Las ONG de Salamanca auguran un aumento en el número de personas que necesitarán su asistencia
Cruz Roja ya ha duplicado las familias que atendía y Cáritas añade que el ritmo de peticiones no bajó ni en verano
d. bajo / r. m. garcía
Domingo, 13 de septiembre 2020, 11:47
La segunda ola del coronavirus está llamando a la puerta. Ayer, sin ir más lejos, se confirmaron casi 170 nuevos positivos en Salamanca. Afortunadamente, la ... situación no es misma que en abril o mayo: las farmacias tienen mascarillas y gel de sobra, mantener la distancia social ya no es un tabú y, sobre todo, las cifras de fallecidos han caído en picado.
Pero después están los efectos secundarios sobre el empleo y el tejido social. La primera industria local, el turismo, pasa por un momento complicado, y el Ayuntamiento explicó esta semana que más de 200 empresas echaron el cierre durante el primer semestre del año. El miedo se ha adueñado de la economía y eso es una muy mala noticia.
Las organizaciones sociales de Salamanca lo profetizaron hace semanas. Advirtieron de que detrás de la crisis sanitaria vendría la económica. En abril, mayo y junio ya tuvieron que multiplicar sus esfuerzos para atender las peticiones de ayuda y temen que la historia se repita en el último tramo de 2020. El verano está a punto de acabar, volvemos a la rutina y los problemas que dejamos aparcados siguen esperando.
El coordinador provincial de Cruz Roja Salamanca, Javier Vicente, recuerda que en la fase de emergencia «que para nosotros fueron los tres meses de marzo. abril, mayo y hasta finales de junio», atendieron mas de 6.600 solicitudes de auxilio. De ellas 4.500 fueron de familias que recibieron ayudas básicas para alimentación, aseo, productos de higiene o medicinas.
Desde julio y hasta primeros de septiembre «las peticiones de ayuda han ido en aumento en cuanto a necesidades básicas. No hablamos solo de alimentación, son suministros, alquileres... todo lo que es apoyo en situación de vulnerabilidad familiar y sin recursos».
El presidente de Cruz Roja Salamanca, Jesús Juanes, añade que desde que terminó la etapa de emergencia (finales de junio) «se produjo una ralentización de las peticiones de ayuda que nos hacían. Esta situación se mantuvo desde finales de junio y en el mes de julio, pero desde finales de agosto, y cada vez más, tenemos que intensificar estas ayudas básicas. Estamos otra vez duplicando las peticiones de una época normal. Todo el año atendemos a familias, pero ahora estas ayudas, unas 35 al semana en un mes normal, se nos están duplicando ya unas 60-70 a la semana», advierte.
Javier Vicente cree que la tormenta que se avecina «son efectos colaterales o indirectos del coronavirus. Hay personas y familias sin empleo, sin ingreso mínimo vital, sin prestaciones... muchas personas que se ganaban la vida en la economía informal se han quedado sin nada. De alguna manera, todo tiene que ver con la emergencia sanitaria». Y tanto él como Juanes coinciden en que el futuro se adivina complicado. Para el presidente «la situación está repuntando y no sabemos hasta qué punto va a llegar, pero tenemos fijada una estrategia que funcionó en los meses mas duros. Voluntarios y técnicos no regatearon esfuerzos y estuvieron al pide cañón, y podemos presumir de que lo hicimos con total transparencia».
El coordinador corrobora que hay «preocupación» por el fin de año que se avecina «porque los recursos también son limitados, y estamos en una etapa de crecimiento en cuanto a demanda. Nos preocupa cómo serán estos tres meses». Cruz Roja, igual que muchas otras ONG, padeció los rigores del confinamiento. Tuvo que cerrar temporalmente algunos centros y también suspender actos que le servían para financiarse, como el día de la banderita, y en el futuro harán falta recursos.
Javier Vicente aclara que «si lo comparamos con 2019, a finales de agosto ya habíamos facilitado las mismas ayudas que en todo el año pasado». Calcula que a día de hoy han gastado 120.000 euros mas que en 2019 «sin tener en cuenta la emergencia». Es «una cifra importante».
Si nos fijamos en las semanas de emergencia sanitaria y social, durante dicha etapa «se invirtieron casi 400.000 euros» en ayudas básicas. En resumen, «ahora mismo, hasta este momento, hasta septiembre, la Cruz Roja ha invertido en donaciones, ayudas de primera necesidad, etc... 700.000 euros». La comparación con 2019 es reveladora. A falta de tres meses y medio para acabar el año, Cruz Roja ha experimentado «un incremento de un 50% después de tres años a la baja, con una reducción del 20%. Estábamos en un momento en el que las ayudas básicas se reducían y de pronto todo se ha disparado».
Finalmente, Juanes destaca que Cruz Roja ha retomado el modelo asistencial anterior a la emergencia. Durante la pandemia, daba directamente bolsas de alimentos «pero no es la forma en la que trabajamos» de manera habitual, consistente en entregar tarjetas precargadas con un importe determinado para que las familias necesitadas «vayan al supermercado y hagan la compra de los productos que entienden que necesitan», aclara.
