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ROSA M. GARCÍA / WORD
SALAMANCA
Lunes, 19 de agosto 2019, 11:38
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Desde los objetos utilitarios, que sirven para la cocina sobre todo, hasta el decor (decoración), pasando por los murales o las porcelanas traslúcidas que hacen lámparas.... es mucha la variedad de productos que ofrece la XXXI Feria del Barro que se celebra hasta hoy en la plaza de Anaya de Salamanca y que congrega a 25 alfareros y ceramistas de Castilla y León, Extremadura, Madrid, Asturias, País Vasco, Galicia, Castilla-La Mancha y Portugal; ocho de ellos son salmantinos. Además, de la infinidad y variedad de objetos, hay muchas técnicas y cada una es distinta, ya que «cada artesano aplica la técnica de una forma diferente», apunta Óscar Dueñas, presidente de Arbasal, la asociación que organiza el certamen.
El desarrollo de la feria es «más o menos» como otros años, sin embargo, el cambio de ubicación de la plaza de Los Bandos a la de Anaya, puede haberle afectado. Así, comenta Dueñas, «quizás ha despistado un poco a la gente de Salamanca, que se ha enterado a última hora que estamos aquí en Anaya; sí que en los últimos días se nota más afluencia de la gente salmantina». Al contrario, los extranjeros que visitan la feria son más, ya que «el turismo está aquí más concentrado que en Los Bandos y viene más gente de fuera, ingleses, franceses, italianos, portugueses, rusos, etc.».
Respecto a las ventas, asegura que «van bien», aunque depende de cada expositor. «Hay a gente que le ha ido un poco peor que el año pasado en Los Bandos y a gente que le va bastante mejor». En parte, depende del tipo del producto que ofrezcan, ya que «al haber más extranjeros en esta zona, el producto que exigen es diferente; no vienen tanto por los utilitarios, sino que van más por lo ornamental, y les llama más la atención el decor, la alta temperatura, las porcelanas traslúcidas,... este tipo de cosas», afirma.
El presidente de Arbasal, que lleva 32 años como ceramista, comenta que el sector está «más o menos igual» que en los últimos años. «Se mantiene, aunque es complicado hoy día mantenerse, pero la gente lo intenta; y hay que seguir intentándolo, si no, se pierde esta tradición milenaria», asegura.
El «cambio de tendencias del público» es lo que más le perjudica. «Ahora tiran más por las nuevas tecnologías que por este tipo de producto; también las casas son más minimalistas; ha cambiado todo un poco, ha sido un cambio global de las tendencias de la gente».
El futuro del sector lo ve «complicado», porque «la gente joven no se involucra en esto; no se nota ni curiosidad ni intención de continuar con esta tradición familiar. Es un negocio duro y complicado»
En cuanto a los apoyos que reciben, han hablado con el Ayuntamiento y la Diputación y «sí parece que para el año que viene vamos a tener algunas ayudas», ya que «las necesitamos para seguir manteniendo la feria. Es cuestión de hablarlo; tenemos que reunirnos y ver lo que hacemos para el año que viene». Hasta ahora, dice, no recibían ninguna ayuda, pero «este año hemos visto buenas intenciones y creo el año que viene las tendremos».
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