Muertos de frío, pero en pie

Parte de la explicación de estos registros tan extremos se encuentra en la estación meteorológica, que se encuentra ubicada a una distancia aproximada de cinco kilómetros con respecto al casco urbano, en dirección sureste, y a una distancia no superior a 500 metros de una extensa zona de pinares y a una altitud de 795 metros. Su ubicación, según señalan desde Aemet, cumple con los requisitos que se establecen desde la Organización Meteorológica Mundial con respecto a los enclaves de las estaciones meteorológicas. También señala la Agencia que la temperatura registrada es representativa para una zona de tierra de pinares, y se debe matizar la información al trasladarla a la zona urbana de la localidad cuellarana.

Año tras año, invierno tras invierno, los cuellaranos sufren estos fríos, que habitualmente suelen llegar incluso a finales de noviembre y principios de diciembre, y que en esta ocasión se han trasladado a los primeros días de enero. Contra ellas luchan estos días los vecinos de la localidad, y de forma especial aquellos que, por su trabajo, tienen que estar más horas en la calle.

En la panadería Hermanos Martín Espeso no han dejado de ofrecer el servicio de reparto de pan en Cuéllar durante todo el temporal. Una de las repartidoras, Beatriz, apuntaba cómo en la jornada de ayer las calles y carreteras se encontraban ya más limpias, por lo que pudieron prescindir de las cadenas en su furgoneta de reparto, con la que ha recorrido estos días la villa. Respecto al frío, la solución para ella es abrigarse, para ello lleva dos pantalones y unas cuatro capas debajo del abrigo, por lo que «no lo noto mucho». Y además, a partir de las diez la temperatura comienza a subir, a lo que se sumó ayer el sol y «todo se agradece».

Los voluntarios de Protección Civil no han descansado durante todo el fin de semana, ayudando a paliar los efectos del temporal. Iván y Lilian aún ayer continuaban su recorrido, detectando zonas con hielo y ayudando en lo necesario. Con el vehículo de la agrupación han esparcido sal en distintas vías y han abierto caminos en lugares como las residencias de ancianos. También han realizado servicios para el centro de salud, llevando a los médicos a los lugares donde se les requería por una urgencia. Ellos llevan el frío «con calma, paciencia y bien abrigados», a lo que se suma estar en movimiento, lo que han realizado durante los últimos cinco días, por lo que «mucho frío no hemos pasado, casi incluso calor».

Durante la mañana de ayer, con pico, pala y sal, Nuria y sus compañeros de servicios municipales recorrieron numerosos puntos en su lucha contra el hielo y la nieve. Para ella, el frío se combate «con ropa térmica» y señala que en Cuéllar «ya casi estamos acostumbrados», aunque recalca que con 16 grados bajo cero «las manos se congelan». Lo mejor es el trabajo diario. Como ahora no paran, apenas notan el frío, aunque «se pasa mal, sobre todo al amanecer».