Cien años, cuatro generaciones
Desde los bollos del Cristo hasta la tarta de manzana, la familia Yagüe lleva un siglo elaborando los dulces espinariegos típicos
La mítica pastelería Yagüe de El Espinar cumple 100 años este 2021. Antonio Yagüe, su actual propietario, no se sabe exactamente cuándo empezó esta ... aventura, pero cree que fue en febrero de 1921 cuando sus abuelos,Pedro Yagüe y Elisa Aceña, solicitaron un permiso al Ayuntamiento para restaurar un horno ya existente. Él es la tercera generación que se ocupa de este negocio familiar, cuyos inicios se remontan incluso a un periodo anterior en el que la pastelería pertenecía a la familia Aceña. Ahora, tras toda una vida de pastelero, Antonio Yagüe pretende jubilarse y dejarle la pastelería a su hijo (también Antonio Yagüe), quien ya trabaja con él desde hace tiempo. «Le va tocando coger el relevo», bromea.
Publicidad
Yagüe cuenta que a los ocho años ya empezó a ayudar a su padre en el negocio. «Hacía las cosas que podía hacer con esa edad: recoger pastas, colocar bandejas…», sostiene. Incluso iba casa por casa repartiendo suizos en una cesta, un recuerdo que, dice, alberga con mucho cariño. Aunque un poco más mayor, su hijo siguió la tradición tiempo después: «Me echaba una mano en verano, luego hizo su carrera y ahora está centrado aquí». Este pastelero admite que no pensaba que el negocio fuese a llegar a los cien años de historia porque no creía que sus hijos fueran a continuarlo, pero ahora asegura que es un hito «importante». «El mérito no es solo de esta familia, sino también de los clientes, de la gente que ha trabajado aquí a lo largo de estos años, de los proveedores –algunos son todavía los mismos que tenía su padre– y de las instituciones que han colaborado», confiesa.
Para festejar el centenario, el pintor Lope Tablada, hijo y nieto de pintores, ha creado un logotipo que es una tarta que sostiene las velas de los 100 años de la pastelería y con ello, se elaborarán unas pastas que se venderán en los próximos meses. «Estoy súper agradecido y, de hecho, vamos a hacer más adelante una nueva pasta dedicada a él. Hemos hecho ya las pruebas y queda curiosísima. Se lo merece todo», sostiene. Este artista también ha realizado una colección de pinturas en color sepia haciendo un repaso por la historia gráfica de la pastelería: muestran retratos de las distintas generaciones, antiguos hornos de leña o momentos clave en la trayectoria del negocio. Yagüe espera poder colocarlas algún día en una exposición aunque, de momento, dice que pondrá algunas en la tienda. «Hay una a la que tengo mucho cariño. Estamos bañando los bollos del Cristo mi padre, mi hijo y yo, tres generaciones unidas en esa foto», revela.
En todo este tiempo, los dulces que se venden han ido evolucionando como lo ha hecho la sociedad segoviana, pero hay productos que no pasan de moda. La crema pastelera o los mantecados, por ejemplo, siguen elaborándose igual que un siglo atrás. Entre las nuevas opciones reposteras que se han ido incorporando se encuentran la tarta de manzana o los dulces del calendario, que son especialidades relacionadas con festividades concretas. «Aparte de lo que hacemos todos los días, cada mes elaboramos algunos productos especiales», explica Yagüe, quien reconoce que es algo que «llama mucho la atención».
Publicidad
Así, en enero, toca saborear los pastelillos de San Antón con forma de cerdito; en febrero, los 'pechitos de Santa Águeda' y en marzo, los dulces con forma de pino en honor a los gabarreros. «El Cristo siempre ha tenido los bollos, ya los hacía mi abuelo. Pero pensamos que teníamos que hacer un dulce para San Antón», dice refiriéndose a los comienzos de esta práctica y tras reconocer que en su familia son muy proclives a participar en los actos de las Cofradías. Para el día del libro, por otra parte, estos pasteleros suelen hacer unas pastas que reciben el nombre de 'yelminas' por su parecido con el yelmo que llevaba Don Quijote. «Son pastas de té que en el medio llevan una avellana y se bañan en chocolate», detalla Yagüe. Además, con motivo del aniversario del municipio de El Espinar este 8 de junio (cumple 724 años), han decidido elaborar unos dulces que han nombrado 'Sellos de la carta puebla', en los que se puede ver la figura del Acueducto. «Nos gusta celebrar todo», señala.
La pandemia también frenó en seco las iniciativas de los Yagüe, obligándoles a cerrar la pastelería durante los meses que duró el confinamiento del año pasado. Ahora que viene el verano, el negocio espera tener una gran cantidad de clientes dado que El Espinar acoge muchos madrileños en los meses estivales. «Es la segunda casa de muchísimas personas de Madrid», insiste Yagüe, quien asegura que en esta época la población del municipio se triplica.
Publicidad
Si tuviera que decir un producto estrella, este repostero no lo tiene del todo claro pero cuenta que algunas veces suele venir gente a su pastelería preguntando por la tarta de manzana, porque en lugar de ser redonda se vende en tiras alargadas. «Me dicen: 'Deme una cosa de esas, que tiene que ser buena porque la lleva todo el mundo'», relata orgulloso. Además, sabe que sus productos están llegando a todas partes de España y del extranjero: sus clientes le piden roscones y mantecados para llevarse a Japón o a Brasil, dando aún más fama a la pastelería Yagüe. Y aunque sea «muy esclava», para Yagüe la profesión de pastelero «es un lujo»: «Un medico salva una vida pero también puede tener un fallecimiento. En cambio, nosotros siempre estamos en las bodas, los cumpleaños y las alegrías».
3€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión