque tampoco les compense por ahora para equilibrar las cuentas.
La tibia desescalada que ha dejado entrever la Administración autonómica con la apertura del cierre perimetral entre las provincias de Castilla y León es bienvenida por los alojamientos, aunque tampoco paliará los ingresos millonarios que se han dejado por el camino en el último año. El Boletín de Coyuntura Turística de la Junta traduce a números la desesperación de los empresarios segovianos dedicados a esta actividad.
Cerrados pese a la movilidad
Hoteles, hostales, pensiones, casas rurales, camping, viviendas, albergues y apartamentos turísticos ingresaron el año pasado por las estancias ofrecidas 20,5 millones de euros. En 2019, cuando ni siquiera se podía intuir la crisis sanitaria desencadenada por la pandemia, el gasto que hicieron los viajeros que se alojaron en alguno de los establecimientos de la provincia fue de 65,2 millones. Es decir, que la propia enfermedad y las restricciones adoptadas para frenar su expansión han diezmado un 70% los ingresos económicos de los alojamientos registrados por la Junta en Segovia.
No hay que olvidar, como apunta el responsable del área hotelera en la patronal Hotuse-AIHS, Enrique Cañada, que, a pesar de la última reapertura de la movilidad entre provincias de la comunidad autónoma, los hoteles que estaban cerrados por la falta de demanda, siguen así.
Los dos estados de alarma decretados por el Gobierno de la nación, el primero de ellos con un confinamiento social que se alargó cuatro meses, y las prohibiciones ordenadas por las comunidades autónomas como la castellana y leonesa o la madrileña de desplazarse entre territorios han hundido la llegada de viajeros, sobre todo extranjeros. En total, durante todo el complicado año pasado, la provincia recibió 325.616 turistas, unos 588.000 menos que el curso anterior prepandemia. Es un descenso en el contingente de viajeros del 65%, según se extrae de las estadísticas del Boletín de Coyuntura de la Junta de Castilla y León.
Este informe de la Adminstración regional recuenta el gasto turístico en los apartados de alojamiento, restaurantes, alimentación fuera del sector hostelero, ocio y cultura, desplazamientos y compras en comercios. En todos disminuye de manera ostesible. En total, los viajeros que recalaron en la provincia durante el año 2020 se gastaron 112.264.414 euros, que son cerca de 161 millones menos que los que ingresó toda la red vinculada al sector provincial el ejercicio anterior (273.024.854 euros), indican las cifras de la Junta. Es un 59% de caída en las cajas de los negocios.
Descalabro internacional
Esos mismos números oficiales ponen de relieve el descalabro del turismo internacional, que en solo doce meses pierde casi 107.000 visitantes y no llega a los 23.000 en todo el ejercicio marcado por el coronavirus a nivel mundial y por las restricciones a viajar.
Este desplome en la afluencia de viajeros, por lógica, repercute todo el entramado relacionado con el turismo. Si los alojamientos pierden el 70% de sus ingresos, los restaurantes se dejan por el camino el 60%. Las excursiones de comensales procedentes de Madrid, sobre todo en verano, cuando los desplazamientos estaban permitidos, han hecho que la sangría económica no sea tan abundante como en los hoteles y casas rurales, por ejemplo, que padecieron en abril el mes más negro por el cierre total y el confinamiento domiciliario de la ciudadanía.
En la comparativa entre los años 2019 y 2020 que se puede hacer a partir de los datos recabados por el Boletín de Coyuntura, el turismo rural sale perdiendo con respecto al sector hotelero, ya que la reducción de viajeros acogidos se eleva al 65%, con 99.000 alojados menos que el curso anterior. En los hoteles, la disminución no es baladí, ya que se sitúa en el 63%. Por su parte, las casas rurales fueron los únicos negocios que alargaron duración media de las estancias de sus inquilinos hasta superar ligeramente la barrera de los dos días.
Más plazas hoteleras
La honda crisis en la que se han visto inmersos los empresarios dedicados al turismo en contacto con la naturaleza ha propiciado que el saldo entre aperturas y cierres de negocios sea negativo. Al final de 2020 había en los registros de la Junta de Castilla y León ocho establecimientos menos que al inicio del año. Es la única provincia de la comunidad, junto con León, que arroja esta pérdida. En cuanto a las plazas que se han dejado de ofrecer en los alojamientos rurales, el Boletín de Coyuntura indica que son 78 las bajas con respecto al curso precedente.
Por el contrario, la disponibilidad de camas hoteleras ha aumentado levemente de un año a otro, a pesar de la doble crisis sanitaria y económica. Segovia acabó 2020 con 6.700 plazas hoteleras en cartera, 124 más que las existentes en 2019, lo que supone un aumento cercano al 2%.
Un espejismo en medio del desierto que está dejando tras de sí por la pandemia. La ocupación alcanzada por el conjunto de la oferta de alojamientos con los que cuenta la provincia se situó ligeramente por encima del 14% en el cómputo de los doce meses del pasado curso. En el mismo periodo de tiempo de 2019, esa cobertura media había rozó el 25%.
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