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Las llamas han estado de nuevo muy cerca de algunas viviendas que forman parte del casco urbano de Encinillas. En concreto, rozaron una zona de chalés, aunque por suerte no llegaron a afectar a las residencias. Lo que sí provocaron fue un susto y el sobresalto de los vecinos en la calurosa tarde dominical. Lo peor es que no es la primera vez que un incendio arrasa los alrededores de este municipio, recuerda el alcalde, Fernando Velasco. El regidor hace memoria y no tiene que retrotraerse muy atrás en el tiempo. En mayo de 2017, el fuego devoró dos pajares situados en una calle de la localidad. En julio de 2015, las llamas también arrasaron terreno en uno de los primeros forestales de aquel verano de hace cuatro años. En 2007, fueron 226 hectáreas las asoladas por el fuego.
Velasco relata que habrá que investigar las causas que han originado este nuevo suceso. En un principio, el principio del foco se sitúa cerca de una casa rural ligeramente apartada del núcleo urbano municipio, comenta el alcalde de Encinillas. Primero los vecinos y luego los bomberos desplazados de la capital, junto a un agente medioambiental y un helicóptero lograron controlar el incendio, cuya perimetración se estaba realizando a primera hora de la noche de este domingo.
Si bien el viento no soplaba con la fuerza de los últimos días, el frente de las llamas «se extendió muy rápido y cruzó el arroyo en dirección hacia el norte». Fernando Velasco cree que a la veloz propagación del fuego en un terreno en el que había sembrado cereral responde a que «está todo muy seco y prende muy rápido».
Las llamas llegaron también a una zona de arbolado en la que destruyeron varios ejemplares. El máximo responsable municipal de Encinillas descarta que la causa del incendio haya la sido la imprudencia en la realización de labores agrícolas con las adversas condiciones meteorológicas que se están produciendo estos días. «No se ha visto a ninguna cosechadora», asevera. Sin embargo, el alcalde advierte de que a pesar de los avisos, hay profesionales del campo que «se saltan a la torera la prohibición de segar», con el consiguiente riesgo que supone si salta una chispa o si se produce una avería en la maquinaria. «No somos conscientes del todo», se lamenta Fernando Velasco.
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