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Domingo, 11 de marzo 2018, 18:13
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Teresa Alario dirige en la Universidad de Valladolid la cátedra de Estudios de Género, que tuvo su germen en un grupo de trabajo de la Escuela de Educación que no estaba dispuesto a asumir la discriminación hacia la mujer en las aulas.
–¿Qué logros han tenido hasta ahora la Cátedra?
–Muchos. Se ha dado visibilidad a la necesidad de este tipo de estudios. Hasta entonces, no había un departamento concreto, eran personas a título individual que asumían esas tareas, pero necesitan una estructura que lo visibilice y se ha logrado con la cátedra.
-¿Realmente es necesario un cambio de lenguaje en las aulas?
–En las aulas hay que cuidar muchas cosas, el curriculum explícito, el oculto, el lenguaje que visibiliza o invisibiliza. No se trata solo de utilizar el masculino y el femenino, el as y el os, sino de hablarnos a las mujeres, de interpelarnos, de hacernos visibles.
–Sin embargo, todos los estudios apuntan a un repunte del machismo en los jóvenes.
–Es un movimiento contradictorio. Cada vez hay más mujeres preocupadas y concienciadas y otras que han normalizado una situación de control, que asocian al amor, y que es la primera causa de violencia de género. Son situaciones que se dan paralelamente.
–Después del 8-M, ¿cuál cree usted que es el reto?
–No pedimos nada extraordinario, solo ir solas por la calle, sin miedo, progresar en la carrera profesional... aún no hemos conseguido ser ciudadanos de pleno derecho.
–¿Entonces empieza ahora una nueva época?
–Hemos aportado una cuestión importante, salir a la calle. Los políticos y sus políticas no pueden olvidar que estamos ahí y tienen que llevar a cabo sus compromisos.
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