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El coro de la Hermandad de la Virgen del Rocío interpreta uno de los cánticos.

Por la bendición rociera

La hermandad de Segovia celebra en la sabatina un besamanos a la Virgen

César Blanco Elipe

Domingo, 14 de febrero 2016, 12:29

¡Viva la Virgen del Pocío! ¡Viva la Blanca Paloma! Entre vítires y aplausos culminó la sabatina oficiada ayer por la tarde en el convento de las Madres Clarisas de Santa Isabel, sede de la Hermandad de la Virgen del Rocío de Segovia. La eucaristía, oficiada por Serafín Merino, junto al diácono José Jaime Aranega, quien además tendrá el honor de pronunciar el pregón del Rocío de este año, ha sido un preámbulo anunciador de la proximidad de la Semana Santa.

La monición de entrada a la ceremonia animó a los presentes a seguir los caminos marcados por Dios a través de su Palabra. La cuaresma resuena «como un gran despertador para que cambiemos nuestra vida».

En la homilía, Serafín ahondó en el mensaje de andar el largo camino de la purificación y preparación para poder participar con dignidad en la plenitud del don transformador de la Pascua. Así, conminó a los fieles a no dejarse llevar por las tentaciones de la riqueza o del poder; y pidió a la Virgen del Rocío que tienda su mano a los hombres para ayudarles a descubrir la palabra divina.

El coro de la hermandad, dirigido por el presidente José Luis Ansoleaga, entonó e intercaló cantes en la liturgia rociera antes de que diez niños subieran al altar para cumplir con el besmanos a la Virgen de la Blanca Paloma. Para finalizar, el coro cantó la tradicional Salve.

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