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Alejandro de Blas, presidente del Colegio de Odontólogos de Segovia. Óscar Costa
La mayoría de edad de los dentistas

La mayoría de edad de los dentistas

El Colegio de Odontólogos de Segovia cumple 18 años desde que se segregase del madrileño con el reto de combatir malas práxis

Luis Javier González

Segovia

Lunes, 20 de agosto 2018, 11:57

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Alejandro de Blas, de 64 años, tiene acreditados sus orígenes segovianos, pero nació en Madrid. Este médico estomatólogo, especialidad que atiende la boca y los anexos, lideró como presidente del Colegio de Odontólogos y Estomatólogos de Segovia la emancipación hace hoy 18 años del madrileño, en el que estaban radicados los profesionales segovianos en un mapa nacional que seguía la organización de las juntas militares. Una mayoría de edad marcada por los nuevos retos del sector, con la extensión de las grandes cadenas y la amenaza de estafas cono IDental. El Colegio de Odontólogos de Segovia tiene su sede en la calle Ramón y Cajal, en el número 1, en el barrio de Santo Tomás, y tiene enfrente el pequeño pulmón del Jardín Botánico, en una zona comercial y residencial revitalizada hace 40 años.

Los colegiados tienen el domicilio para las notificaciones en la calle Ramón y Cajal

España fue pionera en el sector desde una pragmática que editan los Reyes Católicos en 1492, la primera ley que define la figura del dentista. Había entonces dos tipos de dentistas, los que atendían al pueblo llano y los que atendían a los nobles, que eran los maestros. En 1905 se instaura la primera licenciatura de Odontologúa y en 1948 se crea la categoría de médico estomatólogo. A la profesión se puede acceder por ambas vías. «Mi padre era dentista y mi bisabuelo fue el médico de Otero de Herreros. Eran médicos rurales que hacían de todo, desde atender partos a sacar muelas», explica De Blas. Su padre ejerció en Madrid y él nació allí. «Yo le he visto trabajar los domingos y librar los lunes, un día a la semana para poder ir a los bancos. Y los domingos estaba a tope, porque era el día en que no tenía que trabajar ni justificar nada. A mí me gustaba la profesión, la había vivido desde pequeñito».

Arriba, vista de la acera izquierda de la calle Ramón y Cajal, sede del colegio; vista del Jardín Botánico y entrada a la calle desde Santo Tomás. Óscar Costa
Imagen principal - Arriba, vista de la acera izquierda de la calle Ramón y Cajal, sede del colegio; vista del Jardín Botánico y entrada a la calle desde Santo Tomás.
Imagen secundaria 1 - Arriba, vista de la acera izquierda de la calle Ramón y Cajal, sede del colegio; vista del Jardín Botánico y entrada a la calle desde Santo Tomás.
Imagen secundaria 2 - Arriba, vista de la acera izquierda de la calle Ramón y Cajal, sede del colegio; vista del Jardín Botánico y entrada a la calle desde Santo Tomás.

Conoció a su mujer en cuarto de carrera, la coordinadora del área de salud bocudental en Segovia, Encarnación Alonso. «Hicimos la oposición en la Escuela de Estomatología para hacernos dentistas, 150 plazas para 6.500 peronas. Eramos compañeros de clase; mismos exámenes, notas y profesores...». Pasó a la cátedra de Estomatología Médica, la relación de las enfermedades de la boca y el cuerpo. En su casa, el dicho del herrero no se cumple. Su hijo es odontólogo, su novia también es dentista y su potencial consuegro también. Eso sí, su hijo mayor es ingeniero industrial.

El Colegio de Segovia es parte de una junta provincial desde principios de los 50 del colegio de la primera región (Madrid). De Blas llegó a Segovia el 1 de agosto de 1986, una fecha que no olvida. «Era mi cumpleaños y me jodieron las vacaciones. Había muerto un compañero aquí en un accidente de coche (Faustino Escorial) y no había gente en el seguro para hacer las suplencias». Vivía entonces en Madrid y recuerda el atentado en la plaza de la Rubública Dominicana. Él vivía a 100 metros de esa plaza». Me levanté cuando escuché la explosión y vi los cadáveres, con olor a pólvora». Es alguien con matrícula en medicina forense que ha hecho autopsias a niños de tres años y ha levantado muchos cadáveres. «Y es algo que no me impacta, pero ver a chavales de 19 años asesinados... Esa fue otra de las causas para venir a Segovia».

Ya entonces era el vocal de jóvenes de la junta de Madrid y vino a Segovia como secretario del departamento segoviano. En 1990 hubo elecciones y fue nombrado presidente por compromiso. A finales de los 90 ocupaba el cargo de secretario nacional y persiguió la segregación organizativa para hacer un colegio uniprovincial, aprovechando que se habían transferido las competencias autonómicas de sanidad. «Somos autónomos, no dependemos de otros ni dar explicaciones. Tuve que pegarme con unos cuantos [ríe]. A Madrid le sentó fatal que pidiese la segregación pero yo fui con las tareas hechas, una asamblea general con mayoría absoluta de los colegiados». Hubo un cambio de presidencia que favoreció la segregación, pero Ávila sigue estando con Madrid. León y Salamanca tienen el suyo.

«La octava región (incluye a Valladolid, Burgos, Soria, Palencia, y Zamora) querían que nos incorporásemos. Antes me tocaba pedir el dinero a Madrid, cuando nos fuimos le dije que siguieran haciéndonos las cuentas un tiempo, pero ya era yo el que les pagaba a ellos. Tienes que defender tu terreno», apunta De Blas.

