En esta feria no hay dos iguales

La tradicional ceremonia de inauguración de la Feria de Alfarería y cerámica pasó inadvertida porque los puestos ya estaban desde primera hora llenos de curiosos. Un tiempo casi primaveral y la primera avalancha de turistas con el puente de la Constitución y de la Inmaculada hace pensar a los organizadores del Colectivo de Ceramistas de Segovia (Cocerse) que esta edición aún ha de ser mejor en visitas y ventas que otros años, en los que a pesar de la nieve, el reclamo de la artesanía más variada no amedrentó a la clientela.

Con esos buenos vaticinios y el aliciente de que los precios se mantienen con respecto a otras citas, los treinta expositores han abierto, este sábado por la mañana, sus toldos para exhibir todo un muestrario de «piezas únicas», como recuerda los representantes del gremio segoviano. La exclusividad es un valor ya en sí mismo al que se une la funcionalidad de buena parte de los artículos.

Los visitantes encontrarán desde ollas, fuentes o vasijas de barro a la vieja usanza castellana hasta objetos más delicados pensados para el ornamento y el embellecimiento. Sin olvidar la utilidad de portarretratos, lámparas, relojes, platos, juegos y un interminable etcétera a disposición de los clientes.

Sobrevivir a la crisis

Ese amplísimo abanico de técnicas y de piezas es, precisamente, una seña de identidad de esta feria, que se celebrará hasta el martes 8 en la avenida Fernández Ladreda de la ciudad. Al respecto del espacio, la organización tuvo que disminuir el año pasado la cifra de puestos. Pasó de cuarenta a los treinta que mantiene en esta edición. Las procedencias son de los más diversos puntos de país, sobre todo de Castilla y León. Y esta vez, la representación internacional recae en un artesano portugués.

Quienes repiten llegan con renovadas propuestas puestas al día; y otros se estrenan en la feria con novedades nunca vistas hasta ahora en este acontecimiento. Así, Cocerse reinventa cada año la feria, a pesar de que la crisis haya afectado a muchos talleres que se han visto forzados a cerrar. En Segovia, la repercusión no ha sido tanto la clausura de negocios como la necesidad de «replegar la actividad» para adaptarse a una demanda más tímida, explican fuentes del gremio.

La vanguardia, la originalidad, la creatividad y la tradición también se dan la mano en la cita de estos días en Segovia. Cinco alfareros participan este año, «todo un lujo porque cada vez hay menos». Ellos proponen quizás los escaparates más costumbristas y entrañables.