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La escritora Reyes Monforte. WORD
«Todos hemos perdido a alguien y esta es mi novela con mayor carga personal»

«Todos hemos perdido a alguien y esta es mi novela con mayor carga personal»

En 'La memoria de la lavanda', esta escritora recoge algo tan habitual como el duelo y la perdida, en una historia de ficción con trama

EVA CAÑAS / WORD

SALAMANCA

Martes, 22 de mayo 2018, 12:46

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La escritora y periodista Reyes Monforte presenta esta tarde, en la librería Santos Ochoa, a las 19:30 horas, su último libro, 'La memoria de la lavanda', en el que trata un tema como la pérdida y el duelo, con el que más de un lector ya se ha sentido identificado. Su visita a Salamanca la califica de especial, ya que tiene raíces con la provincia, «mi madre era de Vitigudino y he pasado muchos veranos de mi infancia en la capital». Su novela lleva tres semanas a la venta (desde el 26 de abril) y ya es la sexta más vendida de España.

–¿Cuál sería la carta de presentación de 'La memoria de la lavanda'?

–Es una novela sobre cómo se vive en mitad de la pérdida, como se gestiona el duelo, el vacío, el dolor del alma que no te das cuenta de lo que puede doler hasta que no pierdes a la persona que quieres, sea un marido, un hijo o una hermana. 'La memoria de la lavanda' es como una fotografía donde al final todos salimos retratados, antes o después. Es la historia de Lena, una fotógrafa retratista que acaba de perder a su marido hace dos meses, y tiene que cumplir con la última voluntad de su marido, que es esparcir sus cenizas en sus campos de lavanda en la que se denomina Provenza española, en Guadalajara, y ese viaje de 36 horas se convierte en algo existencial, intimista, en una catarsis interior para ella.

–¿Por qué se decantó en esta ocasión por el tema de la pérdida y el duelo?

–Todos hemos perdido a alguien, sin excepción, y yo suele decir que 'La memoria de la lavanda' es mi novela con más carga personal porque es verdad que nació de una pérdida que yo tuve hace cinco años, perdí a mi marido y los autores solemos utilizar la ficción para escribir algo que nos emociona, de aquello que nos hace reír o llorar, sea en primera persona o que lo veamos en una persona cercana a nosotros, o en vidas ajenas. El libro es una obra de ficción, con una trama literaria que no tiene nada que ver conmigo.

–Al escribir sobre estos dos temas tan complejos, ¿qué lecciones deja?

–Es una lección de vida, de supervivencia. Con esta novela se está creando mucha empatía con el lector, porque me comentan que se ven reflejadas. Hace poco, una mujer que había perdido a su hija hacía tres meses me lo comentó. La principal lección es que de todo se sale, que de una perdida, que al principio crees que los recuerdos y la memoria te está impidiendo seguir adelante, sin embargo, con el tiempo te das cuenta que eso es lo que te da fuerzas para seguir, la gasolina para que sigas sonriendo y sigas haciendo planes de vida. Por muy largo que sea el túnel y pienses que lo no vas a superar, al final siempre hay una luz al final. La muerte es parte de la vida. En esta parte occidental del mundo nos han enseñado muy mal a gestionar la muerte.

–La frase 'Lo mejor que te puede pasar en la vida es amar y ser amado' es contundente, ¿Qué pretende transmitir con ella?

–Es una frase que dice Lena porque al principio ella se pregunta si merece la pena haber amado de una manera tan pasional y entregada, si luego el sufrimiento también es con la misma intensidad. Al principio tiene dudas por el derrumbe emocional que sufre pero luego se da cuenta que con el paso del tiempo esto es el mayor tesoro que te queda, lo más grande. Amar y ser amado no es comparable ni con el mejor trabajo, ni con la mejor casa que puedas tener. Lo mejor es esa sensación que se queda contigo toda la vida.

–¿Por qué te decantaste por esa localización y por dar ese protagonismo a la lavanda?

–Fue por pura casualidad, yo no sabía la existencia de ese pueblo, que en la vida real se llama Brihuega, en el libro es Tármino, y es como la Provenza española y unos amigos me invitaron a ir al Festival de la Lavanda, que celebran el 15 de julio, y vi las hectáreas de lavanda, y supe que ese sería el escenario de la novela.

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