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César Blanco Elipe
Martes, 2 de mayo 2017, 21:55
El vicerrector de Profesorado de la Universidad de Valladolid (UVA), José Carlos Cobos, califica de «alarmante» el envejecimiento de las plantillas docentes que trabajan en la institución académica. Las reglas del juego implantadas por las administraciones han asfixiado el relevo generacional. Ahora, la soga oficial aprieta algo menos porque la tasa de reposición tiene todos los visos de repetir este año el 100% de cobertura de las salidas por jubilación; pero el daño ocasionado tardará en desaparecer. Eso viendo el vaso medio lleno.
Y es que el rector la UVA, Daniel Miguel, confiesa que sería «frustrante» que no se pudieran ofertar todas las plazas que se queden vacantes por no tener cabida dentro de los márgenes que fije el techo de gasto que imponga la Consejería de Educación. Esa cifra está por ver, mientras tanto el equipo directivo de la Universidad cruza los dedos para que permita avanzar y afianzar el reemplazo del profesorado.
Sobre todo, el rector llama la atención sobre las áreas académica más envejecidas, que coinciden con las titulaciones con mayor historia y arraigo. En las carreras tradicionales, como Medicina, la zozobra es mayor que en departamentos más recientes, como por ejemplo la Escuela de Informática. Son dos caras de la moneda del DNI de los profesores. Tal y como pone de relieve José Carlos Cobos, en Medicina únicamente el 21% de la plantilla docente no ha cumplido los 60 años.
«Disfunción»
«Tenía que haber un plan de renovación en las áreas más antiguas», reitera el rector en referencia al «déficit» que arrastran estos centros con más tradición. Daniel Miguel habla de «disfunción». Explica que en aquellos departamentos donde hay carencia de relevo no se puede contratar porque, por otro lado, la plantilla es aún suficiente. Esta situación se concentra en las carreras con mayor antigüedad y solera. «En Medicina el problema es grave», remacha el máximo responsable de la institución.
Ese conflicto no es tan acuciante en el campus María Zambrano de Segovia. Como ha apuntado el rector en su visita de este martes, las áreas académicas son «más nuevas», lo que tiene su reflejo en el promedio de edad del profesorado y en una menor dificultad a la hora de encontrar reemplazo para la cobertura de plazas indefinidas. Un estudio del Sindicato de Trabajadores de Enseñanza (STEs) publicado hace dos años fijaba esa media en unos 48 años.
En contraposición, este martes el vicerrector de Profesorado indicaba que, en el conjunto de las cuatro sedes que posee la institución universitaria (Valladolid, Palencia, Soria y Segovia), ese promedio sube, de forma que la mitad del personal docente está por encima de los 50 años. Y lo que aún inquieta más a los responsables de la UVA: Uno de cada cuatro profesores es sexagenario.
Imitar a la empresa
Por su parte, José Carlos Cobos advierte de las amenazas que trae consigo la falta de una nueva hornada cualificada para recoger el testigo de las bajas que se produzcan por jubilación. El representante de la Universidad de Valladolid aboga por articular algún tipo de mecanismo que garantice un periodo de rodaje para los docentes entrantes. Sería como una especie de contrato de relevo que ya existe en el ámbito empresarial y que permite al sustituto compartir enseñanzas con el titular de la plaza que va a ocupar durante un periodo de tiempo. La intención es que no pase a dar clase desde cero.
Además, el vicerrector de Profesorado alerta de que si no hay sustituciones para las jubilaciones, la actividad investigadora también quedará seriamente damnificada y mermada. De ahí que Cobos insista en la necesidad perentoria de contar con una bolsa de profesionales preparados y acreditados vinculados a la Universidad.
La Facultad de Ciencias de la UVA cuenta con 530 sexenios investigadores reconocidos por publicaciones cada seis años de los 2.200 de la UVA. «Pero precisamente los tenemos porque somos viejos. El mismo dato es bueno y malo al mismo tiempo», llama la atención Cobos.
Es un dato que habla bien de la capacidad investigadora de los docentes, pero que no sirve de nada si a los jóvenes que se forman en esos departamentos no se les puede después encontrar una ubicación.
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