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El museo está ubicado en la iglesa de Santiago. LAYA

El templo de los alfareros

ALBA DE TORMES ·

La iglesia de Santiago expone para todo el que se acerca más de un centenar de obras de arte que guardan en su interior muchísima historia y tradición

manuel laya / word

ALBA DE TORMES

Lunes, 19 de abril 2021, 17:13

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Llegamos a la iglesia de Santiago de Alba de Tormes, de la que se desconoce su construcción, pero de la que se sabe que ya aparecía en un foro del sigo XII pues formaba parte de la ruta románico mudéjar de la comarca, años atrás queda su dedicación al culto para dejar paso a la cultura y la tradición desde 2018. Ella alberga el Museo de Alfarería, majestuosa e imponente resalta su alto techo de madera y su ábside mudéjar de ladrillo rojizo que contrasta con el resto del templo. Un espacio hermoso e inigualable que hoy acoge protectoramente años de tradición y cultura de un pueblo, la alfarería albense.

Acoge un centenar de piezas de todas las épocas de la alfarería local, aunque reina la realizada en el siglo XX. Así podemos contemplar dos vasijas del XIX y hay constancia de cerámica de los siglos XV y XVI que están en manos particulares, lo que reafirma la gran tradición legendaria del barro en la localidad albense. No es fácil encontrar una colección tan rica en diseño, variedad y calidad sin salir de una sola población, todas las piezas que contemplamos han sido realizadas por manos de albenses, de seis o siete generaciones atrás que han perdurado hasta nuestros días. Alba de Tormes llegó a tener más de 40 talleres de alfarería, cuando en muchos pueblos sólo había un horno para todos los artesanos, en Alba cada taller disponía de su propio horno, muchos de ellos con más de un torno para trabajar y alguno incluso con más de un horno, lo que puede dar una idea del volumen de producción que la villa llegó a alcanzar en sus mejores tiempos.

Según avanzó el siglo XX y fueron apareciendo nuevos materiales, la parte utilitaria del barro fue dando paso al plástico y al duralex, el alfarero supo adaptar a los tiempos. Fue ahí cuando la delicada mano de la mujer le dio a la alfarería, no solo un uso de cacharros diarios, sino un uso ornamental. Es ahí cuando empieza a destacar y lucir la filigrana, el sello de identidad de Alba de Tormes, tanto que se está luchando por catalogarlo como Bien de Interés Cultural; solo hay que contemplar las magníficas obras de la exposición para comprender el arte de la decoración albense en este estilo.

Tiene la suerte Alba de disponer de dos barros para hacer sus piezas, según se mezclen el fuerte y el flojo cada pieza valdrá para alimentos, líquidos o para utilizar en el fuego. La otra ventaja de encontrar estas dos arcillas muy puras es poder jugar con la decoración. La decoración y el buen gusto, algo que no se les presupone a los trabajadores de labores duras y sacrificadas, se juntan en el alfarero albense que ha desarrollado a lo largo de los años la estética de combinar y encontrar esos diseños agradables a la vista.

Imagen principal - El templo de los alfareros
Imagen secundaria 1 - El templo de los alfareros
Imagen secundaria 2 - El templo de los alfareros

En uno de los laterales de la iglesia encontramos dos tumbas cobijadas por arcos carpaneles sostenidos por cuatro leones, decorados con escudos de castillos y leones que son ahora lugar para exaltar la mano de la mujer en la alfarería albense, cualquier descripción se quedaría corta para intentar describir la elaborada y detallada obra de sus manos en cada uno de las piezas expuestas, platos y jarrones que juegan con las formas y los colores y que parecen imposibles de elaborar. Es el más que merecido tributo a la mano con buen gusto y fina en los trabajos alfareros.

Encontramos en una de las vitrinas de la exposición la 'juguetería', hoy réplicas en miniatura de las grandes obras que se han realizado, pero con un origen más sencillo. Los sobrantes de barro de los trabajos se utilizaban para hacer pequeñas miniaturas para que jugaran los pequeños de la casa, hoy auténticas joyas, lo que en otro día fueron regalos para los críos. Sirven también las puertas del templo para mostrar un mapa donde se situaban los alfares en el pasado siglo.

Hoy todavía quedan tornos y hornos en Alba, gente que trabaja el barro, se siguen haciendo exposiciones y se cuenta con este museo que rinde honores a los grandes alfareros de la villa. Y es de agradecer que un Ayuntamiento como el de Alba de Tormes apueste por la cultura, por la tradición, por conservar lo que les hizo destacados en otras épocas y siga con iniciativas como éstas para que no se pierdan en el tiempo y el recuerdo. Retomo unas palabras de esperanza de la alcaldesa Concepción Miguélez, «ese declive que puede tener la alfarería y que no debemos de dejar perderse por parte de las instituciones. Es un momento para apostar por la artesanía y todo lo que puede innovar. Hay una alfarería que ha estado presente y debe seguir estándolo». Es por ello que el Ayuntamiento ya ha realizado alguna casa de oficios y la intención es hacer el próximo taller de cultura juvenil versado en el arte de la alfarería.

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