Entre los 25 fundadores del 20 de agosto de 2000 había un grupo de mayores, ya fallecidos, como Julio Herrero, Enrique Casas, Alfonso Zorrilla o Antonio Llorente (Saroni). También estaban Anselmo Mesa, María Jesús Provencio, Ana Sanjosé o César Hernández. De Blas dejó de ser tesorero nacional y se convirtió en el primer, y a la postre único, presidente del colegio. «Anselmo (secretario) y yo lo llevamos desde entonces, peo nadie quiere. No cobras un duro y no todo el mundo quiere dedicar su tiempo». A su vez, su mujer y él crearon su clínica en 1986 en la calle Ramón y Cajal, que a la postre sirve de sede artificial para el colegio.

«Antes los dentistas no trabajaban en el seguro, eran cupos de dos horas y media y, aunque te daba en sueldo, empezó como algo social». Su mujer obtuvo entonces una directiva europea para la prevención de la salud bucodental para niños de 6 a 14 años. «En un año conseguimos bajar el índice de caries en un 40%». Atendían a toda la capital, unos 14.000 niños.

¿Cómo llegamos a la sobrepoblación de dentistas en España? Porque la Organización Mundial de la Salud recomienza un dentista por cada 2.800 personas y en España la ratio baja a la mitad: «A finales de los 80 había el mito de que los dentistas en España eran pocos, malos y caros. Cosa que no es verdad. Trajeron a un montón de dentistas de Sudamérica, sobre todo argentinos. A eso se unen las universidades privadas y el negocio de la sanidad privada. España es ahora mismo el primer productor europeo de dentistas. Hay paro, pero se van fuera. La formación aquí es muy buena porque detrás subyace el MIR, el mejor sistema de formación médica», asegura.

Décadas atrás, los estudiantes se tenían que buscar a los pacientes para las prácticas: era gratuito y había un profesor detrás. «Todo gran cirujano ha operado su primer apéndice. Cuando estos chicos salen y no tienen dinero para un máster o alguien con quien empezar, van donde pueden». Aquí, explica, entran las cadenas policlínicas. «Puedes ganar dinero como dentista, pero no jugar con la salud. Eso se traduce haciendo sobretratamientos a los pacientes. Si vas a trabajar con un empresario que se centra en la rentabilidad, tienes que hacer un empaste cada cuarto de hora», valora De Blas, convencido de ir al dentista de confianza. «Yo prohibiría toda la publicidad sanitaria».

Estafas

Este madrileño habla de Idental como la mayor estafa dental que ha habido en el mundo, con más de 250.000 afectados. «Está muy bien pensado. Lo vende como clínicas con corazón, se basa en la financiación, para que los bancos y las financieras trinquen, y te bajan un presupuesto de 35.000 a 5.000, cuando en otra clínica igual son 5.500. La financiación acaba con esa diferencia. Y te hacen la estafa». Los colegiados de Segovia ya han atendido a alguno de las decenas de afectados en la provincia. «Hemos visto gente sin quitar los puntos, con los colmillos puestos pero sin prótesis, con prótesis provisionales que se han partido al mes y medio...».

El enfoque era hacia personas con pocos recursos, pero el perfil es muy extenso. «Algunos iban a arreglarse un diente y salían con el 'all on four', una técnica en la que se quitan los pocos dientes que quedan y pones cuatro implantes para ajustar una dentadura postiza. Eso es generalizado y cada paciente necesita un tratamiento específico». En Almería, Sanidad ha recomendado que todos los pacientes se hagan prueba de Sida y hepatitis. «Y eso va a ser extensible a todos los pacientes. Yo lo aconsejaría, porque no estoy seguro si han esterilizado los materiales», comenta De Blas.

¿Qué puede hacer el colegio al respecto? «Es muy difícil demostrar la mala praxis y a los pacientes les ponían muchos problemas para conseguirlas historias médicas. Habrá más de una treintena de denuncias». Sanidad y Policía tienen en su poder las historias y el caso está en manos de la Audiencia Nacional, con el Consejo General de Dentistas está como acusación particular. «El colegio no tiene capacidad sobre la valoración económica de ningún caso, solo entramos en la deontología. De los más de 20 dentistas que trabajaban aquí, solo dos estaban colegiados en Segovia. Una portuguesa y un italiano. La portuguesa se pidió la baja, se fue a su país y dijo que no quería saber nada. El italiano ha desaparecido. Sobre el resto, yo no tengo ningún poder coercitivo porque no son administrados míos. Es el problema de la colegiación única. Si se demuestra que ha habido mala praxis, se les sancionará».

En Santo Tomás

Apunta a que el segoviano es el único colegio en España con sede «en la nube» para los 58 colegiados. «Cuando creamos el colegio éramos 25 y no teníamos dinero para tener una sede. Así que decidimos guardar nosotros las cosas. Con el tiempo hemos sido más y tenemos la sede en mi consulta para recibir las notificaciones y un apartado de correos. También en la clínica del secretario». La sede a efectos de correo está en la calle Ramón y Cajal.

Su consulta es un local de la urbanización Mefave (médicos, farmacéuticos y veterinarios), una cooperativa de los años 80 para comprar las viviendas a un mejor precio. «Diría que en estos 32 años no ha cambiado nada. Cuando vine a Segovia me dijeron que abriera en el centro, pero aquí no había dentistas y estaba el ambulatorio». El dentista habla de una zona más envejecida y agradece las vistas, pues desde la ventana contempla el JardínBotánico: «Es mucho más agradable ver un árbol que no un bloque de cemento; con salvar uno de granito de 2.000 años ya vale», apostilla.

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