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Los participantes en el desfile de moros y cristianos posan en la Plaza Mayor.

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Los participantes en el desfile de moros y cristianos posan en la Plaza Mayor. VÍCTOR ANTORAZ

Los ninots perecen pasto de las llamas en el colofón fallero

Valencia encandiló a los salmantinos con un deslumbrante desfile de moros y cristianos, una paellada masiva y una estruendosa 'mascletá'

Ricardo Rábade

SALAMANCA

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Lunes, 9 de abril 2018, 11:59

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No era la monumental plaza delAyuntamiento de la capital valenciana, donde las ensordecedoras 'mascletás' hacen vibrar al asfalto, ni tampoco la céntrica Gran Vía Marqués delTuria y sus calles adyacentes, donde las deslumbrantes e imaginativas fallas invaden el tejido urbano para admiración de locales y foráneos. Nadie pensaba tampoco en la habitualmente masificada playa de la Malvarrosa y, como mucho, lo más parecido en cuestión acuática era el deprimido caudal del ríoTormes.

Y es que ayer le tocaba el turno a Salamanca, sobre todo a la zona de la Vaguada de la Palma, donde en el lúdico contexto de bullicioso mediodía se sirvió una mastodóntica y suculenta paella, que había sido cocinada y condimentada previamente en una treintena de calderos, para cautivar los paladares y saciar los estómagos de centenares de personas .También resonó con fuerza una 'mascletá' en versión salmantina que se pudo escuchar por toda la ciudad. De esta forma, la asociación cultural Fallers Pel Món prosiguió con la sucesión de actos que celebraron durante todo el fin de semana para divulgar la multitudinaria fiesta de las Fallas en la capital salmantina, que se acompañó con el relevante desplazamiento a nuestra ciudad de más de 2.000 valencianos, lo que se tradujo en una jugosa y reconfortante recaudación adicional de ingresos económicos para la poblada red de bares, restaurantes y hoteles de la ciudad.

En realidad, las exhibiciones festivas con neto sabor valenciano arrancaron ayer bastante antes, concretamente en torno a las 11:30 horas, con el inicio de un singular desfile de moros y cristianos, que partió desde la Plaza Mayor y atravesó las calles del centro urbano para encaminarse posteriormente hacia la Vaguada de la Palma.Durante el itinerario festivo, un sinfín de móviles retrató con sus sofisticadas cámaras, como entrañable recuerdo, a los jóvenes valencianos que lucían milenarias indumentarias salpicadas de turbantes y capas, quienes estuvieron arropados en todo momento durante su pausado recorrido por las melodías musicales que interpretaban las bandas que les acompañaban.

El programa matinal también incluyó una demostración de bailes típicos valencianos y concursos y juegos dirigidos expresamente al público infantil. La tuna universitaria se sumó a la paellada y a los festejos, con el fin de estrechar los lazos y hacer copartícipes en todo momento del sano espíritu festivo a salmantinos y valencianos.

Agua de Valencia

Ya en horario vespertino, y pese a la constante amenaza de la desafiante lluvia, que hizo acto de aparición en diferentes momentos, el acontecimiento festivo pudo tener continuidad de la mano de una gran chocolatada para la chiquillería, junto con el reparto y la degustación de 500 litros de la siempre seductora agua de Valencia en la carpa instalada para el público en la Vaguada de la Palma. Sin embargo, la irrupción de las precipitaciones obligó a suspender el pasacalles que iban a protagonizar por la tarde las tres charangas que movilizó la asociación hasta Salamanca.

Emulando las noches de cada 19 de marzo en la capital delTuria, los miembros de la asociación Fallers Pel Món quisieron que a Salamanca no le faltara la imprescindible 'cremá' como broche final y llamativo colofón de la fiesta. Primero se procedió a la quema de la falla infantil colocada en la zona de la Vaguada de la Palma y posteriormente –unos 45 minutos después– le tocó perecer bajo el fatídico efecto de las llamas a los simpáticos ninots que protagonizaron la falla adulta. Los miembros de la asociación quedaron encantados conSalamanca y confesaron que no les importaría repetir la experiencia en años venideros.

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