El jurista y escritor Octavio Salazar. Óscar Costa

«El mundo del Derecho es muy machista»

«Los hombres llevamos una mochila muy pesada con la que hemos sido educados», afirma el jurista y escritor Octavio Salazar

Luis Javier gonzález

Segovia

Domingo, 24 de junio 2018, 11:21

El escritor y jurista Octavio Salazar (Córdoba, 1969) ha puesto a los hombres frente al espejo de sus prejuicios. Este profesor de Derecho Constitucional ha presentado en Segovia, en las instalaciones de Espacio Extra, 'Autorretrato de un macho disidente', un libro en el que reflexiona sobre el feminismo, la homosexualidad y los roles de género. «Ojalá hubiera más hombres con presencia pública que se posicionaran por el feminismo», señala.

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–Habla de revolución masculina. ¿Por qué ese término?

–La gran transformación pendiente en las sociedades contemporáneas tiene que ver con los hombres. Los cambios deberían ser de tal calado que es una revolución, es darle la vuelta al modelo tradicional de ser un hombre, a las reglas del juego de nuestra convivencia. Hay que desmontar muchas estructuras de poder y los hombres tendríamos que desaprender muchas cosas que hemos asumido como normales. No es mero maquillaje, hay que ir a las raíces.

–Describe a hombres que son cómplices de la violencia por inacción.

–Hemos posibilitado que el patriarcado perviva porque hemos sido sus cómplices, muchas veces por silencio. Hemos dejado pasar actuaciones injustas con las mujeres o no hemos denunciado a hombres machistas de nuestro alrededor. Parte de la revolución tiene que ver con que los hombres nos posicionemos de manera clara contra esa violencia. Y esa posición es incómoda.

–¿Cómo asume el hombre el castigo social de abandonar lo que usted denomina la jaula de masculinidad competitiva y violenta?

–Inevitablemente, te conviertes en una especie de traidor con respecto al hombre hegemónico. Lo que hay que plantear es que todo ese proceso de transformación va a tener unas consecuencias positivas para nosotros. Va a ser mucho más lo que ganemos que lo que perdamos. Vamos a tener que perder necesariamente privilegios, pero vamos a ganar capacidades, habilidades y herramientas que no hemos usado por entender que eran femeninas y que un hombre de verdad no podía contar con ellas.

–Incide en que hay más mujeres en política, pero el poder real sigue siendo masculino.

–El patriarcado es una estructura de poder político, económico, mediático… Sin cambiar las estructuras no habrá una democracia paritaria porque no seremos iguales en el ejercicio del poder, no solo político. ¿Quién tiene el poder de las tecnologías? Los grandes tótems son hombres. Y esto afecta al ámbito privado. Las situaciones de violencia de género derivan de hombres que siguen entendiendo que en las relaciones de pareja ellos deben ejercer el dominio, a veces con violencia.

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–Es previsible una respuesta reaccionaria de parte del sistema.

–Y se está produciendo, muy evidente, en algunos grupos. Ante los avances femeninos, muchos hombres reaccionan colocándose a la defensiva en lugar de entender el porqué de las reivindicaciones. Se atrincheran. Estamos asistiendo a una defensa de esos privilegios que muchos hombres se van a resistir a soltar. Hay un grupo que está en una situación privilegiada y hay que bajarlo de ese púlpito. No es fácil y va a llevar mucho tiempo. A mí me preocupan mucho los adolescentes. Habría que trabajar mucho más la educación para que los chicos se replanteen esa masculinidad. Se está produciendo un divorcio entre las mujeres, que sí están avanzando, y la mayor parte de los chicos, que están desubicados. Yo voy mucho a institutos y veo que sus referentes siguen siendo machistas: el futbolista, el del reguetón, el actor violento… Y no tienen referentes de otro tipo. Ese tema me parece clave, por muchas leyes que hagas.

–Utiliza la frase «ser abuelos antes que padres».

–Yo la he vivido con mi padre. Cuando él se convierte en abuelo empieza a vivir una serie de emociones que nunca había puesto en juego. Es un ser mucho más tierno, cuidador, empático. Si lo hiciéramos antes, ganaríamos mucho.

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–¿Por qué nos cuesta tanto?

–Porque la construcción de la masculinidad siempre ha sido negando lo femenino. Ser un hombre de verdad significa no ser una mujer. No llora, no le interesan determinadas cosas, no es cuidadoso… Hemos negado toda esa dimensión que está dentro de nosotros, una parte de nosotros mismos.

–Como jurista, ¿qué muestra la decisión judicial sobre La Manada?

–El mundo del Derecho es muy machista y ha sido una herramienta de poder porque dice lo que se permite y es el que establece sanciones. La interpretación de las leyes ha estado muy lastrada por ese condicionante y creo que es urgente que en la formación de cualquier operador jurídico haya una formación especializada en materia de igualdad. También en los cuerpos de seguridad del Estado o en el personal hospitalario.

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–¿Cuánto hay de machismo en Octavio Salazar?

–Queda todavía. Todos los hombres llevamos una mochila muy pesada con la que hemos sido educados. Con mucha frecuencia repito comportamientos, gestos o palabras machistas. Siempre digo que estoy en proceso de ser feminista. La diferencia está en ser consciente de la carga que llevas e identifiques los gestos para corregirlos. Que te pongas delante del espejo y seas capaz de reconocerte como un hombre con un lastre tremendo que puede mejorar. Es importante que aceptemos que somos vulnerables, frágiles y dependientes de otros. Se nos ha educado siempre para ser independientes, los héroes de todos los relatos, y es un error tremendo. No es negativo, es nuestra naturaleza. Todos nos tenemos que cuidar unos a otros y desde ese punto de vista somos de alguna forma discapacitados, porque no se nos ha educado para hacerlo. Estamos acostumbrados a que nos cuiden y nos faltan un montón de herramientas.

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