

Secciones
Servicios
Destacamos
El acta del árbitro que dirigió el partido de Primera Provincial entre Carbonero y Monteresma describe una batalla campal entre dos clubes que terminaron tomando ... algo en el bar cuando suspendió el partido en el minuto 85. Ambas entidades rebajaron la agresividad que describe el texto, desde una invasión de 70 personas a que dos jugadores que intercambiaron puñetazos, en un comunicado conjunto, una rareza en este tipo de altercados, en los que cada club suele defender su versión. No fue el único partido de la Provincial que tuvo que suspenderse por violencia en el pasado fin de semana en una temporada con más de una docena de precedentes, cada vez en edades más jóvenes. La tensión en el fútbol aficionado va a más y la huelga arbitral de hace dos semanas no ha calmado los ánimos.
«Se suspende el partido porque tras las agresiones de ambos jugadores se produce una invasión de campo desde la grada por parte de ambas aficiones, entrando aproximadamente 70 personas en el terreno de juego», esgrime el acta. El vicepresidente del Monteresma, David Miguel, lo desmiente. «No había 70 ni viendo el partido. Y estaba yo. El acta da miedo. De hecho, el presidente cuando lo vio me llamó para preguntarme qué había pasado. No tiene nada que ver con la realidad, ha sido una barbaridad. De hecho, estuvimos ahí tomando algo todos juntos luego». El texto habla de «una pelea entre ambos equipos» y expone que el número 1 del Carbonero recibe una patada a la altura el estómago por parte del número 15 visitante, con el que «comienza a agarrarse y empujarse de forma violenta» el número 5 del equipo local. La cosa, continúa el relato arbitral, desemboca en dos jugadores «que comienzan a propiciarse [se deduce que quería decir propinarse] puñetazos».
El comunicado conjunto hace otro relato. «Lo ocurrido fue una disputa propia del juego, un momento de tensión fuera de los valores del deporte, pero en ningún momento se convirtió en una batalla campal». Una entrada que, según explica el vicepresidente del Monteresma, fue dura, pero nada extremo. «A nuestro delantero le sentó mal la falta, se da la vuelta, se pegan dos empujones y llega el árbitro y saca dos rojas directas que no sabíamos ni por dónde venían. Eran dos amarillas normales y corrientes, no tenía que haber ido a más. Y se preparó el algarabío normal, de un momento de calentón. Pero nada, se separaron. No hubo puñetazos, se pegaron cuatro empujones». Narra un partido bonito, de idas y venidas, sin dureza.
Los clubes desmienten la invasión generalizada. «Salieron del banquillo a separar un poco y ya está. Tres personas, no fueron más. Se quejó el público y los jugadores se echaron encima del árbitro, fueron a reclamarle que no eran rojas». Se sumó alguno de los que ya habían sido sustituidos. Fue entonces cuando decretó la suspensión. La mayoría del público era la plantilla del Cantimpalos, pues habían suspendido su partido y tienen buena relación entre los clubes. «¿Aficionados del Carbonero? ¿20 personas?», calcula Miguel. El comunicado defiende el buen tono posterior entre ambas plantillas: «Prueba de ello es que una vez que el árbitro decretó la suspensión, ambos equipos se dieron la mano en señal de respeto y compañerismo». Algo que se tradujo en esperar juntos en el bar al acta. «Un momento de camaradería, demostrando que el fútbol sigue siendo un espacio de convivencia y deportividad».
Noticia relacionada
El Carbonero ha reclamado el acta para discutir las sanciones. «Al final, nos va a salir caro a todos», subraya el directivo del Monteresma, que no lo impugnará. «Nos caerán 100 o 200 euros a cada uno, más las sanciones a los jugadores y los partidos de suspensión. Nosotros ya no nos molestamos en protestar porque es tontería, nos va a dar igual. Te gastas dinero y la Federación mira para otro lado». El Comité de Competición ha pedido al árbitro más información.
Prácticamente a la misma hora, otro árbitro suspendió en Navas de Oro el partido que el equipo local ganaba por un 6-0 al Atlético Hontanares al descanso y llamó a la Guardia Civil. El acta describe como al colegiado –a diferencia de Primera Provincial, en Segunda va solo– le rodearon varios jugadores visitantes manifestando reiteradas protestas. Recoge frases como «nos vamos a ir a nuestra puta casa, qué vergüenza», «eres un payaso» o «con razón pasan cosas al árbitro».
No constan partes médicos del duelo entre Carbonero y Monteresma, pero sí dos semanas atrás, por parte de un portero del Prádena y un delantero del Cabezuela, una pelea que también tuvo denuncia a la Guardia Civil de por medio. Hay preocupación en todo el fútbol provincial porque los incidentes se han acrecentado esta temporada y empiezan a producirse en cadetes y juveniles, donde no eran frecuentes.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.