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El teniente coronel Fernando Gil y la subdelegada del Gobierno, Pilar Sanz, muestran parte del material recuperado.
La Guardia Civil de Segovia detiene al presunto autor de 41 robos en repetidores de telefonía

La Guardia Civil de Segovia detiene al presunto autor de 41 robos en repetidores de telefonía

La 'Operación Señal' esclarece 18 delitos en la provincia de Segovia y otros 23 en Madrid, Ávila, Burgos y Toledo

Miguel Ángel López

Martes, 17 de noviembre 2015, 13:36

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F. R. B., de 42 años, es un 'lobo solitario'. Conoce bien las instalaciones de los repetidores de telefonía móvil porque ha trabajado en seguridad para alguna compañía. Actuar en soledad le proporcionaba la discreción que no habría tenido con algún cómplice y la libertad de iniciativa para su 'trabajo', «muy minucioso» tras haber planificado los robos con una documentación previa en Internet y con el estudio del terreno, el reconocimiento de las estaciones repetidoras. La Guardia Civil de Segovia lo ha detenido hace unos días 'in fraganti', en la madrugada del 10 de noviembre, cuando cometía otro robo con fuerza en una instalación de telefonía móvil de El Espinar, en el paraje de El Estepar. Tras las pesquisas de la 'Operación Señal' le considera presunto responsable de 41 robos, 18 en Segovia (en Villacastín, El Espinar y en las zonas de Cerezo de Arriba y Cerezo de Abajo) y otros 23 en Madrid, Ávila, Burgos y Toledo.

La subdelegada del Gobierno en Segovia, Pilar Sanz, y el teniente coronel jefe de la Comandancia de la Guardia Civil, Fernando Gil, han presentado este martes la 'Operación Señal', un trabajo realizado con éxito tras las investigaciones realizadas durante meses y por el que los representantes de las empresas de telefonía móvil, de Vodafone, Orange y Telefónica Movistar han agradecido porque supone una «extraordinaria labor» ante un tipo de delincuente «relativamente nuevo», según ha comentado David Martínez, responsable de Orange.

F. R. B., que tiene un amplio historial delictivo, actuaba solo. Pilar Sanz y el teniente coronel Fernando Gil han explicado que tras seleccionar los lugares e instalaciones donde pretendía robar, llegaba de noche, forzaba el cerramiento de valla metálica y las cerraduras con una cizalla y unos alicates, entraba en las casetas, desmontaba todos los equipos (no sin riesgo, puesto que en estos repetidores hay transformadores de energía eléctrica), cortaba los cables, acercaba una furgoneta a la entrada, cargaba todo y lo llevaba a unos locales que tenía alquilados en distintos lugares de Madrid para desmontarlos y vender los metales y otros materiales, a precio de mercado, en chatarrerías donde se presentaba como operador autorizado en la eliminación de residuos.

El material y los componentes eléctricos y de telefonía que encontraba en el interior (equipos de radio, radioenlaces, aparatos de aire acondicionado, baterías e incluso el propio cableado de estas instalaciones), tenían así fácil salida, como ha quedado reflejado en los libros de las empresas de chatarrería a las que acudía F. R. B., casi todas distintas.

Una vez efectuado el robo, transportaba los efectos en un vehículo de su propiedad a unos locales que había alquilado en la provincia de Madrid, donde los almacenaba para después desmontarlos y venderlos en las chatarrerías. La Guardia Civil estima que desde febrero vivía de esta actividad delictiva, que le podría haber reportado unos beneficios directos de entre 30.000 y 40.000 euros, aparte de otros por la venta de materiales de aparatos de aire acondicionado.

Los daños en las instalaciones de telefonía interrumpían la comunicación, los servicios de datos, Internet y telefonía móvil, a pesar de que las averías eran subsanadas en el menor lapso de tiempo posible por las empresas. Esta situación ha afectado a una población estática sobre todo del entorno de los municipios segovianos de El Espinar y Villacastín, según ha comentado el teniente coronel Fernando Gil, y causaba alarma social en las poblaciones afectadas, que se quedaban sin servicio y sus vecinos no podían utilizar cualquier servicio de teléfonos móviles y sistemas vinculados, como alarmas, tele asistencia, etcétera; con el peligro real añadido que acarreaba para las personas.

Afectados

La actividad del detenido también ha afectado a una elevada población dinámica, sobre todo a los usuarios de la autovía A-1 (Madrid-Burgos) en el tramo de la provincia de Segovia, que soporta un tráfico diario de unos 18.000 vehículos, y a quienes circulaban por la A-6 y la N-VI (Madrid-La Coruña), con una intensidad diaria semejante. En las zonas de los repetidores expoliados los conductores y pasajeros de los vehículos que circulaban por estas carreteras notaban cortes en el servicio de telefonía.

En las zonas afectadas el servicio quedaba interrumpido durante unas cuantas horas, un mínimo de tres, porque cuando las empresas de telefonía escuchaban la alarma y se desplazaban a las casetas tardaban ese tiempo en reponer los equipos. Los daños materiales ocasionados y el perjuicio económico a las empresas no se han podido evaluar en su totalidad a fecha de hoy, pero en daños directos la cuantía supera los 350.000 euros. El perjuicio generado por estas acciones, debido al cese del servicio, es difícilmente cuantificable, y debe ser definido por la compañías perjudicadas.

En la 'Operación Señal' se han efectuado tres registros en la provincia de Madrid, donde se han recuperado numerosos efectos pertenecientes a las instalaciones robadas; asimismo, la Guardia Civil ha localizado varios puntos de venta, donde, una vez desmontados los efectos sustraídos, sus componentes eran vendidos, pero descarta por el momento posibles responsabilidades por la receptación de los materiales, según ha dicho el jefe de la Comandancia de Segovia.

El detenido ha pasado a disposición del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Segovia, que ha decretado su ingreso en prisión.

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