Los colectivos reconocen la labor de los caballistas durante los encierros de Cuéllar

Como cada año, pasadas unas semanas las fiestas, la peña taurina El Encierro convocó a representantes de los colectivos y organizaciones involucradas en el desarrollo del pasado ciclo de encierros, con el fin de analizar su organización y resultado y poder extraer conclusiones de cara a la mejora del ciclo de cara a próximas ediciones.

La cita en esta ocasión contó con la participación de Jesús Salamanca, presidente de la Asociación Encierros de Cuéllar; Gustavo Cobos, vicepresidente de la peña taurina El Encierro; Carlos Fraile, alcalde de Cuéllar, como organizador de los festejos; Jorge Marcos, de la Asociación Cuellarana Amigos del Caballo; e Isidoro Díaz, de la entidad A Caballo. El acto estuvo moderado por Francisco Salamanca, presidente de El Encierro.

El foro comenzó con una pequeña valoración por parte de cada uno de los participantes, a nivel genérico de los encierros, para después realizar un análisis más pormenorizado tramo a tramo. Comenzó Carlos Fraile mostrándose «en cierto modo satisfecho con la organización», admitiendo que algunas medidas nuevas han funcionado «y otras menos», asegurando que existen cuestiones que hay que «pulir y limar».

Entre las que han funcionado, destacó la iniciativa de sumar 35 jinetes cuellaranos a la suelta, una presencia de jinetes que «no ha supuesto problema», sino que han «colaborado y ayudado», por lo que recibieron la felicitación del primer edil. Del mismo modo alabó su trabajo Jesús Salamanca, que cuestionó por qué finalmente de las asociaciones se inscribieron menos caballistas de esos 35, tras reclamar reiteradamente su participación en la suelta. Una suelta que también fue motivo de análisis, puesto que durante los cinco encierros del ciclo los toros salieron muy fuertes, lo que marcó el posterior desarrollo del traslado, al resultar prácticamente imposible que los caballistas pararan la manada en el pinar y condicionando también el resto del encierro, pues los astados llegaban cansados y con el grupo roto a las calles.

La impresión del alcalde es que los astados estaban «muy movidos» y en el primer tramo del pinar «pedían más». Su impresión fue que los toros «salían espantados», por lo que era imposible pararlos. Salamanca cuestionó el por qué no se podían parar los toros y reiteró unas salidas muy fuertes, un tema que también se preguntó en el turno de palabra del público, desde donde se señaló que algo había provocado que este año no hubieran funcionado los cinco encierros con diferentes ganaderías.

Una de las claves que se apuntó se dirigió hacia los mansos, que para algunos no funcionaron debidamente. Jorge Marcos apuntó que faltaba un buey de referencia en el pinar para que la manada se pudiera parar y que en todos los casos la parada de bueyes se quedaba atrás. Por su parte el otro caballista, Isidoro Díez destacó que los animales salían «muy acelerados, asustados», y apuntó que le hubiera gustado ver más caballistas en la suelta «para que los toros vieran un muro», señalando que entre tanto hueco los toros «se van», y reiterando que los caballistas de Cuéllar, al menos dos días, fueron fundamentales, y la importancia de que estos participen porque son quienes mejor conocen el pinar.

Respecto a la suelta también se señaló la masificación que va a más cada año y la «confianza temerosa» de algunas personas que graban con sus teléfonos móviles a escasos treinta metros de la puerta. A este respecto, Fraile señaló que desde el Ayuntamiento no se pretende prohibir nada, sino que la gente, en un marco de fiesta, siga participando, pero sí señaló que unos metros más arriba de la puerta existen espectadores que espantan y corren, lo que puede llamar la atención de los astados, cuestión en la que también hizo hincapié Cobos, apuntando que el espectáculo está en la calle y que, aunque no se trata de prohibir que la gente vea el traslado por el campo, sí se tiene que tener un comportamiento adecuado para que el encierro llegue en condiciones al municipio.

Poco análisis hubo de las calles, donde la disgregación de las manadas fue la tónica del ciclo, con encierros rotos. Salamanca sí apuntó en que, como se ha visto, se han podido separar bueyes de la manada y que hay que buscar la intención para que sean menos mansos los que entren al municipio, mientras que el alcalde señaló que a pesar de todo sí se pudieron ver y realizar carreras.

Dentro de su análisis, apuntó como positivo que hasta el municipio llegaron los 30 toros, aunque realizó autocrítica apuntando que dos de ellos no tenían que haber entrado, uno el martes y otro el jueves. Para ello se tenía preparada una puerta en el Embudo, que por distintas circunstancias no se llegó a utilizar. Asimismo Fraile pidió disculpas porque los toros llegaran a las calles el jueves con casi treinta minutos de antelación, una cuestión que para la Asociación Encierros de Cuéllar «no se puede permitir», por lo que decidió que será una de las cuestiones que se analizará a lo largo del año. Para finalizar el análisis, donde también hubo un pequeño debate sobre «el uso indiscriminado de las varas por parte de los pastores del encierro», que fueron invitados a participar en el foro y poner sobre la mesa las razones técnicas de dicho uso, y que finalmente no pudieron asistir, se estudiaron aquellas cuestiones a mejorar.

En este punto se puso de manifiesto como un acierto la puerta de cierre que se ha situado en El Embudo, aunque no se haya utilizado y como cuestiones a mejorar el gran número de bueyes, la eliminación de los encierros de promoción, la necesidad de más caballos en la suelta o más indicaciones para los jinetes en el último tramo del pinar, tratar de concienciar a la gente de que en el campo se puede ver pero no citar a los astados e intentar regar la zona de los corrales y El Embudo.

El alcalde anunció que se reunirá con todos los colectivos, de forma individual o en grupo, y que en breve se tomarán nuevas medidas, como tirar el muro de ladrillo del Embudo.