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María José Pérez y Pablo de Bustos, educadores ambientales en la Casa del Parque de Las Batuecas-Sierra de Francia, ubicada en La Alberca. JESÚS FORMIGO (ICAL)
Garantizar la cadena alimenticia

Garantizar la cadena alimenticia

LA ALBERCA ·

La Casa del Parque de Las Batuecas-Sierra de Francia cuenta con un punto de observación de aves carroñeras

BEATRIZ JIMÉNEZ / ICAL

LA ALBERCA

Martes, 26 de diciembre 2017, 13:15

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La importancia de la cadena de alimentación de los seres vivos y que los herbívoros y las aves carroñeras mantienen una relación de beneficio mutuo, en la que unos les aportan el alimento y las otras reducen la transmisión de enfermedades al consumir los cadáveres. Ayudar a mantener esa vieja alianza y apoyar a la ganadería para conservar la naturaleza es el objetivo principal del proyecto europeo de restauración del hábitat natural del buitre negro y otras especies necrófagas ‘Life Feeding Scavengers’. De este modo, se consigue que el buitre negro, el águila imperial, el milano real y el milano negro, el águila real, así como el alimoche y el buitre leonado, dispongan de alimento suficiente y accesible.

Salamanca forma parte de esta iniciativa desde hace tiempo y dispone de un punto de observación en uno de los muladares ubicado cerca de la Casa del Parque de Las Batuecas-Sierra de Francia. A través de una cámara instalada en la zona se reciben imágenes en tiempo real muy curiosas que permiten hacer un seguimiento del proceso y de las que pueden disfrutar también los visitantes que se acerquen a este lugar. La labor de este observatorio es divulgar la información de la función que tienen las aves carroñeras en el medio y su función ecológica, asociada a los seres vivos.

De esta forma, los educadores ambientales de la Casa del Parque, Pablo de Bustos y María José Pérez, se encargan de difundir estos conocimientos a través de diferentes actividades en las que colaboran con los centros escolares de la zona del Parque Natural y la zona de protección de aves y con todos los turistas que se acercan hasta este punto. Como ellos mismos señalan, se trata de una iniciativa que «está llamando mucho la atención del público» y a través de la que se recogen numerosas curiosidades de las especies y sus comportamientos en el hábitat. Las grabaciones en este punto se pusieron en marcha hace un año y hasta el momento se han conseguido imágenes «muy llamativas e interesantes».

Pablo de Bustos reconoce que al principio a los visitantes les sonaba «raro» lo de aves necrófagas y «consumir cadáveres», pero el impacto de sensibilización sobre la importancia de la función de la cadena alimentaria para «reciclar» los cadáveres y mantener las especies «está dando sus frutos».

‘Life+Feeding Scavengers’

Este proyecto se denomina ‘Life+Feeding Scavengers’ y en él participan la Fundación para la Conservación de la Biodiversidad y su Hábitat como beneficiario coordinador, junto con la Consejería de Fomento y Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León y la Fundación del Patrimonio Natural de Castilla y León, como beneficiarios asociados.

A través de esta iniciativa se facilita la reconolización de áreas históricas de reproducción del buitre negro, además de contribuir a la revalorización de la ganadería extensiva y mostrar la importancia para la producción de alimentos de calidad y la conservación de la biodiversidad.

En este caso, el punto de observación está instalado en uno de los muladares de la zona cercana a la Casa del Parque. Se trata de una zona autorizada para la alimentación de las aves carroñeras, un recinto vallado en el que los ganaderos que cumplen con la normativa, pueden dejar los cadáveres para que sirvan de alimento a estas especies, cuando se produce una muerte en su explotación.

Este proyecto de alimentación de aves carroñeras potencia las zonas de buitre negro y otras especies como el buitre leonado o el alimoche, que es el más pequeño, además de las águilas y el milano real. Con la presencia de estas poblaciones, tal y como explican los educadores ambientales, «ese cadáver se consume rápidamente y no daría tiempo a que se propagasen enfermedades».

Según apunta De Bustos, «cuando apareció la enfermedad de las vacas locas se prohibió esta práctica» y muchas de las poblaciones de estas especies desaparecieron porque no tenían alimento. Afortunadamente, tras la aprobación de la normativa europea y autonómica, lo que se pretende es volver a recuperar estas zonas para que se asienten dichas poblaciones.

Desde la Casa del Parque se puede manejar la cámara de observación en tiempo real para seguir a las especies y también captar en forma de fotografía esos momentos. Así, Pablo de Bustos y María José Pérez aseguran que este punto se ha convertido en un reclamo para los visitantes. Comentan que con esta actividad se observa «la jerarquía que tienen las especies a la hora de comer». Los primeros en acudir son los cuervos o urracas, después los zorros y a continuación, los milanos y las águilas y finalmente los buitres.

En las instantáneas recogidas se observa que la densidad del buitre leonado es mayor, frente al buitre negro, aunque «éste es el mayor de Europa», ya que tiene hasta tres metros de envergadura con las alas extendidas, pero al ser más escaso «se queda más rezagado y espera», ya que no son tan sociables como el buitre leonado.

Resulta curioso divisar las peleas entre ellos por conseguir el alimento y cómo otras especies se acercan y consumen el cadáver a turnos. En invierno también baja el águila real que se da en la zona y las cámaras han llegado a captar imágenes del alimoche, que es un buitre más pequeño de la península. Suele vivir en el norte de África y acude a la zona salmantina en marzo o abril para pasar el período estival.

Entre las muchas curiosidades, Pablo de Bustos recuerda una ocasión en la que se dejaron en el muladar dos cadáveres y uno de ellos fue consumido, mientras que el otro permaneció intacto. Ante esta circunstancia observada en las cámaras, decidieron informarse de dónde procedía el animal. En ese caso era un caballo que había estado enfermo y había sido tratado con medicación. De este modo, esos medicamentos fueron detectados por los animales y ninguno comió de él.

Según incide, fue un dato importante para averiguar ese comportamiento y poder estudiar cuáles son los productos empleados por los veterinarios que pueden llegar a resultar perjudiciales para los buitres, que incluso «podrían morir si lo consumen». Por eso, remarcan a los ganaderos autorizados mantener especial cuidado y así determinar cuáles de esos tratamientos pueden ser aptos o perjudiciales para la población del buitre. Se trata de «observar sin perjudicar».

Como las imágenes se guardan, pueden ser consultadas y ver cómo aparecieron todos los buitres leonados y el milano real, que no se posó al ver más especies. Así, este último «llegó en vuelo, recogió un trozo de carne y posteriormente se fue del lugar».

Control poblacional

Proyectos como ‘Life+Feeding Scavengers’ también permiten controlar las poblaciones, como el buitre negro que anida en árbol o roca y del que se dice que son muy territoriales y necesitan un espacio de unos 100 metros entre los nidos; mientras que el buitre leonado «es más social y suele vivir en comunidades y anidar en roca».

Lo que interesa de las aves rapaces son las parejas reproductoras para el mantenimiento de la especie. En el Parque Natural de Las Batuecas-Sierra de Francia hay en torno a 18 parejas reproductoras y a nivel de Castilla y León se cifran unas 250 parejas de buitre negro.

Puntos como este muladar situado en la Sierra de Francia, entre otros, además de resultar interesante a la hora de observar la diversidad de la fauna y los comportamientos de supervivencia a través de las cámaras, son importantes para ayudar a mantener vivo ese reciclaje natural y la alianza entre la ganadería extensiva y la naturaleza en Castilla y León.

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