La ludopatía repunta en Salamanca durante la pandemia del coronavirus
La asociación Asaljar tilda de «sinsentido» que se cierren los bares y los restaurantes y se permita abrir a los locales de apuestas y de juego
d. b. p. / word
Domingo, 8 de noviembre 2020, 17:06
La pandemia puede estar contribuyendo a desencadenar nuevas adicciones entre los salmantinos. Las horas de encierro, la incertidumbre ante el futuro y el desasosiego generalizado ... están creando un caldo de cultivo apropiado para que algunas personas caigan en la ludopatía.
Luisa Ventola es la psicóloga y directora técnica de la Asociación Salmantina de Jugadores de Azar en Rehabilitación, Asaljar, y su experiencia le dice que esta segunda oleada no va a dejar nada bueno. Explica que la asociación trabaja con 200 personas de Salamanca, Zamora y Ávila y que durante el estado de alarma incrementaron el número de pacientes en torno a 5%. Una decena de personas dieron el paso y comenzaron a tratar su ludopatía en pleno confinamiento. Según Luisa Ventola «diez personas es un incremento importante y más en las circunstancias en las que estamos. La situación actual no es fácil, ni para nosotros ni para ellos».
La experta se refiere a que las medidas impuestas por sanidad han obligado a cambiar la metodología: una semana de trabajo presencial con grupos de diez personas -monitor social y psicóloga incluidos- reunidas durante una hora, a la que sigue otra semana de trabajo 'online'. «La gente que teníamos en la asociación no ha recaído», explica, a pesar de que al confinamiento se unió el «factor aburrimiento. En gente con problemas de juego es muy fácil dar el salto. Y tienen el juego 'online' 24 horas. Si estás en riesgo y el medio que te rodea es de inactividad, pasa lo que pasa»
En lo que atañe al perfil de sus usuarios, «se mantiene igual». La mayoría son varones y el 40% tienen menos de 26 años. «De una forma u otra el juego está cada vez más diseñado para atrapar a gente más joven. Aseguran el negocio a largo plazo. Cada vez se confunden más el tipo de juego entre lúdico y de azar. Hay un salto entre ambos que apenas es perceptible. Y lo del juego de apuestas deportivas se sigue percibiendo como inocuo y engancha igual que el resto de juegos de azar. Y a partir de ahí nos hallamos con gente que tiene deudas tremendas, alteraciones de sus vidas, incapacidad para seguir haciendo lo que hacían como estudiar o trabajar, relacionándose mal con la familia, con cambios de humor permanentes, aislados socialmente... y buscando como seguir jugando como se pueda, incluso cayendo en el robo de dinero a sus familias».
Segunda oleada
Con este panorama, cabe preguntarse qué pasará durante la segunda oleada del virus y qué efectos puede tener sobre las personas en riesgo. El balance del estado de alarma fue un incremento en el número de gente atendida en Asaljar. Los «jugadores problema», los que ya abusan del juego, se encontraron con muchas horas libres, pocas alternativas de ocio y un móvil en las manos para apostar sin parar.
En este punto, la experta tilda de «vergonzoso» que «dejen las casas de apuestas abiertas ahora que cierran la hostelería. ¿Qué sentido tiene? ¿En qué cabeza cabe? No se piensa en los ciudadanos. ¿Hasta qué punto se sigue sin tener en cuenta a las personas que están en riesgo? Es increíble. ¿Qué van a hacer los chavales? ¿Eso es alejarles de los factores de riegos o acercarles?», se pregunta. «Lo peor de la ludopatía es la falta de prevención social. Es impensable en el resto de adicciones, porque es igual que todas, con las mismas connotaciones y a nadie le cabe en la cabeza que se pueda hacer publicidad de drogas o alcohol». Para Luisa Ventola «hay cosas que no son de recibo, como cerrar la hostelería y dejar las casas de apuestas.Son incongruencias. Se facilita el juego y se minimiza su importancia, como si no fuera malo. Es un sinsentido absoluto», insiste.
El acuerdo 76/2020, de 3 de noviembre, de la Junta de Castilla y León, regula esta situación. El Boletín Oficial de Castilla y León del 4 de noviembre detalla que «los casinos de juego, las salas de bingo, los salones de juego y las casas de apuestas podrán realizar su actividad» en función del nivel de alerta declarado. Actualmente estamos en el nivel 4, en el que «se mantienen las mismas condiciones que en el nivel 3, sin perjuicio de que se puedan adoptar medidas excepcionales, entre las que podrá acordarse la suspensión de la actividad». El citado nivel 3 fija la hora de cierre a las 22:00 horas y establece otras medidas como la separación interpersonal, la desinfección de las máquinas tras ser usadas por algún jugador o la higienización de las cartas o fichas, entre otras obligaciones. El Boletín Oficial no hace ninguna alusión a los locales que, además de tragaperras o ruletas, tienen servicio de cafetería.
Percepción social
La protesta de Asaljar va más allá de que las casas de apuestas sigan abiertas en estas semanas y entronca con la imagen social del juego. «Es inadmisible», afirma, «que el juego dependa de Hacienda y no de Sanidad. «Da una idea de la importancia que se le da al menos hasta ahora, porque se empiezan a dar los primeros pasos, pero son insuficientes para parar esta lacra del siglo XXI». Aunque la experta empieza a ver una tenue preocupación social hacia la ludopatía, cree que falta trabajo con los jóvenes porque están «normalizando» el juego y «les cuesta entender que es un problema».
Luisa Ventola añade que «los jugadores problema están en riesgo de caer en la adicción y ahora hay factores que se añaden, como el desasosiego, la precariedad económica... hay gente que puede pensar que a través del juego puede conseguir cosas que no lograría de otra manera y si encima se da mensaje de que no riesgo, que no hay peligro... Todo el mundo sabe que las drogas son malas, pero con el juego se cree que es diversión. Se deja la responsabilidad en manos de la gente. Estamos mintiéndonos. La responsabilidad es de todos. Igual que se hizo con las drogas y el alcohol se debe hacer con el juego, porque condiciona a las personas y a sus familias». Los adictos están «deteriorados a todos los niveles, físico y mental. Son incapaces de pensar en nada que no sea el juego. Viven en una vida paralela y de mentiras».
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