Césped artificial para la Sego año y medio después
La Segoviana vuelve hoy en Bergantiños a jugar en hierba sintética 588 días después de hacerlo por última vez en La Palma, una rareza en el Grupo I
La Gimnástica Segoviana recordará hoy a las 12:00 en Bergantiños lo que se siente al jugar un partido en césped artificial, una realidad rutinaria ... hace no tanto que ha ido dejando atrás según ha escalado en el fútbol nacional. Hace 588 días –más de un año y siete meses– del último encuentro oficial que la entidad disputó en terreno sintético, su derrota el 28 de abril de 2024 en La Palma ante el Atlético Paso, un día aciago, pues llegaba a Canarias con opciones matemáticas de confirmar su ascenso a Primera RFEF en la penúltima jornada y cogió el avión de vuelta segundo, tras entregar el liderato al Numancia. Bien sea por la casualidad o por el buen hacer de la plantilla que hoy dirige Iñaki Bea, los azulgranas repiten circunstancia con el mismo estatus de entonces –arrancan la decimocuarta jornada en cabeza del grupo I de Segunda RFEF– en busca de un desenlace distinto.
El equipo azulgrana ha convertido esta semana una teórica contrariedad como la nieve que cayó en Segovia en las primeras horas del miércoles en una oportunidad para adatarse a una superficie poco habitual, entrenando tanto ese día como el jueves en el campo José Antonio Minguela de Nueva Segovia. Cuando el club cayó en el reparto geográfico con los equipos de la zona noroeste se aseguró un grueso de visitas con césped natural, la tradición de regiones donde las precipitaciones facilitan su cuidado. Además del Bergantiños, los azulgranas pisarán sintético cuando visiten al Sámano, cántabro, y a la Sarriana, en Lugo.
Poco se parece el equipo que jugará hoy al norte de La Coruña con el que visitó por última vez Bergantiños en abril de 2022, con la espada de Damocles sobre su pescuezo. El cuarto partido de la etapa de Ramsés Gil como técnico desembocó en un partido roto en los últimos minutos, una sucesión sin fin de ocasiones con ambos conjuntos rechazando el empate, que acabó con un gol de Diego Gómez en el descuento clave para salir a la postre del descenso. Fue un punto de inflexión, pues aquel triunfo se vería respaldado la semana siguiente con otro en Luanco ante el Marino, la última vez que los segovianos habían ganado tres partidos seguidos lejos de su estadio, hasta ahora. Intentarán hoy extender esa racha en busca de una cuarta.
Si este curso el césped artificial apenas representa un 17% de las salidas de la Segoviana, en el curso del ascenso a Primera RFEF, el 2023-24, supusieron más de la mitad, como recuerdan los seis supervivientes de aquella plantilla: Borrego, Manu, Rubén, Carmona, Silva, Fer Llorente y, parcialmente, Ivo, que se marchó en enero tras la primera vuelta. La consecuencia de jugar contra la mitad sur, regiones como Extremadura y Castilla La Mancha, donde no sobran precisamente precipitaciones y el coste de mantener hierba natural es elevado. Lo cierto es que una circunstancia que podía, a priori, suponer un lastre a su rendimiento acabó por no serlo del todo. Perdió tres partidos –el del Atlético Paso, el de Gran Canaria ante el San Fernando y ante el Ursaria, en Madrid–, uno más de los que ganó: el 0-2 ante el Montijo y el 0-1 en La Palma ante el Mensajero, la primera vez que el club ganaba en Canarias. Los otros cinco encuentros fueron empates en partidos con lecturas muy distintas. Salvó un punto ante Llerenense (1-1) y Getafe B (1-1), obtuvo lo comido por lo servido ante el Illescas, al que visitó cuando los manchegos eran líderes (0-0), y dejó escapar un 0-2 y un 0-3, respectivamente, en Navalcarnero (2-2) y en El Pilar ante el Adarve (3-3), un campo en el que no ha ganado nunca.
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Cuando salió de Segovia, aquel equipo solamente jugó ocho partidos en césped natural, pero la tendencia apunta en la dirección contraria. La Primera RFEF no permite participar en ella con césped artificial, así que los 19 desplazamientos del curso pasado fueron en hierba natural, como el partido de Copa del Rey que perdieron en casa del Cacereño.
El Bergantiños, con un campo de reducidas dimensiones, ha cursado el peor mes de noviembre en el Grupo I con dos empates y tres derrotas, una combinación que solo igualan los filiales de Valladolid y Burgos, dos de los equipos a los que ha derrotado en casa. En esos cinco partidos solo ha sumado un gol, el que marcó el pasado domingo para adelantarse al Oviedo antes de quedarse con diez y perder en el minuto 88 no solo el duelo (1-2) sino su imbatibilidad en casa en Segunda RFEF. Contando con la Copa Federación –cayó en la tercera ronda ante el Ourense por 0-2– ha jugado ya 11 partidos en casa con cinco victorias, cuatro empates y dos derrotas. Allí empató (2-2) el Salamanca UDS y cayó el Numancia (3-1).
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