Consulta la portada de El Norte de Castilla
Miguel Clemente, en su taller de reparación de calzado de la calle San Juan. Antonio de Torre

El futuro incierto de los zapateros

Solo una decena de negocios en Segovia se dedican a la reparación de calzado, un oficio que lamenta la falta de relevo generacional

Lunes, 3 de noviembre 2025, 16:38

Las compras a través de internet sitúan en una situación muy complicada al comercio tradicional, por lo que cabe resaltar la labor que aún desarrollan ... los oficios tradicionales como el del zapatero. Segovia capital cuenta con menos de una decena de establecimientos que se dedican a la reparación del calzado. En los últimos años, han cerrado varios por jubilación y alguno ha decidido reconvertir el servicio para centrarse en otras vías de negocio.

Publicidad

Miguel Clemente es la tercera generación de zapateros en su familia. El taller de reparación que regenta, ubicado en la calle San Juan, cumplirá cien años en breve. Su abuelo abrió el comercio en 1930 después de haber trabajado en una tienda de la Calle Real que hacían zapatos a medida, 'Calzados La Gloria'. Luego, fue el padre de Miguel quien continuó el legado. Ahora, su hijo cumple 40 años al frente.

Detrás del mostrador tiene una larga lista con todo tipo de calzado para reparar, desde zapatos de vestir hasta sandalias, botas o deportivas. Muchos son de clientes habituales a los que conoce desde hace décadas, pero también hay demanda esporádica que va rotando. Este establecimiento está situado en una de las principales vías de acceso al casco histórico, lo que propicia que empleados que tienen su puesto de trabajo en la zona aprovechen el camino de entrada a la jornada laboral para dejarle los zapatos que necesitan una reparación.

El traslado de la mayor parte de los trabajadores de los juzgados a Nueva Segovia y del Colegio Concepcionistas a La Lastrilla ha provocado que muchas personas ya no pasen habitualmente por delante del escaparate de Miguel Clemente. Pero el zapatero no es pesimista, ya que «aunque se pueden perder clientes por el cambio de recorrido, pueden venir otras personas que empiecen a pasar por aquí por otras circunstancias; en ese aspecto no tengo queja». Ha estrechado lazos de amistad con algunos de los usuarios. Tanto es así que algunos que se han marchado a vivir a Madrid, cuando se acercan por la ciudad algún fin de semana, siguen llevando el calzado a reparar a su negocio.

Publicidad

«Hay gente para todo, los que nunca arreglan las cosas porque prefieren comprar otras nuevas o los que lo llevan a reparar»

Miguel Clemente

Zapatero segoviano

El perfil de cliente que acude al taller es variado. Clemente destaca que «no hay una edad determinada ya que vienen desde jóvenes a mayores, incluso personas con dificultades para caminar que necesitan un alza o una plantilla interior, por lo que puede decirse que hay un poco de todo». En cuanto a las reparaciones que lleva a cabo, abarcan desde la reposición de las habituales suelas y tapas del zapato, hasta las deportivas. El zapatero manifiesta que «como actualmente ha aumentado el calzado deportivo, hay mucha gente que lo lleva a arreglar porque les ha costado un dinero».

La entrada de calzado de baja calidad a precios reducidos inicialmente podría suponer una merma para este tipo de negocios, pero «hay gente para todo, los que nunca arreglan las cosas porque prefieren comprar otras nuevas o los que lo llevan a reparar». En este sentido, deja claro que «cuando alguien viene con un zapato que no merece la pena arreglarlo, soy el primero que me gusta desengañarles, advertirles de que no les va a compensar, ya sea porque no va a quedar bien o porque el coste se les dispara».

Publicidad

En la calle José Zorrilla se encuentra otro de los pocos establecimientos que quedan en Segovia para la reparación del calzado, aunque en este caso el comercio tiene una doble vertiente, ya que también se dedica a la venta. La zapatería Sombría Montarelo lleva cuatro décadas dando servicio a los vecinos. En un primer momento, estaba en la avenida del Obispo Quesada.

Luis Ángel García Sombría recuerda que en los últimos tiempos «la gente repara menos que antes, ya que anteriormente se daba un valor añadido, los zapatos duraban más en el tiempo, mientras que ahora hay mucho quita y pon, en gran parte porque con la calidad que tienen no se pueden arreglar». El departamento de reparación de calzado está situado al fondo de la tienda. Hasta este lugar acuden personas de diferentes edades, pues «además de los clientes de toda la vida, suelen venir chavales de la universidad a quienes se les ha despegado el calzado».

Publicidad

Hay variedad de público para uno y otro servicio. En el caso de la reparación, García Sombría incide en «la fidelidad del público que va al zapatero de toda la vida, porque nos conoce y suele volver». Sobre el futuro de estos negocios no es muy optimista. «Cuando alguien se jubila, nadie se queda con ese puesto, no hay reemplazo; lo mismo sucede en otras ciudades, Madrid sin ir más lejos, donde los talleres que se cierran ya no se vuelven a abrir».

Esta situación considera que «no afecta solo a los zapateros sino a los oficios en general, como pasa con los tapiceros, los guarnicioneros, incluso en la construcción». Como ponen de manifiesto los datos estadísticos del nivel formativo de la juventud española, García Sombría destaca que «hay gente joven muy bien preparada, pero los oficios tradicionales tienen menos tirón para ellos».

Este contenido es exclusivo para suscriptores

3€ primer mes

Publicidad