Carbonero El Mayor: Entre torres lejanas y devoción

Carbonero el Mayor es muchas cosas, pero visto en la lejanía es una sola: sus torres. Erguidas, vigilantes, son la identidad de un pueblo con una historia dilatada y un rico patrimonio. Siglos y monumentos que acompañan a unas gentes emprendedoras.

Tierra habitada desde el paleolítico, como lo atestiguan los vestigios de Peñacarrasquilla; tierra de romanos, de su calzada que pasaba por aquí para unir Segovia y la imperial Coca; y tierra del románico de ladrillo, con la iglesia de las torres, la de San Juan Bautista, o las ermitas de San Miguel de Quintanas y de Santa Águeda, de las que aun en ruinas se intuye su esplendor. Tierra también, en definitiva, de devoción a la Virgen del Bustar, cuyo santuario es símbolo e identidad del pueblo.

La iglesia de las torres vigias y lejanas no ha tenido una existencia fácil. Numerosas reformas han jalonado su trayectoria desde el mudéjar de su torre hasta su gótico del interior, con las tres naves cubiertas con bóvedas de crucería. También el barroco, que dejó su impronta en el crucero, rehabilitado para cubrirlo con una gran cúpula de la época. Y dentro queda el estilo renacentista, presente en el extraordinario retablo con 21 escenas pintadas a mediados del XVI por Baltasar Grande y Diego Rosales y que es uno de los mejores de la época.

Avatares que también llevaron a que la iglesia cuente con un importante patrimonio sacro en plata, con notables piezas como una cruz procesional o la lámpara que los arrieros donaron como limosna en 1611.

Pero el templo de San Juan no está solo en el centro del casco urbano de Carbonero. Enfrente le acompaña el edificio modernista que alberga la Casa Consistorial y a un lado el palacio del linaje de los Del Sello, una casona del siglo XV con elementos isabelinos, torre en ángulo y patio columnado.

La iglesia la han modificado en muchas ocasiones, pero lo que no cambia es la veneración de los vecinos por la Virgen del Bustar. Su ermita-santuario, a unos tres kilómetros del pueblo, es pieza fundamental del patrimonio histórico y artístico de la localidad. Unos sillares de piedra incrustados en los muros denotan su origen románico, aunque el edificio es de factura barroca; en su interior la imagen de la Virgen, una talla románica de madera policromada del s. XIII, y un retablo barroco al que precedieron otros dos.

Otra iglesia, Nuestra Señora de la Asunción, en el cercano despoblado de Fuentes completa el patrimonio de un pueblo de torres y devoción

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