Los cultivos ecológicos aumentan el 80% en 16 años pero la superficie es aún escasa
Cereales, girasol, leguminosas, patatas y uva son algunos de los alimentos que cultivan de forma ecológica los 83 productores de la provincia de Segovia
claudia carrascal
Segovia
Lunes, 28 de marzo 2022, 00:48
Lidiar con la destrucción del entorno natural y crear un sistema alimentario más saludable y de mayor calidad son los objetivos fundamentales de la agricultura ecológica. Se trata de un método de producción de alimentos basado en el empleo de sustancias y procesos naturales, que promueve un uso responsable de recursos y energía, así como el mantenimiento de la biodiversidad y de la calidad del agua.
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Esta forma de producción cada vez está más extendida y la Unión Europea trata de incentivarla, hasta el punto de que se ha marcado el reto de que en 2030 el 25% de la superficie agrícola sea ecológica. Este porcentaje todavía está muy lejos de la realidad, pero los avances son importantes, según el responsable de agricultura ecológica de UCCL en Segovia, Fernando de la Fuente, quien se adaptó a esta forma de trabajar en 2006.
Hace 16 años había en Castilla y León unos 300 operadores, entre productores y elaboradores, y 10.000 hectáreas destinadas a cultivos ecológicos. En Segovia eran 30 operadores y entre 400 y 500 hectáreas. «Entonces el porcentaje de tierras agrícolas ecológicas era inferior al 0,5% del total», apunta. En la actualidad en Castilla y León hay 1.735 operadores de los cuales 116 son de Segovia y cerca del 72%, es decir, 83 son productores, mientras que el 28% restante son elaboradores. La superficie agrícola ecológica también ha aumentado hasta las 4.000 hectáreas, lo que supone cerca de un 78%. Sin embargo, todavía no llega al 2% de la superficie total de cultivo, ya que en la provincia hay 320.000 hectáreas incluyendo los pastos.
Los principales motivos de este lento crecimiento son las dificultades y la incertidumbre que conlleva esta producción, así como la necesidad de una mayor dedicación y una demanda todavía reducida, al menos en España. De la Fuente explica que los costes de producción no son más elevados, más bien al contrario «porque ahorras en productos como fertilizantes o fitosanitarios». Sin embargo, admite que «las labores son más costosas y las producciones son inferiores», de hecho, en función del tipo de cultivo pueden reducirse hasta un 50%. Eso sí, son «bastante más estables y las diferencias entre un año bueno y uno malo no son tan acusadas como en la agricultura convencional».
Además, hay que tener en cuenta que ecológico no es lo mismo que artesanal. Fernando de la Fuente cultiva de este modo cereales, girasol, leguminosas y patatas y cuenta que todavía hay un gran desconocimiento porque «muchos creen que ecológico quiere decir que está basado en el empleo de técnicas tradicionales y no es así. Se tratada de un método más natural, pero que no está reñido con la mecanización ni los avances tecnológicos».
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Una de las claves para que funcione es la rotación de cultivos, según De la Fuente, quien indica que la agricultura durante los últimos 70 años ha tratado de intensificar la producción con exceso de fertilización química y monocultivos, tendencias que facilitan la aparición de plagas. Por eso, el reto de la ecología al no poder emplear productos químicos para combatirlas es prevenir su aparición. «En el trabajo convencional hay un producto para cada problema que surja, pero aquí se busca la inmunidad y la fertilidad natural del suelo y una de las formas es alternar diferentes tipos de cultivo», detalla.
En la provincia la producción ecológica está muy repartida, en las zonas de secano se produce sobre todo cereal, girasol, leguminosas de consumo animal y de forma residual lentejas y garbanzos. Mientras que la zona de El Carracillo se cultivan productos ecológicos de huerta como la patata, el puerro o la zanahoria. En menor medida, esta forma de producción también ha llegado a las viñas de la provincia, en especial, a las de la DO Valtiendas donde se elaboran vinos ecológicos que se exportan a diferentes países.
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Las ayudas también son esenciales para la subsistencia de estos productores y llegan a través de la línea de Desarrollo Rural de la PAC. Se trata de unos contratos por cinco años que realiza la Junta de Castilla y León y que supone 180 euros por hectárea, detalla De la Fuente. No obstante, cree que no son suficientes para toda la burocracia y dedicación que conlleva la agricultura ecológica. «El reto de la UE es llegar al 25% de la superficie agrícola, pero va a ser complicado si no compensan de algún modo la situación de los productores».
Los productos ecológicos pueden llegar a ser tres veces más caros que los que no llevan esta etiqueta, pero «el sector defiende que la subida tiene que ser lo estrictamente necesaria porque deben estar al alcance de cualquier consumidor». Asimismo, sostiene que el verdadero encarecimiento no está en la venta que ellos hacen, ya que tan solo perciben entre un 5 y un 8% más por el producto que los agricultores convencionales. «La subida de precios se produce sobre todo en las transformación, elaboración y distribución». Por eso, defiende la necesidad de circuitos cortos de producción.
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