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Benito Ramos, en el centro, rodeado de sus vecinos, durante la fiesta de cumpleaños. El Norte
Los espléndidos cien años del tío Benito de Casla

Los espléndidos cien años del tío Benito de Casla

Muy querido en la localidad, ha sido pastor trashumante y alcalde del pueblo

M. P. R.

Segovia

Viernes, 9 de noviembre 2018, 12:02

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Que se cumplan cien años siempre es un hito; pero más hito es que se cumplan en perfecto estado de salud. Es el caso de este vecino de Casla que ya ha vivido un completo, periodo en el que ha habido dos guerras mundiales, una guerra civil, una dictadura de casi cuarenta años y tres reyes. Se trata de Benito Ramos García, pastor trashumante, exalcalde de Casla y vecino querido por todos.

Benito nació en una familia de siete hermanos y es el último de aquellos «siete magníficos», como le gusta decir. Con motivo de su cumpleaños, su familia organizó una gran fiesta que fue toda una sorpresa para él. Allí estaban sus dos hijas, sus yernos, sus cuatro nietos con sus cónyuges, y sus nueve biznietos. Que estuviera emocionado es poco, máxime cuando también acudieron todos sus sobrinos, que son muchos, y también los familiares de la que fuera su esposa, María.

Además de una caldereta riquísima, y por supuesto de la tarta de sus cien años, que sopló con vigor juvenil, recibió numerosos regalos, entre ellos, un álbum con fotografías de todas las personas que han formado parte de su vida, con un trabajado árbol genealógico incluido. El tío Benito, como le conocen en Casla, no pudo reprimir la emoción al ver a tanta gente a su alrededor. «Ese es el mejor regalo que me habéis podido hacer», repetía.

El homenaje se realizó en los locales que la asociación cultural La Colodra dispone para sus actividades. Los asistentes destacaron los valores y costumbres de la época en que Benito Ramos vivió su madurez, «cuando un apretón de manos valía más que cualquier contrato, cuando las vecinas se juntaban para peinarse unas a otras... En resumen, cuando había cercanía, humanidad y ayuda mutua. Todo debe hacernos reflexionar sobre lo que hemos perdido y lo que tendríamos que copiar, pese a que la tecnología no nos ayude mucho en ese campo. ¡Un bravo por los de aquella generación!».

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