Las muertes por cáncer de pulmón en mujeres se duplican en cinco años
La incorporación femenina al tabaco ha contribuido a que la cifra de fallecimientos, 21 en 2019, iguale casi a la registrada por tumores de mama, y los neumólogos piden técnicas de diagnóstico precoz
El tópico social de que el cáncer de pulmón es cosa de hombres toca a su fin. La plena incorporación de la mujer al tabaquismo ... a finales del siglo pasado tiene su traslado en las estadísticas. El cáncer de pulmón se convierte en uno de los tumores que más mata a las mujeres, por detrás del de mama aunque con cifras muy similares, en torno a la veintena. El año pasado murieron 21 mujeres en Segovia por tumores relacionados con el pulmón, más del doble de las diez que fallecieron en 2015, según datos del observatorio de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). Todavía son más hombres a los que atrapa la enfermedad. A lo largo de 2019 murieron 55, frente a 73 hace un lustro. La cifra de diagnósticos de mujeres se mantiene estable en el último decenio, en torno a un 25% de los casos (el año pasado fueron 25 de 107 nuevas pacientes), pero la virulencia del tumor es mayor por su nexo con el tabaquismo.
Las consecuencias de la incorporación de la mujer al consumo habitual de tabaco, principalmente a partir de los años ochenta, son relativamente recientes. «Se ha empezado a notar a principios de la década pasada y ha habido una tendencia al alza desde entonces», explica Santiago Zudaire, neumólogo encargado de técnicas diagnósticas de Hospital General de Segovia. El perfil mayoritario está entre los 55 y los 70 años. Son mujeres que llevan fumando toda su vida, siguen haciéndolo –es mas normal que los hombres hayan fumado mucho y hayan dejado de hacerlo cuando son diagnosticados– y se detectan en estadios más avanzados. «Puede ser porque se cuiden menos o porque sean menos quejicas. La mujer aguanta más el dolor, concede menos importancia a sus síntomas, tiene más carga familiar y quizás acude más tarde al médico».
Un estadio avanzado es un cáncer que no es operable y su tratamiento, que no puede ser curativo, se limita a controlar la enfermedad. Cuando el tumor no llega a este punto, hay dos opciones de intervención; un primero en el que se procede a una quimioterapia para posteriormente operar; hay otro tipo de tumores que se operan en un primer momento y, en función del caso, pueden sucederse ciclos de quimioterapia. En los más avanzados, es habitual la quimioterapia, complementada a veces con radioterapia.
En los no fumadores
Zudaire relata la tipología de tumores. «La inmensa mayoría son malignos. Hay unos que son muy agresivos, pero también responden mejor a la quimioterapia; otros, el menor porcentaje, suelen aparecer en gente no fumadora y tienen unas mutaciones más específicas». El carácter maligno implica un crecimiento rápido y produce metástasis; por ejemplo, un tumor que dobla su tamaño en pocos meses.
En edades extremas –niños y ancianos– los tumores crecen más lentamente, aunque sean malignos. «A los cinco años, la supervivencia del cáncer de pulmón es prácticamente cero, en torno al 5% o 10%. Un paciente en un estadio 4–el más grave– con metástasis, puede vivir de seis a quince meses». Por ejemplo, en un estadio 1 –el más leve– el tratamiento puede ser curativo. Incluso si hay recidivas –reaparición de la enfermedad– suelen ser tratables.
Los casos de no fumadores –hasta un 20% o 30% de los casos no están relacionados con el tabaquismo– responden a diferentes factores. «Estamos expuestos a un montón de cosas y no lo sabemos. Inhalas algo, se deposita en el pulmón y eso puede producir que una célula mute». Zudaire cita factores de riesgo como la contaminación, el amianto o silicios. «Si uno ha trabajado en una cantera, tiene una probabilidad mayor de desarrollar este tipo de cáncer», detalla el especialista. Un porcentaje de estos pacientes, cercano al 15%, desarrolla unas mutaciones detectables en la biopsia que responden muy bien a la inmunoterapia, un tratamiento que el neumólogo define como «el futuro del cáncer», por ser menos agresivo y más dirigido. «Es el propio cuerpo el que ataca al tumor», sentencia.
De ahí que el diagnóstico temprano sea clave; no solo mejora ostensiblemente el pronóstico, sino que reduce el gasto sanitario. Zudaire apuesta por un 'screening', la estrategia para poder detectar una enfermedad que no presenta síntomas. «Con un factor de riesgo tan claro como el tabaquismo, nos serviría de mucho. El problema del cáncer de pulmón es que los coges en estadios avanzados. Habría que ver qué técnica utilizar».
Se trataría de un estudio a pacientes con riesgo de desarrollar un cáncer, al igual que ocurre con el de mama. En este caso, el paciente de riesgo sería aquel que consume un paquete de tabaco al día durante veinte años. Según este cálculo, también lo sería aquel que fuma dos paquetes diarios durante una década. «Este paciente tiene un riesgo mucho mayor de desarrollar un cáncer a partir de los cincuenta años».
Prueba cara y salvadora
El tipo de 'screening' está en cuestión. Por ejemplo, las mamografías o las ecografías son ideales porque no son caras y no aplican radiación. «El problema es que para cáncer de pulmón hay que hacerlo con un TAC. Emites radiación y es una prueba muy cara. Es el problema económico, pero tiene un gran coste efectivo y se salvan vidas, que es lo importante. Y diagnosticas cánceres en estadios precoces, que es para lo que sirve un 'screening'». En esencia, la prevención como método más eficaz. «Cada vez los pacientes viven más y los tratamientos son más caros. Es un ahorro efectivo a medio y largo plazo», argumenta el neumólogo.
Es habitual que muchos pacientes sean diagnosticados tarde porque el tumor es silente y no se hace presente. Los síntomas más evidentes son una tos refractaria a todo, expectorar sangre o dolores en la espalda. «El problema es que no suele dar síntomas. Y cuando los da, que son estos, es porque ya está bastante avanzado». Zudaire habla de un cáncer residual que sin el tabaquismo no tendría mayor incidencia que un pancreático. Por eso pide sensibilización. «El 'screening' ayudaría mucho, pero la prevención lo haría infinitamente más», incide.
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