Cuatro funcionarios de la cárcel de Segovia de baja tras una reyerta, un forcejo y una sublevación
La organización Tu Abandono Me Puede Matar advierte de que el centro no está preparado para los reclusos peligrosos que están entrando
La cárcel de Segovia siguen sufriendo la violencia de algunos presos que han llegado al centro penitenciario para cumplir sus condenas. Pero como afirman fuentes ... sindicales de la organización profesional Tu Abandono Me Puede Matar (TAMPM), las instalaciones de Perogordo se construyeron hace un cuarto de siglo con otra intención que no es la de albergar a reclusos tan peligrosos como los que ahora conviven con el resto de internos y a los que tienen que vigilar, controlar y reducir en sus arranques de furia los funcionarios que trabajan dentro de sus muros.
Portavoces de esta asociación en Segovia aseguran que, en las últimas fechas, cuatro trabajadores han tenido que acogerse a una baja laboral por distintos incidentes en los que se han visto involucrados a la hora de tratar de contrarrestar las agresiones de presos, un intento de motín y las peleas en las que han tenido que intermediar.
Los representantes de Tu Abandono Me Puede Matar hacen hincapié y repiten que «nos estamos jugando la vida». Es su grito para reclamar el auxilio que por ahora no llega. La conflictividad continúa su escalada imparable. La visita al centro penitenciario de Segovia del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, hace justo tres semanas, no ha rebajado la tensión. Desde entonces, las incidencias regimentales se han ido sucediendo. La representación de TAMPM enumera hasta tres conflictos de suma gravedad ocurridos en las últimas tres semanas.
Incitación al motín
En el primero que relatan fuentes de la organización, «un interno rompió varios cristales de la sala común, el comedor y el acceso al módulo, incitando al resto de internos a que le acompañasen». Añaden que incluso lo llegó a conseguir durante un rato al lograr que «gran parte del módulo le secundase». La intervención de los funcionarios «fue inmediata». Este recluso que promovió la sublevación fue aislado; pero «permanece en este centro, a pesar de la gravedad de los hechos y del elevado coste que suponen».
Este caso ilustra la queja sindical que advierte de que el perfil de los reos «no es acorde» con el espíritu educativo experimental con el que abrió la cárcel de Segovia hace veinticinco años. «Hay presos que tendrían que ser de primer grado por ser altamente peligrosos, pero se les cataloga de segundo por la política del buenismo», lamenta la organización profesional.
«Hay presos que tendrían que ser de primer grado por ser altamente peligrosos, pero se les cataloga de segundo por el buenismo»
Tu Abandono Me Puede Matar
La semana siguiente al primer incidente, un interno desobedeció las órdenes de los trabajadores y acabó lesionando a uno de ello en el transcurso de «un grave forcejeo». El preso también fue recluido en régimen de aislamiento por causar más altercados «de elevada magnitud» ese día.
El tercer conflicto del que da cuenta TAMPM se ha producido esta misma semana, el pasado martes más concretamente. Esta vez, la tensión explotó en «una reyerta de extrema gravedad en la que participaron multitud de internos de un módulo». La pelea la originó un recluso «absolutamente inadaptado que lleva apenas una semana en el centro, no adecuado a su peligrosidad».
Tal fue la dimensión conflictiva de los hechos que se requirió la intervención de todos los funcionarios que en este momento estaban disponibles para evitar daños mayores en esta escalada de violencia que azota al centro. A pesar de ello, «la batalla -como lo definen los empleados- se saldó con tres trabajadores de baja a causa de diferentes lesiones sufridas al tratar de abortar la reyerta.
Tu Abandono Me Puede Matar se ampara en estos nuevos incidentes graves ocurridos en Perogordo para intensificar la reivindicación compartida con el resto de representaciones sindicales de que este personal de prisiones sea reconocido como agente de autoridad. Asimismo, sus responsables reclaman «una correcta clasificación interior para que los internos más peligrosos no cumplan condena en módulos ordinarios, poniendo en peligro tanto a los funcionarios como al resto de internos».
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