El garbanzo de Valseca quiere ser VIP en 2017
Con una producción anual de 50.000 kilos, la cosecha de 2016 podría ser la última sin sello de calidad
Mónica rico
Viernes, 13 de mayo 2016, 16:11
Como bien es conocido en toda la provincia y gran parte de la geografía nacional, el producto estrella de Valseca es su garbanzo, que suele ser gordo y suave, tal y como nos recuerda incluso el refranero: El buen garbanzo y el buen ladrón de Fuentesaúco son, y el más fino de Vitigudino, y si es de Valseca, gordo y suave como la manteca. Sin duda, la localidad es conocida por la calidad de sus garbanzos y a ellos dedican todo un fin de semana de actividades, unidas a la festividad de San Isidro Labrador.
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El punto fuerte de estas ferias y fiestas es la degustación del tradicional cocido, una forma de exaltación a este producto tan sabroso que se cultiva en el lugar, aunque no es originario de la zona. De hecho, el origen de esta rica legumbre es discutido, pero la mayoría de expertos lo sitúan en el Mediterráneo Oriental, en países como Grecia, Turquía o Siria, desde donde se expandió por todas las regiones del Mediterráneo y posteriormente se introdujo al centro del país. Parece bien probado que los de Valseca proceden de Turquía.
El producto, conocido durante años como la carne de los pobres, se encuentra entre las leguminosas de más alto valor nutritivo.
Además, cuenta con una fibra altamente degradable, alto contenido en magnesio y alto porcentaje de proteína digestible, lo que lo convierte en un producto perfecto para consumir en cualquier ocasión y todas las épocas del año. Además del tradicional y rico cocido, el garbanzo puede ser protagonista de multitud de platos, como su afamado matrimonio con los callos o en verano en forma de ensalada con verduras.
Esta legumbre cuenta con una gran tradición de cultivo en el municipio, aunque este descendió durante unos años, y en las últimas décadas se volvió a reactivar. Tanto que hoy en día cuenta con una producción anual de unos 50.000 kilos, según informa el alcalde del municipio, Alfonso Gil, quien destaca que en los últimos quince años se ha multiplicado por cinco.
A pesar de ser una gran cifra, el consumo únicamente es nacional porque «nos lo quitan de las manos», señaló Gil, quien destaca que el producto no podría competir por precio con otros como el de México o el indio, pero que por el momento la venta está asegurada, porque «lo vienen a buscar», lo que viene a refrendar su calidad.
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Amplio respaldo
Una calidad que desde hace años trabaja por verse auspiciada por un sello de calidad, y antes de final de año se espera contar con una marca de garantía. El alcalde de Valseca señala que se cuenta con el apoyo de la Diputación Provincial y del Instituto Agrario de Castilla y León, además de tener a Prodestur completamente volcado en el asesoramiento y apoyo para desarrollar y potenciar la marca.
Los trabajos están ya muy avanzados y la asociación que reúna a los productores y gestione el reglamento de uso podría constituirse antes de que acabe el verano, por lo que se espera que la producción de 2016 sea la última sin sello, y que la cosecha de 2017 ya esté certificada.
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La producción del garbanzo comienza con la preparación del terreno, a la que sigue una siembra primaveral, habitualmente en abril, y en terreno de secano. La recolección se produce en verano, pasada la cosecha del cereal. En Valseca se cultivan lo más fieles a la forma tradicional y consiguen un resultado idea, grueso y suave, gracias a las características del terreno, con un PH casi neutro y el cuidado que ponen sus labradores en la selección de las semillas y posteriormente en la recolección, limpieza y selección del producto.
El resultado final aporta una calidad única, que solo se puede encontrar en los garbanzos de Valseca, que este fin de semana vivirán su fiesta.
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