Del Álamo y Del Pilar pasean las únicas orejas en una seria corrida de Valdellán en Riaza

Abría cartel el albaceteño Rubén Pinar. Paró el toro con suma facilidad. Pinar brindaba al abrigado público, un toro que embestía a media altura. Su embestida era muy incierta y no tenía entrega. Carecía de ritmo. El manchego estuvo durante toda la faena aguantando las feas miradas. La facilidad del torero de poder lidiar cualquier animal no era comprendida en los tendidos. Tras dos pinchazos acertaba con una estocada muy vertical. Destacaba la brega de Ángel Otero. En su segundo lidió el toro con mucha capacidad. El de Valdellán transmitía una facilidad que no era cierta. Era protestón cuando el torero le exigía el muletazo por abajo. Un toro exigente muy por debajo del torero.

Se molestaba de la pata derecha el primero de Juan del Álamo. El público advertía que querían ver al toro de largo. Así lo hacía Del Álamo y se arrancaba con buen ritmo pero poniendo su propia distancia. En la brega del banderillero ya era reservón y le costaba un abismo obedecer al toque. Apretaba mucho, pese a eso, Roberto Martín Jarocho consiguió lucirse en banderillas aunque sin el reconocimiento del público. En la muleta, salía de los muletazos dando gañafones. Una faena que debido a los enganchones quedaba muy deslucida. Solo un doblón fue necesario para colocarlo y entrar a matar. Pero lo pinchó.

En la segunda tanda con la muleta, cogía muy feo del abdomen a Juan de Álamo el quinto de la tarde. Todo quedaba en un susto y conseguía el de Salamanca dejar los mejores naturales de la tarde. Entre pañuelos y pitos de protesta la presidencia concedía la que fue su única oreja.

El tercero le correspondía a Gómez del Pilar, se oían palmas de reconocimiento. Nada tenía que ver con su comportamiento de inicio, se mostraba reservón. Noé no conseguía establecer unos lances ligados. Este tercero de Valdellán fue el mejor de la tarde en el último tercio. El inicio de faena fue con un serial muy firme de doblones. Un toro con mucha transmisión debido a su humillación, franqueza y recorrido. Quería muleta en todo momento y repetía constantemente. No conseguía rematar la faena por el fallo con las espadas. El banderillero Iván Aguilera fue a sujetar al toro, tropezaba quedando totalmente a su merced. Una cogida muy fea pero sin consecuencias.

El último toro nada tenía que ver con su primero. Era en el que menos fe depositaba el ganadero. Las labores del campo se hacían complicadas con él y por la mañana era el más problemático en corrales. Y así fue su actitud; reservón por momentos, soltaba la cara, se defendía y hacia hilo continuamente al torero impidiendo una ligazón lucida. Aun así dejó sus mejores embestidas por el pitón derecho. Ya que por el izquierdo pocos pudo disfrutar. El cúmulo de la faena completa hacía que Gómez del Pilar se pasease con una oreja. Destacaron las varas de Israel de Pedro y los pares de Ángel Otero (saltó por Iván Aguilera) y el tercero Raúl Cebadera. Consiguiendo poner a toda la plaza de toros en pie al unísono.