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Azu, aliada vital de un gran barrio
Los vecinos de Nueva Segovia celebran la tradicional matanza anual en la avenida de Vicente Aleixandre
carlos iserte
Segovia
Sábado, 25 de enero 2020, 20:48
Si La Churrería fuera un reino, Azucena Velasco Hernández sería su graciosa majestad, Poti el príncipe consorte, Pili la dama de honor y Claudio el gran lord Chamberlain. Pero no, este popular bar de Nueva Segovia es simplemente un establecimiento hostelero que todos los meses de enero designa entre su variopinta clientela al Matancero de Honor, que en su décima primera edición ha recaído en Azucena, Azu a partir de ahora, una de las personas más activas en estas populares jornadas cuturales y gastronómicas que tienen al cerdo como máximo exponente y que atraen hasta esta poblada barriada a numerosos segovianos que se acercan por la avenida Vicente Aleixandre para saborear las carnes a la plancha de los hasta cuatro guarros que se llegan a degustar. Todo un acontecimiento altruista que Azu conoce desde sus inicios y cuyos resortes maneja, junto a Nuria, con maestría y solvencia.
A nadie le sorprende, entonces, que Azu se alce con este reconocimiento, votado por el colectivo Amigos de La Churrería, si como decimos es una de las pioneras de esta matanza popular tan arraigada en las dos Castillas y promovida por la familia García Martín, con Saúl en la sala de máquinas, asistido como siempre por su hermano Jairo y por Leo, tal vez, la mejor camarera de Segovia (al menos la más trabajadora).
Equipo, con el patriarca Luis a la cabeza, que ha conseguido asentar en el calendario invernal esta fraternal iniciativa y convertir el último fin de semana de enero en una cita ineludible para los amantes de la tradición, del folclore (Mariano el dulzainero y cía.) y de la convivencia sana y plural. Acontecimiento que ningún año se pierden los políticos locales, desde la alcaldesa a otros ediles de la corporación municipal.
Amante del clasicismo popular
Pero vayamos por partes, que diría Jack el Destripador. Azu representa algo más que una Matancera de Honor, es ante todo una STV (acrónimo de Segoviana de Toda la Vida), nacida y criada en San Andrés, barrio capitalino que tiene por 'castigo' una importante concentración museística (Catedral, Alcázar, Judería, Puerta de San Andrés...), que la matancera conoce como la palma de su mano, aunque a la hora de elegir se queda con la fortaleza de Disney, cuyos secretos, guardados a lo largo de sus dos mil años de existencia, Azu ha vivido de niña y adolescente como 'polizón' de las visitas guiadas que recorrían la proa de ese imaginario barco a punto de zarpar sobre el valle del río Eresma.
Azu, aunque reside en la actualidad en Nueva Segovia, se siente atraída por el casco antiguo y frecuentemente pasea sus calles y chatea en sus bares para mantener viva la llama nativa de San Andrés y recordar, a golpe de jotas y canciones populares, su pasado enraizado en el colegio Domingo de Soto. Y es que nuestra protagonista se viene arriba con el cancionero popular castellano, sin renunciar a otras disciplinas melódicas como puede ser la copla, de la que es una gran seguidora.
Está claro, la Matancera 2020 es una amante del clasicismo popular y no solo musical, también cinematrográfico, llegando, incluso, a establecer parecidos con personas que ve por la calle paseando. «¡Mira!, esa niña se parece a Shirley Temple» o «aquel hombre es igual que Spencer Tracy». Paralelismos que se acrecientan en su visita a los mercadillos, bulliciosos y repletos de tenderetes, de los que Azu se declara una enamorada. Tanto es así, que cuando ella y Poti programan sus vacaciones estivales consultan antes el calendario de rastros y mercadillos de los lugares que van a visitar.
A pesar de su morriña del antiguo barrio de los canónigos, Azu forma parte inseparable de la comunidad de Nueva Segovia, donde se citan desde el clan de la editorial, esto es, del pueblo Anaya (Jose, Chorras, Poti…), pasando por grupos de matrimonios o futboleros de variados colores, porque aquí es imposible encontrarse solo, sobre todo si en ese momento está la torbellina conversación de Azu, una detallista que irradia humanidad y de la que es imposible no ser cómplice.