
Ver 49 fotos
Flores, manteles y banquetes en plena naturaleza por el Picnic Day
Multitud de segovianos conquistaron la hierba con sus manteles para disfrutar de la novedosa propuesta al aire libre
Es un plan que para muchos supuso un auténtico viaje de regreso a la niñez, a los momentos en familia o a los largos ratos de risas y sosiego que llevaban años sin vivir ni recordar. El Picnic Day fue tan solo una excusa para que multitud de segovianos decidieran lanzarse este sábado a conquistar la hierba, manta en mano. El agradable clima veraniego acompañó durante toda la jornada, aunque obligó a los asistentes a resguardarse del sol en las horas centrales, cuando se superaron los 30 grados. No fue una tarea difícil gracias al pintoresco enclave en el que se celebró el evento: bajo la sombra de los árboles de la Alameda de la Fuencisla e, incluso, en la fresca pradera de San Marcos.
El despliegue de los puestos artesanos y gastronómicos en este escenario comenzó cuando apenas habían salido los primeros rayos de sol, lo que obligó a efectuar cortes en el tráfico en el tramo que va desde el cruce de la Cuesta de los Hoyos hasta la subida hacia Zamarramala desde las 7:00 horas y a poner en marcha un servicio de autobuses lanzadera desde el Acueducto para facilitar el acceso. Este fue el medio de transporte empleado por decenas de curiosos, desde los más pequeños hasta los mayores, que poco a poco fueron llegando a las diferentes explanadas que acogían el festival con el objetivo de dedicar buena parte de su fin de semana a vivir una experiencia gastronómica al aire libre y en plena naturaleza.
La mayor afluencia se produjo por la tarde, en los instantes previos al comienzo de los espectáculos de drones
La mayor afluencia se produjo en los instantes previos al inicio de los talleres —de creación de jabones, bisutería o muñecos de trapo—, los juegos infantiles o las catas de miel, cerveza o tarta de queso; y sobre todo por la tarde, coincidiendo con la caída del sol y la cercanía de los espectáculos de drones.
Una de las actividades que fue acogida con mayor emoción y gozó de gran atractivo entre el público fue el concurso de montaje de picnics por parte de aficionados y profesionales. Los participantes en el certamen acudieron con todo tipo de decoración en busca de impresionar a los viandantes, incluidas bicicletas, pacas de paja, herramientas de labranza o un pequeño tractor.
Las propuestas se diseñaron e instalaron con mimo en la zona de pradera más próxima a la calle San Marcos y a los puestos de comida. Los aspirantes a llevarse un premio de 500 euros pudieron desarrollar su picnic en una superficie de nueve metros cuadrados y, entre todos, sumaron una gran variedad de temáticas. Desde las más austeras y campestres hasta las más recargadas y románticas, propias incluso de la era victoriana. La estampa que se observó fue de película en muchos casos. No faltaron las cestas de mimbre, la vajilla de porcelana, cojines bordados, flores silvestres, botijos, copas de cristal e incluso jarras de barro entre los ejemplos más creativos.
Muestras de talento
Muchos de los montajes se asemejaban a obras de arte, estaban inspirados en otras épocas e incluso servían para realizar un homenaje al legado transmitido de abuelos a nietos. No hay que olvidar los platos que formaban el menú, donde predominaron coloridos bodegones de frutas, tablas de quesos o un amplio catálogo de postres. Pero también las empanadas, aceitunas y tortillas de patata. La identidad segoviana estuvo muy presente. Una pareja de concursantes —ganadores del certamen— se atrevió a vestir indumentaria tradicional e invitar a la degustación de chorizo de Cantimpalos o los tradicionales florones.

Ver 38 fotos
Si para algunos de los grupos la preparación de un picnic era algo completamente nuevo, otros ya sumaban varios años de experiencia. La veteranía se tradujo en la extensión de amplios puestos con sillas y mesas de jardín, que fue la opción más popular entre aquellos que prefirieron estar más cómodos y no sentarse directamente sobre el césped. Estos se repartieron fundamentalmente por la Alameda de la Fuencisla, que a lo largo de todo el año acoge numerosos cumpleaños, encuentros familiares o paelladas populares. La pradera situada a los pies del Alcázar de Segovia, un lugar icónico al tratarse de un mirador con vistas privilegiadas, se dedicó en exclusiva a aquellos ciudadanos que habían comprado el 'kit-picnic', consistente en un mantel y lotes de bebida.
Hubo tiempo para las risas, los brindis, las conversaciones a media voz, los juegos de cartas e incluso alguna siesta. Todo ello sirvió para amenizar la espera hasta la llegada de la noche, cuando estaban previstos dos espectáculos de drones, los cuales sobrevolaron el Alcázar y convirtieron el cielo segoviano en un lienzo iluminado. El primero de los pases previstos tenía una temática relacionada con el océano, mientras que el segundo consistía en un viaje espacial.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.