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Fuente Blanca, en el casco urbano de Hontalbilla. El Norte
Cuatro de cada diez fuentes está seca o abandonada en la comarca de la Tierra de Pinares

Cuatro de cada diez fuentes está seca o abandonada en la comarca de la Tierra de Pinares

El laboratorio de Prodestur de la Diputación concluye el estudio de las 127 existentes y de la calidad del agua

el norte

Segovia

Viernes, 16 de marzo 2018, 14:14

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Es una segunda fase del catálogo iniciado en 2016 por la Diputación de Segovia para incluir todas las fuentes, manantiales y pilones de la provincia. La primera corresponde al centenar de fuentes de la zona de Segovia Sur, cuyo estudio terminó el año pasado, y esta comprende el de la comarca de Tierra de Pinares, donde el laboratorio de Prodestur ha recorrido sus 49 municipios y 72 pueblos para delimitar la zona, referenciar las fuentes de agua y analizar los parámetros de calidad y tratamiento. En este estudio el laboratorio de Prodestur ha elaborado la ficha de 127 fuentes con una ayuda de la Consejería de Empleo de la Junta para contratar al personal necesario. Además del inventario y clasificación de las fuentes, el trabajo incluyó el estudio de los periodos de sequía y avenidas de las tres cuencas de la zona, las de los ríos Cega, Pirón y Duratón .

Francisco Vázquez, presidente de la Diputación, presentó ayer esta segunda publicación, ‘El agua en Tierra de Pinares. Año 2017-2018’, acompañado por la diputada de Prodestur, Magdalena Rodríguez, y la jefa de la Sección Agraria, Ana Escorial. Tras la búsqueda y documentación de las fuentes, manantiales y pilones que constituyen un patrimonio natural, cultural e histórico de la provincia (y también un recurso turístico aprovechable), explicó Vázquez, el estudio de los técnicos ha llevado a concluir que en el 57% de estas 127 fuentes se ha podido recoger agua, y en una de cada cuatro de estas el agua es apta para el consumo aunque no esté tratada.

Es cierto, como expusieron el presidente y Ana Escorial, que el estudio de la comarca de Tierra de Pinares fue realizado en agosto, septiembre y octubre, y que este verano pasado las condiciones climáticas fueron extremas, con una acusada sequía. Por eso cabe relativizar que el 43% de las fuentes catalogadas estuvieran secas, perdidas, abandonadas o con un caudal insuficiente como para tomar muestras en condiciones de ser analizadas.

De hecho, los autores del estudio (Tania de la Fuente de Andrés, Erik Rodríguez García, Silvia Gómez Fernanz y Javier Gómez Escobar) se han centrado en todas las fuentes y manantiales, también las naturales, aunque estuvieran abandonadas o perdida su referencia, apuntó Vázquez, porque al menos pueden tener un valor cultural y paisajístico.

De cada una de ellas los técnicos han elaborado una ficha con toda la información, su ubicación con las coordenadas de latitud y longitud, la altitud, su caudal medio, la descripción, como llegar y, en uno de los anexos, valorar la calidad del agua. De ese 57% en el que los técnicos pudieron recoger muestras, en los análisis solo el 11% presentaron parámetros de aptitud y calidad suficientes como para clasificarlas como buenas; un 7% fueron clasificadas como deficientes, aunque dentro de los valores de aptitud para el consumo del Real Decreto 140/2003, y la mayoría de las muestras analizadas, el 82%, tienen una calificación mala o con riesgo para la salud.

En una de cada cuatro fuentes analizadas el agua es apta para el consumo, si bien es recomendable no beber la que no esté tratada. En las fuentes sin tratamiento debe haber un cartel azul con un grifo blanco que indica esta circunstancia.

Nitratos y arsénico

Comentó Ana escorial que el 71% de las fuentes analizadas tienen niveles de nitratos superiores a 50 miligramos por litro, bastante elevados, pero hay un 29% que no los tienen, con una concentración inferior a 50 partes por millón. La presencia de arsénico es, por otra parte, un problema menor, pues en el 82% de los análisis no aparece en niveles significativos y en el 18% restante está relacionado con las características geológicas del suelo y los acuíferos de la comarca.

El estudio indica también la existencia de bacterias en muchas fuentes, aunque es frecuente que las haya en las aguas no tratadas, tanto porque son micoorganismos que crecen en el medio debido a las características del suelo y del agua en cada caso como porque la contaminación externa pueda impulsar su crecimiento.

Es obvio que las fuentes mejor conservadas están en los cascos urbanos y los entornos de los pueblos, y también las históricas y monumentales, como las de Santa Cruz de Fuentidueña, la Fuente Blanca de Hontalbilla, o las de los lavaderos entre muchas otras. De las demás, muchas estaban perdidas desde que dejaron de utilizarse, como ocurrió con gran parte de los abrevaderos situados en los campos.

Indica Magdalena Rodríguez en la presentación del inventario, «la identificación de las fuentes sirve como un complemento más para el turismo que busca un mayor contacto con las zonas rurales, con su patrimonio natural y con la naturaleza»; y así, además de conocer la calidad del agua, el estudio es «un avance fundamental para la conservación de este bien cultural».

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