Ritmo elevado
El panorama que describe Cáritas Diocesana es igual de complejo. Atienden a más usuarios que en un año normal y no hay visos de que la tendencia vaya a cambiar.
Desde la ONG diocesana comentan que a día de hoy tienen una situación similar a la de los últimos meses. Han cuantificado el número de personas atendidas «y casi duplicamos el número durante el confinamiento. Y no se ha reducido ese número desde que volvió la normalidad». En su caso, parece que el verano no ha supuesto ningún alivio. En los meses estivales «no ha descendido la atención, sobre todo en la atención de primera necesidad. Ha habido un ritmo mucho más elevado que en el primer trimestre del año», el único 'normal' de un 2020 demasiado conflictivo.
La raíz de esta situación surge de los efectos del coronavirus. «No se están moviendo tantas ofertas de empleo como para que las personas que atendemos puedan incorporarse al mercado laboral y retomar su equilibrio de ingresos. No esperamos que vaya a haber muchos cambios». Ademas, conforme pasaban los meses en confinamiento, la gente iba consumiendo sus recursos «y si no se agilizan las prestaciones sociales, vamos a ver aumentar el número de personas que piden una atención de primera necesidad», advierten. En esta línea, no se olvidan de quienes estaban en situación de exclusión y vulnerabilidad «y ahora están totalmente fuera del ámbito de la integración» y con cada vez menos posibilidades de revertir esa situación. Es un colectivo que «nos preocupa mucho. Hay que trabajar para que ese grupo no se quede atrás».
En cuanto a las peticiones de los usuarios de Cáritas, destaca sobre todo la vivienda. «Es un bien de primera necesidad que no pueden perder, igual que las ayudas de alimentación. Este último mes también están aumentando las peticiones y la preocupación por los gastos escolares», comentan. «Otra demandas importante son las ayudas para tramitar el ingreso mínimo vital, que es lo más novedoso de estos meses. Hay que hacer los trámites telemáticamente y hay gente con problemas para hacerlos».
El resto de centro de Cáritas, como Ranquines o el espacio para gente con VIH «siguen con su ritmo de trabajo y no han dejado de atender desde que acabó el confinamiento».
Escasez de alimentos
«Tenemos un trimestre complicadillo. Las estanterías se están quedando sin existencias y cada vez hay más gente que lo está pasando peor», afirma Godofredo García, presidente del Banco de Alimentos de Salamanca.
Ante esta escasez actual de alimentos, la ONG hace un llamamiento «para ver si la gente responde y podemos continuar el mismo ritmo que hemos tenido hasta ahora». Ahora mismo, señala García, «tenemos pocos alimentos, hay estanterías vacias y están saliendo más de 6.000 kilos diarios y eso es muchísimo».
Además de una llamada a las solidaridad de las empresas y de las personas particulares, realizarán un llamamiento al resto de Bancos, «por si alguno nos puede echar una mano, aunque imagino que estarán todos más o menos parecido». Además en octubre recibirán los productos del Feaga, que son más de 100.000 kilogramos.
«Espero que, como siempre, las empresas acudan al llamamiento que hemos hecho y nos surtan de productos», porque «cada vez hay más gente que lo está pasando peor y hay que darles más alimentos».
Hasta el 31 de agosto, informa, el Banco de Alimentos de Salamanca había repartido alrededor de 1.327.000 kilogramos y «nos quedan cuatro meses», pero «soy optimista, porque las empresas son generosas y la gente también». De hecho, son numerosas las empresas que los están apoyando y «nos están enviando trailer de leche, mantequilla, mermelada, etc., pero es mucho lo que sale y nos preocupa que a lo mejor en algún momento determinado no podamos tener para poder surtir a la gente».
Por eso, la ONG se está «moviendo y haciendo lo que hemos hecho siempre, intentar captar el máximo de alimentos para tener reposición», apunta García, que recuerda que hace unos años «también nos quedamos sin existencias; hicimos un llamamiento a los Bancos y vinieron alimentos de toda España».
Además el Banco de Alimentos tiene este año otro inconveniente, ya que, debido a la pandemia de la covid, no pueden realizar hacer grandes recogidas en supermercados e hipermercados. «La gran recogida de noviembre y diciembre seguramente tampoco la vamos a poder hacer», lamenta García. El año pasado, la ONG logró 170.000 kilos de productos.
Escasez de alimentos y un aumento de las personas que necesitan de la ayuda del Banco. «Todos los días está aumentando la gente y las entidades que acuden», aunque «ahora levantamos un poco la mano para pedir los requisitos que exigimos, pero recibimos más gente todos los días; están viniendo constamente de urgencias, las estamos atendiendo y no las contabilizamos, porque no les estamos haciendo la clasificación ni valoración; eso después se irá viendo».
El Banco de Alimentos de Salamanca atendía a 8.200 personas hasta el mes de junio, mil más que el año anterior. El aumento es constante cada día y se espera que continúe durante estos últimos meses del año, porque «ahora mismo la actividad económica está muy parada». La ONG que en el año 2014 ayudaba a 15.000 personas, estabilizó esa cifra en 7.200, pero prevé que este año se incremente y sean entre 1.300 y 1.500 más.
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