¿De qué mueren los médicos?

¿Se han preguntado alguna vez de que mueren los médicos? ¿Cuál es la supervivencia de aquellos que velan por nuestra salud? Un reciente estudio retrospectivo indaga en las estadísticas para responder y describir las características demográficas, especialidades y causas de fallecimiento de los galenos que perecieron en España entre los años 2005 y 2014. Entre los objetivos buscados por los promotores de esta disección a la mortalidad en el sector está el de comparar entre cuáles son los motivos más frecuentes que están detrás de los óbitos registrados en este colectivo y las causas de muerte que son más habituales entre la población general mayor de 30 años.

El principal valor de este estudio, amén de sus conclusiones, es que es pionero. Se trata del primer informe de este tipo que se elabora en España, en el que se recaban también otras informaciones, como la esperanza de vida de estos profesionales sanitarios o cómo es esa mortalidad por tramos de edad e incluso por sexos, teniendo en cuenta la feminización creciente del gremio a partir de los años setenta.

Uno de sus autores y coordinador de la investigación es quien fuera galeno en el centro de salud de Coca, Juan Manuel Garrote, especialista en Medicina Familiar y Comunitaria, expresidente del Colegio Oficial de Médicos de Segovia y en la actualidad secretario general del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos. Junto a él firman este trabajo las doctoras Sonsoles de Castro y María Irigoyen.

El anticipo al estudio, que se presenta este martes en Madrid, arroja «datos interesantes y algunas diferencias significativas», apunta el médico segoviano. Éstas se observan, por ejemplo, cuando la investigación ahonda en las causas externas de la mortalidad de quienes ejercen la medicina. El informe detalla que esta clasificación de las defunciones se refiere a las que se producen en accidentes, suicidios o por otras circunstancias violentas, tal y como se recoge en la décima revisión de la Clasificación Internacional de Enfermedades.

«Cuando se produce un fallecimiento que se sospeche que pueda ser debido a alguna de estas causas es preceptiva la intervención judicial y la práctica de una autopsia para determina la causa y circunstancias de la muerte», aclara el estudio.

A partir de esta premisa, la investigación deduce que el 5,8% de las muertes registradas en el segmento de mujeres de entre 30 y 70 años de la población general se produce por alguna de estas causas externas. Ese porcentaje sube hasta el 8,1% cuando la lupa del análisis se concentra en ellas, las profesionales médicas. Con los hombres pasa algo similar, aunque la brecha no es tan grande. El 3,4% de los fallecimientos de varones en el cómputo global de la sociedad es por causas externas, mientras que en el caso de los médicos crece hasta el 4,4%.

«Entre las causas externas de mortalidad, la principal es el suicidio en ambas poblaciones, mientras que los accidentes de tráfico son la segunda», añaden las conclusiones a este respecto. La tercera, cuando se trata de los facultativos, es el ahogamiento.

El estudio sobre la mortalidad en la profesión médica va más allá al escudriñar en las denominadas causas externas. El suicidio y los percances de circulación «son mayores en porcentaje que en varones de la población general». Prácticamente el 29% de las defunciones de facultativos por este tipo de causas son por suicidio frente al 27,4% que suponen en la población masculina general. En cuanto a los accidentes de tráfico, acaparan el 23,2% de las muertes por causas externas en los médicos, casi tres puntos menos que la mortalidad masculina en el resto de la sociedad.

El informe destaca que las causas externas están aún más presentes en las estadísticas femeninas, por lo que «este porcentaje es mucho más acentuado» en las facultativas que en el conjunto de la población de mujeres. El suicidio está detrás de casi el 46% de las defunciones por causas externas en las profesionales médicas frente al 37,2% en el resto. Por su parte, los accidentes de tráfico suponen el 24,1% de las muertes de galenas, cerca de dos puntos y medio más que lo que representan estos fallecimientos en el resto de la mortalidad externa que padece la población femenina.

Y si se preguntan si estas personas que cuidan de nuestra salud viven más que el resto, la respuesta es sí. «La esperanza de vida es el indicador más ampliamente utilizado para realizar comparaciones sobre la incidencia de la mortalidad entre distintas poblaciones», detalla el informe. Se puede definir como el número medio de años que esperaría seguir viviendo una persona de una determinada edad en caso de mantenerse el patrón de mortalidad por edad observado en la actualidad.

La esperanza de vida es de un año más en los médicos varones respecto a la comunidad masculina de la población general, y de dos años más en las galenas respecto al resto de mujeres en su conjunto.