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Los escasos precedentes en tres temporadas completas de historia de la Primera RFEF, constituida en 2021 como la categoría de bronce del fútbol español, indican que los 25 puntos cosechados por la Gimnástica Segoviana en la primera vuelta deben ser suficientes para asegurar la permanencia cuando acabe todo, el 25 de mayo, porque la tendencia de la competición es que la segunda parte del calendario suele replicar en la mayoría de los casos lo ocurrido en las 19 jornadas anteriores.
De los 30 equipos que han perdido la categoría entre 2022 y 2024 –cinco por cada uno de los dos grupos que forman la categoría– 21 ocupaban ya la zona de descenso cuando se cumplió el ecuador del calendario. Con todo, es una norma con excepciones, pues esos 25 puntos que lleva ahora el equipo de Ramsés Gil fueron suficientes para asegurar la permanencia en junio en casi todos los casos, pero hubo dos excepciones: las debacles del Atlético Sanluqueño –tenía 28 puntos– y la del Numancia (27). Y lo cierto es que la permanencia en el grupo I, en el que militan los azulgranas, está más cara que nunca, con cinco equipos empatados con 23 puntos, a tiro de piedra de los azulgranas.
Los dos grupos de Primera RFEF replicaron el curso pasado la misma tónica: cuatro de los cinco equipos que ocupaban la zona de descenso al final de la primera vuelta confirmaron su destino 19 jornadas después. La fotografía en el ecuador de la competición mostraba una cotización a la baja en cuanto a puntos frente a la imagen actual: el Logroñés marcaba el descenso con 19 puntos en el grupo I y el Atlético Baleares con 17 en el segundo, mientras el Osasuna Promesas sería en estos momentos el primer descendido del grupo I con 23 puntos, un panorama que también se ha encarecido en el grupo II, los 22 puntos que tiene el Alcoyano. La temporada pasada, Rayo Majadahonda, Logroñés, Teruel, Sabadell, Recreativo Granada, Melilla, Linares y Atlético Baleares estaban entre los cinco últimos en enero y bajaron. Salieron de la quema solo el Sestao y el Mérida.
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De los 30 equipos que han bajado desde Primera RFEF a Segunda RFEF en los tres años de existencia de la categoría de bronce, 21 ya ocupaban zona de descenso al final de la primera vuelta. El año pasado, fueron ocho de diez, solo salieron de allí Sestao y Mérida
En la temporada anterior, la 2022-23, hubo más cambios. Con todo, el 50% de los equipos mantuvo su estatus de la primera vuelta y se fue por el sumidero a finales de mayo. Ocurrió con Talavera, Pontevedra, Bilbao Athletic, Calahorra y Logroñés. Pero el descenso estaba más caro y hubo algunos que cayeron. En el grupo I, el Linense tenía 24 puntos y era undécimo –el puesto que ocupan ahora los azulgranas–, uno más que Sanse y Badajoz. Lo propiciaron las resurrecciones de San Fernando y Fuenla –ambos duplicaron en la segunda vuelta los puntos cosechados en la primera– y el milagro del Ceuta, que llevaba 8 puntos en las primeras 19 jornadas y añadió 37 en las siguientes, números de líder. También descendieron en el grupo II La Nucía –era 14º con 24– y el Numancia, el gran cataclismo, pues era octavo con 27 puntos y terminó 16º con 46.
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La primera campaña de Primera RFEF, quizás la más desigual, replicó los números de la última: cuatro de los cinco descendidos tenían ya el asiento a su nombre a la mitad de la película. Así cayeron a Segunda RFEF el descalificado Extremadura, Tudelano, Valladolid Promesas, Talavera, Betis Deportivo, Badalona Futur, UCAM Murcia y Sevilla Atlético. Se sumaron a la indigna lista dos equipos: el Zamora en el grupo I –estaba fuera de la quema con 19 puntos tras la primera vuelta y terminó 17º con 37– y el Sanluqueño, que vivió un año antes el mismo derribo que el Numancia: era octavo con 28 puntos y terminó descendiendo con 46.
La dinámica del grupo I no da ni una semana de tranquilidad a la Segoviana, que despidió el año con cinco puntos de ventaja sobre el descenso y, de vuelta a 2025, una jornada después, la contundente derrota en Tarragona ante el Nástic (5-0) ha costado solo un puesto a los azulgranas –undécimos, solo superados por el Zamora–, pero ha reducido a apenas dos puntos su colchón con los cinco de abajo, pues cuatro de los siete últimos clasificados al inicio de 2025 ganaron el pasado fin de semana sus partidos.
La permanencia cotiza alta porque ningún rival de la Segoviana se rinde. El Ourense es el mejor ejemplo, pues suma 11 puntos de los últimos 18 en juego tras ganar el sábado al Lugo (2-1) y aun así ocupa todavía puestos de descenso, cuarto por la cola con 21. Los lucenses han pasado en apenas dos jornadas de estar por delante de los azulgranas a perder dos partidos seguidos y ser uno de los cinco equipos empatados a 23 puntos: el que peor average tiene es el Osasuna Promesas, que ocupa el último puesto de descenso pese a ganar con contundencia (3-0) al Amorebieta, el único que se ha quedado atrás, pues es colista con 15. Penúltimo es el Bilbao Athletic con 19, un equipo que lleva cuatro partidos seguidos sin ganar, una racha parecida a la del Real Unión, que suma 20, pero solo lleva tres puntos de los últimos 15.
El nuevo año alimentó la buena dinámica con la que el Sestao River terminó el anterior. Los vascos remontaron en los minutos finales a la Ponferradina a domicilio, replicaron su triunfo en León ante la Cultural por 1-2 y llevan 10 puntos de los últimos 12. Son uno de los empatados a 23, como el Tarazona, que ganó al Unionistas (1-0) y replica el método azulgrana de hacerse fuerte en casa y compensar las pérdidas a domicilio: ya suman 16 puntos, uno menos que la Sego, que recibe el sábado al Arenteiro (18:00 horas).
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Óscar Beltrán de Otálora y Gonzalo de las Heras
Martin Ruiz Egaña y Javier Bienzobas (gráficos)
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