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Una expulsión y un regalo defensivo, la fórmula de tantas derrotas de la Gimnástica Segoviana, brindaron a la novena su primer triunfo de 2025. Esta ... vez las circunstancias sonrieron y los de Ramsés Gil tuvieron el cuajo para aprovecharlas y propinar al equipo más en racha de la Primera RFEF su primera derrota del año. Dos flechas cruzadas que chocaron y se rompieron, para alivio azulgrana, que deja al fin en el retrovisor una secuencia funesta de siete derrotas en ocho partidos y mira el futuro con optimismo, aunque siga en puestos de descenso. El templo de Lezama asistió a su resurrección.
Bilbao Athletic
Gastesi, Jon de Luis, Rego, Iker Varela, Gerenabarrena, Ibai Sanz, Ibón Sánchez, Olabarrieta, Izagirre, Eneko Aguilar y Johaneko.
1
-
2
Segoviana
Oliva, Silva, Abel Pascual, Sergi Molina, Marcel Céspedes, De la Mata, Fer Llorente, Berlanga, Hugo Díaz, Javi Borrego y Josh Farrell.
Cambios Bilbao Athletic: Mikel Santos por Iker Varela (min. 17), Duñabeitia por Johaneko (min. 46), Eneko Ebro por Jon de Luis (min. 46) y Asier Hierro por Ibai Sanz (min. 63)
.Cambios Segoviana: Álex Maroto por Javi Borrego (min. 24), Diego Gómez por Berlanga (min. 75), Manu por Hugo Díaz (min. 75), Astray por Farrell (min. 75) y David López por Sergi Molina (min. 80).
Goles: 0-1 Josh Farrell (min. 42), 1-1 Olabarrieta, de penalti. (min. 45+3) y 1-2 Hugo Díaz (min. 68).
Árbitro: Manuel Pozueta Rodríguez (Cantabria). Amonestó con amarilla a Gerenabarrena por el Athletic, a López y Abel por la Sego, y con roja directa al local Gastesi.
Otros datos: Lezama (Bilbao)
Huir de Segovia no permitió a los azulgranas huir de la borrasca. Y no es su primer diluvio, tras los de Cáceres e Irún. Eso sí, el césped de Lezama es una garantía. Lo que en aquellos terrenos hubiera sido una piscina fue un partido ordinario que los visitantes discutieron en la presión como herramienta ofensiva y defensiva al mismo tiempo, pues el rival acumulaba piezas en el último tercio de campo como si jugara al parchís. Un choque de ideas con una pieza clave, Rego, el pivote del Bilbao Athletic, que resolvía con un gesto de muchos quilates la presión de Borrego, que terminó en el césped doliéndose de un mal apoyo en la rodilla.
La siguiente vez que el charro yacía en el verde fue por un dolor distinto: la media patada de Gastesi, el portero que salió con un punto de imprudencia al despeje y se lo llevó por delante. Una roja poco discutible que obligaba al cuadro local a quitar a Iker Varela para sacar al portero suplente, Mikel Santos, que veía cómo el remate-despeje de Abel, canterano rojiblanco, se perdía por encima de su larguero. Entre una cosa y la otra, Borrego se venció una tercera vez ya solo para dar tiempo a la entrada de Maroto: el tercer capitán también entregaba el brazalete.
No notó en exceso la inferioridad el Athletic, que se buscaba las habichuelas por la banda derecha con un demonio como Olabarrieta, con dos piernas, como demostró a las primeras de cambio, buscando el segundo palo con el exterior de la izquierda, el interior de la derecha y un tiro raso que intentó embocar de tacón Ibón Sánchez. Las alarmas se encendieron en un balón suelto en área que no supieron gestionar ni Céspedes ni Molina, así que lo remató de primeras Ibai Sanz con un tiro cruzado. Oliva apagó el incendio tirándose con la mano izquierda dura.
Como suele ocurrir en los diluvios, el gol llegó en un verso libre y lo generó el mejor escribano segoviano de un 2025 lleno de borrones. Juan de la Mata sirvió un balón atinado desde el balcón del área a Maroto, que prolongó de cabeza su primera asistencia en Primera RFEF para que Farrell embocase un gol terapéutico. O esa era la idea. Pero la primera ventaja de este año aciago, nueve partidos después, duró tres minutos. Maroto concedió una falta algo inocente en el balcón del área que desembocó en un tiro de Olabarrieta. El larguero lo repelió a córner –el árbitro entendió que con la ayuda de Oliva– y la reanudación desembocó en un torpe penalti de Berlanga, por agarrar la camiseta de Eneko Aguilar, que perseguía un balón que se alejaba de la portería de Oliva. Más allá de la intensidad del agarrón, la imagen de un brazo extendido y una camiseta de por medio fue suficiente para señalar los once metros. Olabarrieta resolvió son suficiencia y puso las tablas al descanso.
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El Bilbao Athletic se protegió cambiando a un lateral derecho por un central y sumando a Duñabeitia, que no tardó en subir las pulsaciones azulgranas al engatillar de primeras un balón suelto en el balcón del área tras un resbalón de Maroto. Así se desquitó de una primera parte cubierto entre mantas, como el banquillo visitante, mientras Ramsés renunció al atrevimiento del pantalón corto y volvió de vestuarios con chandal y plumas. La Sego adelantó su dibujo, desde los laterales a la presión, con Hugo Díaz y Farrell persiguiendo un corte providencial mientras los locales no rifaban nada. Pese a la inferioridad, fueron los rojiblancos quienes rozaron el gol en otro tiro del recién incorporado, que se giró en un suspiro en el punto de penalti y convirtió un córner que los visitantes no acababan de despejar en un misil raso que Oliva, con la visión justa y mucho tráfico, sacó abajo con enorme mérito, respondiendo a sus fallos ante el Ourense con un partido impecable.
Gracias a él llegó el 1-2, en otra acción caída del cielo. Fue un balón servido por Silva que la defensa despejó, contra todos los cánones, hacia atrás en vez de dejarla ir mansa por línea de fondo. El rechace lo cazó de primeras Hugo Díaz para celebrar con la fiel delegación de aficionados gimnásticos. La ventaja era mínima y tocó sufrir en el juego aéreo hasta el último minuto del descuento, hasta el remate a bocajarro de Ebro. Pero hubo final feliz. Adiós, flecha, que vaya bien.
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