El Rey prioriza la cultura como nuevo eje de la cooperación entre España y Portugal

La magna conmemoración del VIII Centenario de la fundación de la Universidad de Salamanca se convirtió ayer en un nuevo resorte para impulsar la estrecha unión y la fértil colaboración, con el desarrollo de nuevos proyectos de cooperación conjunta en el ámbito cultural, entre el Reino de España y la República de Portugal. Los jefes de Estado de las dos naciones que vertebran la Península Ibérica –el Rey Felipe VI y el mandatario luso Marcelo Rebelo de Sousa– se prodigaron con todo tipo de elogios y parabienes a la hora de ensalzar la fecunda singladura académica del Estudio salmantino y el decisivo papel que ha jugado históricamente en el hermanamiento entre España y Portugal.

El monarca español y el presidente luso esgrimieron unos postulados muy similares durante sus alocuciones en el Paraninfo de las Escuelas Mayores, solemne acto académico que constituyó el colofón a la visita de Estado que protagonizó el presidente portugués a lo largo de tres días a España.

Durante su disertación, Felipe VI lanzó un llamamiento para «ampliar aún más la cooperación en la creación artística y en todos los dominios de la cultura». El monarca afirmó que «en el espíritu de creciente y mutua interdependencia» que España mantiene con Portugal «en casi todos los campos, como el económico, científico, cultural, educativo e incluso en el deportivo», se debe «animar a nuestras respectivas instituciones e industrias culturales a que perseveren en impulsar y difundir nuevos proyectos de intercambio y colaboración universitarios, editoriales, audiovisuales, museísticos y en otros dominios, entre creadores de ambos países».

Felipe VI adelantó que la próxima Cumbre Iberoamericana, que se celebrará en el mes de noviembre en la ciudad guatemalteca de Antigua, será «una ocasión propicia para impulsar nuestra cooperación cultural», logrando potenciar «el conocimiento de estos vínculos como muestras del diálogo siempre abierto entre nuestras sociedades y con las naciones iberoamericanas al otro lado del Atlántico». En su opinión, «somos útiles al mundo cuando, desde nuestras respectivas identidades, actuamos en un mismo sentido».

En ese sentido, agradeció la visita de Estado del presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, por su «vocación ibérica para trabajar por esta gran Península Ibérica que compartimos», y su paso por Salamanca para «unirse también a la conmemoración del VIII Centenario de esta Universidad y al trigésimo aniversario del reconocimiento de Salamanca como Ciudad Patrimonio de la Humanidad», considerando que dicha visita permite «ensalzar los lazos que unen a la Universidad de Salamanca, a esta ciudad y a Castilla y León con Portugal».

Además, el acto también sirvió, según aseveró el monarca, para «renovar el vínculo de hermandad entre la Universidad de Salamanca y la Universidad de Coimbra», ya que «desde tiempos medievales y hasta el siglo XVIII, fueron muchos miles los estudiantes lusitanos que frecuentaron estas aulas salmantinas, y se ha comprobado que hubo momentos en los que hasta un tercio de los universitarios del Reino de Portugal cursaron estudios en esta universidad».

Fueron, añadió el Rey, «hombres de gobierno, altos eclesiásticos, miembros de la magistratura y médicos de renombre los que se formaron en la ciudad del Tormes», en un tiempo que supuso «una verdadera comunidad inter-literaria luso-castellana, que siglos después encontrará su reflejo en Miguel de Unamuno y que, en la actualidad, continúa fortaleciendo las relaciones culturales, académicas y educativas hispano-portuguesas» a través de la institución académica salmantina.

Precisamente sobre el Estudio salmantino destacó la presencia en sus aulas de Francisco de Vitoria, Domingo de Soto o Francisco Suárez, «pues fue aquí donde elaboraron algunas de las primeras y más elevadas reflexiones sobre el Nuevo Mundo y el nacimiento de una nueva era», dentro de un contexto de «extraordinaria apertura» de Portugal y España en la que «Europa tomó conciencia de su lugar en el mundo porque nuestras naciones lo hicieron posible».

Así, españoles y portugueses contemporáneos tienen, según enfatizó Felipe VI, «la responsabilidad de preservar y proyectar ese legado hacia el futuro», donde enmarcó conmemoraciones como el V Centenario de la primera vuelta al mundo, que supone un ejemplo de lo «mucho que los españoles y portugueses hemos aportado a la historia de la Humanidad» a través de «un mismo ámbito de valores desde el que seguimos aportando hoy, desde nuestras respectivas identidades y en lo posible, beneficio e impulso al desarrollo de una humanidad más pacífica y cohesionada».