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Manolo de Frutos, alcalde de Valtiendas.

El hijo del boticario y la maestra, en el pueblo del vino

UN JULIO DIFERENTE ·

Manolo de Frutos ha terminado de regidor en su municipio segoviano de Valtiendas, de 80 habitantes, que multiplica su población en verano «porque la gente tiene 'mono' de venir»

Jaime Rojas

Valladolid

Domingo, 26 de julio 2020, 10:04

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Tengo siete-cero, 70 años», contesta a la clásica indiscreción de preguntar la edad. Vallisoletano de nacimiento –«mi madre tenía miedo de parir en el pueblo»–, pero con el corazón en la localidad segoviana de Valtiendas, Manolo de Frutos Gordo es hijo de la maestra y el boticario y sus hermanos sí nacieron en el pueblo, que comenzó su lenta agonía demográfica, como otros muchos, después de la Guerra Civil. Y de un millar de habitantes de entonces pasó a los 80 empadronados de hoy, en una tierra famosa por su vino, limítrofe con la Denominación de Origen Ribera del Duero.

Manolo es el alcalde desde hace dos mandatos de un municipio con tres núcleos habitados y en el que están acostumbrados a la explosión de visitantes en verano, con la vuelta a sus raíces de los hijos del pueblo. «Es probable que lleguemos a las quinientas personas y este año más porque la gente no parece muy dispuesta a ir a la playa, dada la situación», explica para añadir que «la gente tiene mucho 'mono' de venir a la casa del pueblo».

El bicho, dentro de lo que puede ser, ha sido condescendiente con Valtiendas; pocos casos, en contraposición a la localidad vecina y más poblada, Sacramenia. «No ha sido por el virus, pero hemos sufrido la muerte de José Antonio, de 50 años y uno de los más jóvenes empadronados de un pueblo envejecido», cuenta emocionado el regidor al tiempo que describe al fallecido, albañil de profesión y con dos hijos, «como una persona participativa, al que recuerdo con el bombo durante las fiestas».

Recuerdos de los veranos en Valtiendas que eran muy diferentes al que vivimos. «Es evidente que las tradiciones se pierden, como rondar o la siega», evoca Manolo de Frutos quien asegura que «la modernización del campo ha cambiado la forma de vivir y las fiestas veraniegas».

Sus estudios en Ingenería en Palencia, después de pasar por un internado de Maristas en Valladolid, le permitieron ocuparse de las fincas familiares en el pueblo, en una zona de cereal y de valoradas viñas. «Anécdotas hay a cientos en todos estos años y me preocupa que esta vez todo sea un funeral más que una fiesta», vaticina pesimista Manolo de Frutos, «porque no auguro nada bueno».

El alcalde, junto a otros de los municipios de la comarca, aplicará un protocolo «para que todo el mundo se comporte, porque muchas veces quienes disponen de segunda residencia exigen, sin darse cuenta que tenemos los recursos limitados y que el Ayuntamiento realiza un gran esfuerzo para atender a todos». «Espero que se respeten las medidas de seguridad y que no salte la liebre y que tengamos de nuevo que confinarnos», advierte para intuir «un verano atípico, en el que no puedo estar de policía».

«Andar por el campo, en una zona tan bonita, es una posibilidad por que se puede optar y recuperar así los veranos de hace años, en los que no había tanta actividad organizada», señala

Las fiestas serán también diferentes. La asociación cultural del pueblo tendrá que reinventarse para sus actividades, entre ellas la semana cultural de principios agosto. Y la vista también está puesta en un hecho único y clave en la vida de ocio y social de Valtiendas: la fiesta de la vendimia. El horizonte es finales de septiembre, en el ocaso del verano y comienzo del otoño.

Tierra como es de vino, sus seis bodegas conforman la Denominación de Origen vinícola más pequeña de las que proliferan en Castilla y León. Hermana menor de la Ribera del Duero, el acto en la Plaza Mayor con la pisada de las uvas y la elaboración del primer mosto reúne a centenares de personas en torno al pregón y las casetas que se instalan para catar los productos de la zona, con el vino como protagonista.

«No veo claro que se pueda celebrar, porque concentra a mucha gente y a día de hoy todo indica que no va a ser posible», lamenta el alcalde.

Manolo, el hijo de la maestra Doña Goya, por cuyas manos pasaron tres generaciones de escolares, y del boticario quiere que su tierra tan ligada al vino viva este verano tan particular con el ánimo de disfrutar del pueblo.

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