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El Mariquelo se deja ver a través de la ventanilla del reloj de la Catedral.

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El Mariquelo se deja ver a través de la ventanilla del reloj de la Catedral. Víctor Antoraz

El Mariquelo pide «concordia y paz» en España desde lo alto de la Catedral Nueva

El folclorista cumplió una año más con la tradición de subir a la torre del monumento que se remonta al terremoto de Lisboa de 1755

Redacción / word

Salamanca

Miércoles, 1 de noviembre 2017, 00:59

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El folclorista Ángel Rufino de Haro, conocido popularmente como ‘El Mariquelo’, volvió a cumplir ayer con la tradición de subir a lo más alto de la Catedral de Salamanca, desde donde pidió «paz y concordia» en España.

En la víspera del Día de Todos los Santos, El Mariquelo inició el ascenso pasadas las 11:30 horas y, en varios momentos, tomó la palabra para pedir por distintas personas que le han acompañado en su compromiso con las raíces charras, así como por entidades que «ayudan a la sociedad» como Asprodes o el Centro de Referencia Estatal del Alzheimer.

Y, tras coger el micrófono desde la terraza de la plaza de Anaya y desde el reloj, fue en el balcón de la campana más alta cuando soltó las palomas, como símbolo de paz, y donde se acordó de la situación política y también de la situación en el campo, que afronta la dureza de la sequía.

Posteriormente, una vez ya de nuevo a los pies del templo, continuó con una jornada llena de bailes tradicionales y de paseos a caballo, a la que sumó, como novedad, la interpretación de dos temas musicales junto al cantante salmantino de country ‘Inblauk’.

El músico, acompañado también por su caballo, agradeció a El Mariquelo’ que le haya permitido acompañarle y del que ha dicho que es «único». En cuanto a la pregunta de si, en el futuro, él puede tomar el testigo de mantener la tradición, ‘Inblauk’ respondió que no, pues «tiene que ser alguien más metido en la tradición y que tenga menos miedo a las alturas».

Por este motivo, el cantante vaticinó que a Ángel Rufino de Haro «le va a costar» encontrar sucesor cuando llegue el momento, ya que, en su condición de Mariquelo, está llevando adelante una tradición de manera «única».

Como cada año, desde que en 1987 recuperase este acto que se remonta al siglo XVIII, estuvo acompañado desde primera hora de la mañana por grupos de baile y tamborileros, hasta que a las 11:30 horas ha iniciado la ascensión.

El Mariquelo cumplió así por trigesimo primera vez así con este acto que trata de «mantener la tradición y la identidad salmantina», que, por motivos de seguridad impuestos por el Cabildo desde hace unos años, ha tenido limitado el ascenso y no ha llegado, como antes, hasta lo más alto de la Torre de las Campanas escalando por el exterior.

En 1987, este conocido tamborilero recuperó esta tradición de ascender a las alturas del templo, una acción que comenzó con el terremoto de Lisboa en 1755 -temblor que se dejó sentir en Salamanca y que provocó importantes daños materiales-.

Desde ese momento, la familia relojera conocida como la de ‘los mariquelos’, subía cada año, el 31 de octubre, los 365 escalones de la torre para comprobar si las grietas del templo, provocadas por el terremoto, iban creciendo o se mantenían igual sin mayores riesgos.

Y, al mantenerse sin cambios, El Mariquelo que subía daba las gracias, una actuación que con el tiempo se perdió y que hace 31 años recuperó Ángel Rufino, quien repite cada año esta acción desde lo alto del templo.

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