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El Norte
Domingo, 8 de enero 2017, 22:07
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La pasión y la ilusión por el mundo de la tauromaquia que el torero Víctor Barrio sembró entre centenares de niños de Sepúlveda sigue muy viva. Y más desde que, hace unos días, muchos tuvieran un regalo muy especial de los Reyes Magos de Oriente, que habían leído una carta del malogrado torero en el que les pedía «regalos taurinos, para que los niños sepulvedanos continúen con su afición y sigan aprendiendo sobre el mundo del toro», explican desde la Asociación Cultural Taurina Amigos de Víctor Barrio. Los Magos hicieron caso de la petición de esa misiva y el pasado día 5 no fallaron con ese deseo. Por eso, muchos pequeños recibieron en sus casas dos regalos, los que habían pedido en su carta y el libro Toros para niños, de Juan Iranzo.
El libro, de 40 páginas, contiene ilustraciones y textos breves que buscan enseñar la tauromaquia al mundo infantil de una manera didáctica. El ejemplar cuenta con varios apartados distintos, en los que se enseña la vida del toro como actividad ganadera; la importancia del caballo adiestrado para este fin; las diferentes etapas del toreo, y la cuarta parte, donde el niño sueña con convertirse en matador. Y acertaron, por «las caras de ilusión y alegría de los niños al recibir sus cuentos taurinos», según explican desde el colectivo cultural y taurino que lleva el nombre del torero.
Seguro que era el regalo que Víctor Barrio quería para todos esos pequeños, por los que profesaba un gran cariño, según dejaba patente en la «emotiva carta» que les había mandado. «Decidles a los niños de Sepúlveda que me acuerdo mucho de ellos, de los días que hemos toreado juntos, o de cuando me han ido a ver a una plaza de toros o a un tentadero. ¡Ah! Y recodadles que me encanta verles jugar a los toros en cualquier lugar. Animadles a seguir con su afición, que es una pasión maravillosa».
Un capote
No es la primera vez que los niños de Sepúlveda reciben un regalo taurino. En el 2011, los pequeños recibieron capotes infantiles que sus majestades de oriente les regalaron en la cabalgata de aquel año. Los capotes se adquirieron con el dinero recaudado por la venta de entradas del primer partido de fútbol sala entre banderilleros y toreros , que promovió el propio Víctor Barrio.
Volvió a celebrarse el 30 de diciembre, cuando los profesionales taurinos volvieron a jugar este partido, entre ellos, Cristina Sánchez o Morenito de Aranda. Después, los diestros dieron una clase de toreo de salón a decenas de niños, que disfrutaron a lo grande. Y Víctor Barrio estaba presente.
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