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Imagen de la plaza, donde se ubica el edificio de la Subdelegación del Gobierno. A. Tanarro

El impulsor de la semilla democrática

La Plaza de Adolfo Suárez recuerda al primer presidente de la democracia, que fue gobernador civil de Segovia

elena rubio

Lunes, 8 de agosto 2016, 11:38

El recinto amurallado de Segovia cuenta con numerosos espacios dignos de visitar y que pueden ser menos transitados por los turistas, pero que merecen la pena por su importancia histórica. Uno de estos lugares es la Plaza de Adolfo Suárez, a la que muchos de los que nos visitan llegan casi por casualidad tras subir por las escaleras del Postigo y callejear en dirección a la Plaza Mayor. Situada entre las calles del Seminario, de Domingo de Soto, de Eulogio Martín Higuera y del Conde Gazzola di Ceretto, se encuentra este espacio de estrechas aceras y paso continuo de vehículos, que callejean por el centro buscando aparcamiento.

En uno de sus laterales se encuentra el edificio de la Subdelegación del Gobierno, precedido por una escalinata. Su aspecto exterior es regio, en cuya parte de abajo destaca un soportal con cuatro columnas que sostiene un gran balcón donde ondean con frecuencia las banderas oficiales y un poco más arriba, un gran escudo de España tallado en piedra. A diario, el edificio es muy frecuentado por todo tipo de ciudadanos que realizan en su interior diferentes gestiones y papeleos.

Uno de los inquilinos ilustres de este espacio fue el primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez. De ahí el nombre de la plaza, que cambió su denominación en diciembre del 2014 tras el fallecimiento del expresidente «al estar ubicado el despacho y su casa en ésta plaza, durante su etapa como gobernador civil de Segovia», según se aprobó en el pleno del Ayuntamiento de Segovia, en marzo de aquel año.

Adolfo Suárez González (1932-2014) fue uno de los políticos con mayor protagonismo durante la transición española, siendo presidente del Gobierno entre 1976 y 1981. Pero antes de llegar a la Moncloa, Suárez dejó su huella imborrable en Segovia, al ser gobernador civil entre junio de 1968 y noviembre de 1969. Cuando llegó apenas tenía 35 años. Los meses fueron más que trascendentes, ya que en Segovia fue donde conoció al entonces príncipe de España, Juan Carlos de Borbón, con quien entablaría una duradera amistad, crucial para el destino de España. «Y es que, como afirman los buenos amigos que dejó aquí, en Segovia se planificó todo. Aquí germinó la semilla democrática de España, que años más tarde brotaría sin que nada pudiera ya detenerla», afirmó la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, el 3 de diciembre del 2014, cuando se descubrió la placa con el nuevo nombre del espacio.

Almuerzo en Cándido

Suárez y el entonces príncipe se conocieron el 7 de enero de 1969, en un almuerzo en el Mesón Cándido. De aquel almuerzo queda una de las leyendas urbanas de la Transición, que atribuye a Suárez la anécdota del conocido como papelito, que le entregó al príncipe. Al parecer era una hoja de ruta escrita en el reverso de una comanda con los pasos que debía de seguir para alcanzar la democracia. «Años después, un informe diplomático británico recogía un eco tardío de todo aquello en un comentario del propio Suárez sobre el famoso, y nunca visto, documento: en el otoño de 1977, el rey le había felicitado por su perspicacia al trazar con varios años de antelación un plan de democratización que llegaba hasta los Pactos de la Moncloa», según Juan Francisco Fuentes, autor del libro Adolfo Suárez. Biografía Política.

Durante el tiempo que estuvo en Segovia, Suárez también demostró su valía en la tragedia de Los Ángeles de San Rafael, a día de hoy muy presente en la memoria de muchos segovianos. Fue el 15 de junio de 1969, cuando 58 personas fallecieron y 147 resultaron heridas tras desplomarse un complejo turístico en la zona, justo en el momento en que más de quinientos comensales celebraban la novena convención de la cadena alimenticia Spar. 

«El gobernador llegó al lugar del siniestro acompañado de Abril Martorell y dio las primeras órdenes para la evacuación de los heridos. Incluso se remangó la camisa y colaboró en las tareas de desescombro», según relata el periodista Carlos Álvaro en el artículo Aquel gobernador civil que se ganó al pueblo de Segovia. Suárez, en apenas año y medio, también llamó la atención de Franco en su visita a la ciudad cuando le soltó sin ningún pudor que el Régimen estaba tratando a los segovianos como «ciudadanos de segunda». Adolfo Suárez consiguió que el territorio segoviano fuera considerado de acción especial dentro del II Plan de Desarrollo.

El legado de Suárez también quedó patente en la cultura de la ciudad, pues figura entre los impulsores del Colegio Universitario Domingo de Soto. Su nombramiento como director general de RTVE le impidió asistir, el 22 de noviembre de 1969, a la inauguración de este centro.

La llegada de la universidad puso el broche de oro a la etapa segoviana de Suárez, breve pero, a día de hoy muy recordada. Por eso, desde el Ayuntamiento insisten en que, con el nombre de esta céntrica plaza de la ciudad «no solo recordamos a un prohombre de nuestra historia, sino que le rendimos el mejor de los homenajes que podíamos brindarle, grabando su nombre en la piel de nuestra ciudad».

Este espacio se denominó plaza del Seminario hasta diciembre del 2014, cuando fue rebautizada con el nombre del ex presidente nacional. El motivo de este nombre durante décadas se debió a que en uno de los lados de la plaza se alza el edificio del Seminario Conciliar, que fue construido a partir de 1577 para la Compañía de Jesús, instalada en la ciudad en 1599. El Seminario está declarado Bien de Interés Cultural con la categoría de Monumento en el año 2000.

Fachada imponente

Con una fachada imponente de granito, destaca su portada con varias columnas y un escudo de Castilla y León. En la parte superior, un frontón triangular con bolas remata el edificio. A su interior se accede a través de una gran puerta verde de madera, para contemplar un templo de cruz latina cubierto con bóvedas de medio cañón. Destaca el retablo barroco de José Vallejo, construido en 1678.

Carlos III mandó expulsar a los jesuitas en abril del año 1767 y se procedió a confiscar sus bienes por medio de una Pragmática. Este acontecimiento provocó que el templo y el colegio de la compañía de Jesús se abandonaran a los pocos meses. «Allí se estableció el Seminario Conciliar hasta que la falta de vocaciones aconsejó su cierre hace algunas décadas y la reconversión de una parte del edificio en Residencia Sacerdotal y Casa de Espiritualidad. Desde hace pocos años se han trasladado a dicho edificio la sede y oficinas del Obispado de Segovia, como recuerda Juan Antonio Folgado en ellibro Las calles y plazas de Segovia y sus barrios incorporados. Durante algún tiempo en la década de los años treinta del siglo XX, el espacio se con

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