«El espectador de teatro aficionado prefiere obras que dejen huella»

La Vega de Valseca es un grupo que nació en 2006 como apuesta cultural del Ayuntamiento de Valseca. Desde entonces ha puesto en escena diferentes obras a lo largo y ancho de la provincia de Segovia. La Malquerida o Bodas de sangre son algunos de los textos que esta compañía ha interpretado sobre el escenario del Juan Bravo, que en esta edición de la Muestra Provincial les verá atreverse con Marianela, una obra escrita por Benito Pérez Galdós. La representación será mañana sábado, a las 20:30 horas. Los miembros del grupo analizan la evolución a lo largo de estos casi diez años de andadura.

¿Qué ha cambiado en La Vega de Valseca desde sus inicios en 2006 hasta ahora?

Cuando nació el grupo de teatro impulsado por el alcalde de entonces, como actividad cultural buena para el pueblo, tuvimos todo tipo de facilidades. Y, agradecidos, representábamos la obra de cada año gratis, en primer lugar en Valseca. Desde hace un tiempo lo hacemos en Segovia capital y muchos pueblos de la provincia pero, desgraciadamente, no en nuestro pueblo. Por lo demás, es un grupo vivo que se va renovando, dependiendo de las circunstancias de cada uno. Todo el mundo que lo desea, en cada obra tiene un papel más o menos largo. Ahora somos, en total, quince actores. Nuestro lema es que todos somos necesarios pero ninguno imprescindible.

¿Qué valora el espectador del teatro aficionado?

Al principio creíamos que era el simple entretenimiento y la risa. Hemos ido comprobando, cada vez más, que prefiere obras que dejan huella en el recuerdo porque su contenido invita a la reflexión y aporta una dosis de aprendizaje cultural. El espectador, como un buen comensal, sabe diferenciar bien los menús.

Ustedes suelen elegir clásicos del teatro español. ¿Qué tiene este tipo de teatro que no tiene el más moderno?

No necesariamente teatro clásico, pues valoramos y no desechamos el moderno, pero es verdad que nos sentimos cómodos con autores como Benito María de los Dolores Pérez Galdós, Federico García Lorca, Ramón María del Valle Inclán o Antonio Gala, por ejemplo. El espacio físico del lugar de ensayo y las características personales del grupo condicionan la tipología de nuestro teatro.

¿Qué les llamó la atención de Marianela para llevarla a las tablas?

En primer lugar las características del personaje central, Nela. Su primitivismo, su naturalidad, su inocencia, su sencillez ponen de relieve valores que escasean en la sociedad actual. Además, queda de manifiesto en la obra cómo los humanos olvidamos fácilmente cuando las pasiones y los intereses entran en juego. Y ya, si entramos un poco en profundidades, el dilema que se produce si la mente y el corazón chocan, se enfrentan. La obra es fiel reflejo de la vida misma, puro realismo; movimiento literario del cual el autor es uno de sus máximos representantes.

Junto a los actores del reparto incluyen una descripción de los personajes y tanto a Nela como a Florentina las describen como enamoradas con mayúsculas. ¿Cuál es el propósito de estas descripciones?

Las dos están enamoradas de un mismo hombre, Pablo. Sin embargo, el destino de ambas es diferente y solo, solo, por su apariencia externa. Al final la bondad, la generosidad, la solidaridad y otros muchos valores quedan relegados a segundo plano. Es el pan nuestro de cada día, vemos a cada paso cómo triunfan quienes saben revestirse de aureolas aunque tengan la cabeza hueca y el corazón de piedra. Sencillamente, nos dejamos llevar por las apariencias, es la sociedad de la imagen.

¿Cómo se ve el escenario del Juan Bravo cuando está tan lleno como va a estar mañana sábado?

Como una oportunidad de poder ofrecer a mucha gente el fruto de nuestro trabajo, como una posibilidad de hacer pasar un buen rato a cuantos nos regalan sus miradas, como un foro desde el que contribuir a divulgar la cultura, como una plataforma desde la que invitar a la reflexión Y también con la responsabilidad que el público nos merece. Quisiéramos mostrar nuestro agradecimiento a la gente que nos apoya y solicita, que es mucha, y de manera especial a quienes nos dejan su nave en la que poder ensayar.