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Rubén Peters y Fernando Artiaga junto a la cabina del escenario principal de música. M.J. GUTIÉRREZ
El Lost Theory Festival vuelve al Meandro Melero para quedarse

El Lost Theory Festival vuelve al Meandro Melero para quedarse

El Festival de la Teoría Perdida, celebrado durante años en Croacia, tuvo lugar en 2016 en tierras salmantinas y extremeñas con éxito

MARÍA JESÚS GUTIÉRREZ / WORD

SOTOSERRANO

Viernes, 6 de julio 2018, 13:31

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El Meandro Melero, situado entre Sotoserrano en la provincia de Salamanca y Riomalo, alquería de Caminomorisco, en Cáceres, es conocido mundialmente. Su belleza, en pleno Parque Natural, atrajo en 2016 a los organizadores del Lost Theory Festival (Festival de la Teoría Perdida) que se celebraba en Croacia anualmente, aunque antes de venir a España también eligió Bélgica y Holanda para celebrar dos de sus ediciones.

El desarrollo del festival en España fue tan positivo que, hace ya dos años, los organizadores hablaban de la posibilidad de volver a tierras salmantinas y cacereñas. Algo que deseaban las empresas de ambas comarcas, pues fue elevado el impacto económico que este festival de música dejó no sólo en ellas sino también en ambas provincias.

Un deseo que se ha cumplido y desde hace ya un año, Fernando Artiaga, sevillano, y Rubén Peters, belga, comenzaron a realizar todas las tramitaciones necesarias para poder volver al entorno del Meandro Melero para celebrar la edición de 2018. Un lugar donde, desde hace ya cuatro semanas, hay un número elevado de personas trabajando y que en la última semana ha ascendido a un centenar con el fin de transformar el lugar y convertirlo en el escenario del Lost Theory Festival, que tendrá lugar del 12 al 19 de julio, aunque el día 10 habrá una jornada de puertas abiertas para las personas de la comarca, para que puedan ver el trabajo realizado.

De esta forma, el Lost Theory Festival vuelve pero para quedarse, ya que el objetivo de la empresa (Futura y Media, con sede en Sevilla y en Bélgica) es crear un «proyecto de permanencia a largo plazo y convertir el lugar en una zona de eventos en el entorno natural», explica Artiaga. De esta forma, además del festival anual, la idea es organizar otro tipo de actividades a lo largo de todo el año.

Por el momento están centrados en la celebración del festival. Un evento que, como explicaban Artiaga y Peters, atrae a una media de 4.500 personas diariamente de 53 nacionalidades diferentes, entre ellas, por nombrar sólo alguna «Emiratos Árabes, Tanzania, Malasia, Sudamérica (Chile, Ecuador, Brasil, Argentina, Colombia...), Canadá, Francia, Alemania, Isla de Bormeo, Rilanca...». Por el momento, explican, ya hay unos 2.000 entradas vendidas, y este año habrá la posibilidad de adquirirlas en el lugar y también de hacerlo por días sueltos o para el fin de semana.

El día 10 se realizará una jornada de puertas abiertas para mostrar todo el montaje

Aunque seguirá la dinámica de hace dos años, con conciertos de música durante 24 horas seguidas (pero con horas de siesta incluida) en tres escenarios diferentes, también llega con novedades.

Respecto a los escenarios, son completamente nuevos y creados con materiales orgánicos, con el fin de que se mimetice con el entorno. Cada uno de ellos ha sido diseñado por personas de nacionalidades diferentes. Hay uno creado por sudafricanos en colaboración con ucranianos; otro realizado por belgas, alemanes y brasileños; y se cuenta con una estructura para yoga realizada por españoles e italianos.

La música que se podrá escuchar en cada escenario es diferente. Así, en el principal habrá música electrónica para bailar; un segundo escenario contará con música experimental y tecno; y habrá otro escenario con música chill out y étnica.

Novedades

Entre las novedades hay que destacar que cuenta con un cine de 360 grados con realidad virtual, que se está creando en el propio espacio y es el primero que hay de estas características en Europa. En él habrá tres actuaciones, con proyecciones de 25 minutos. Además, una de las noches habrá música en directo y proyecciones y hologramas acordes a la música, ya que la meta es «implementar en zonas naturales el desarrollo de las nuevas tecnologías», aunando de esta forma «el entorno futurista al espacio natural». Ademas, este año hay un espacio de yoga colectivo, creado por un colectivo de Barcelona e Italia denominado Canya Viva con caña de bambú.

Junto a ellos, y como hace dos años, habrá más de una veintena de puestos de venta de artesanía y alimentación, así como cinco restaurantes con comida de todos los países, además de comida vegetariana y begana.

Otra de las novedades, como señalaba Fernando Artinaga, es que se han colocado 60 cuartos de baños en bloques de 10, con una peculiaridad, y es que son «baños ecológicos» de una empresa de Navalmoral que ganó un premio en la Universidad de Sevilla con esta instalación. «Se trata de baños secos, sin agua, abiertos por arriba para su ventilación y se que limpian con serrín, que después es recogido y llevado a una planta de reciclaje para compostaje», afirman.

No hay que olvidar, que todos los materiales y elementos que se utilizan son naturales y que después se pueden reciclar. «Somos muy conscientes de que se trata de un paraje natural que hay que cuidar y conservar», añaden, y recuerdan que cuentan con el sello Effe (Europe for Festivals, Festivals for Europe), iniciativa de la Unión Europea.

Todo ello forma parte de una estructura que ocupa unas 25 hectáreas, destinadas el 70% para la acampada, en la que el respeto a la naturaleza es una de las máximas, de hecho, se contará con una brigada de limpieza formada por 35 personas, que a las cuatro de la mañana comenzará a limpiar «con el fin de que cuando amanezca no haya ni un resto de basura».

Además, los requisitos para participar son muy claros. «Tenemos una normativa muy estricta, no se puede hacer fuego, ni tener camping gas, ni hacer fuegos artificiales... todo está prohibido por el riesgo que esto conlleva». Respecto a otras normas, la principal es «usar el sentido común», no obstante, al llegar al festival se entrega a los asistentes folletos sobre qué pueden hacer y qué está prohibido como, por ejemplo, meter botellas de cristal.

Asimismo, durante el Lost Theory Festival (que se celebra del 12 al 19) contarán con una gran seguridad, puesto que han contratado vigilancia privada para evitar cualquier tipo de altercado o comercialización de sustancias.

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